En el árido paisaje político de Chihuahua, donde el poder se mide en encuestas volátiles y alianzas efímeras, Cruz Pérez Cuéllar emerge como un superviviente tenaz. Alcalde de Ciudad Juárez desde 2021, su precampaña para la gubernatura del estado en 2027 no es un sprint, sino una maratón agotadora que arrastra ecos de derrotas pasadas, promesas incumplidas y sombras de oportunismo. Bajo el manto de Morena, el partido que lo catapultó al poder local, Pérez Cuéllar teje una narrativa de «transformación» que, en realidad, parece más un cálculo frío para escalar posiciones. Esta crónica desmenuza su trayectoria, revelando no solo los hitos de su ascenso, sino las grietas de una ambición que prioriza el interés personal sobre la ciudadanía.
Una derrota que forjó la ambición (2016)
La semilla de esta precampaña se planta en 2016, cuando Pérez Cuéllar, entonces un político de bajo perfil bajo las siglas de Movimiento Ciudadano, se lanza como candidato a la gubernatura de Chihuahua. Con un discurso centrado en la revocación de mandato —una propuesta populista que prometía «votar por la salida del gobernador» si no cumplía—, obtiene apenas el 7.64% de los votos, un humillante cuarto lugar frente al ganador panista Javier Corral. Esta derrota no fue un fin, sino un ensayo general: Pérez Cuéllar aprendió a explotar el descontento fronterizo de Juárez, una ciudad asediada por la violencia del narco y la migración, pero su campaña se vio criticada por su vacuidad programática, más slogans que soluciones concretas. Críticos lo tildaron de oportunista, un político que usaba el dolor colectivo como trampolín personal, sentando las bases de una estrategia que prioriza la visibilidad sobre la viabilidad.
El giro llega en 2021, cuando Morena, en su auge post-AMLO, lo elige como candidato a la alcaldía de Ciudad Juárez. Pérez Cuéllar gana con el 51% de los votos, capitalizando el hartazgo contra el PAN y el PRI, prometiendo «el cambio sigue» en una urbe marcada por 800 homicidios anuales. Su gestión inicial se jacta de avances en seguridad —reducción del 25% en homicidios dolosos, según sus informes—, pero los datos independientes cuestionan su sostenibilidad, atribuyéndola más a factores federales que a políticas locales innovadoras. Mientras tanto, la precampaña para 2027 comienza de forma abierta: eventos comunitarios, giras por el estado y alianzas con figuras morenistas como Ricardo Monreal Ávila. Sin embargo, las críticas no tardan; en 2022, enfrenta acusaciones de opacidad en contratos públicos, un patrón que se repetirá y que revela una administración más interesada en el peculio y el control político que en la transparencia.
Reelección y posicionamiento estratégico (2021-2023)
En 2024, Pérez Cuéllar se reelige con el 62% de los votos, consolidando su feudo juarense y usando la maquinaria municipal para proyectarse estatalmente. Durante este periodo, la precampaña se acelera: participa en foros morenistas, defiende públicamente la «4T» chihuahuense y acumula capital político con obras en rehabilitación de escuelas y reparto de mochilas y loncheras a escolares y albergues para migrantes. emerge con fuerza; en noviembre de 2023, se registra como precandidato a la reelección municipal, un movimiento visto como doble cara para mantener el poder mientras sondea la gubernatura. Denuncias del PAN por «campaña encubierta» inundan el Instituto Estatal Electoral, alegando uso indebido de recursos públicos para promocionarse. ¿Transformación o autopromoción? La frontera paga el precio de una gestión que, bajo el pretexto de «servir”, siembra vallas publicitarias con su imagen.
El año 2024 marca el despegue oficial de la precampaña. El 3 de junio, tras su reelección como alcalde (para el periodo 2024-2027), Pérez Cuéllar confiesa sus «aspiraciones a la gubernatura» en una rueda de prensa, rodeado de simpatizantes que corean su nombre. «Después de este respaldo tan grande, tengo un enorme compromiso», declara, pero el compromiso parece selectivo: mientras Juárez lidia con sequías y violencia, él multiplica giras por Chihuahua, cortejando a bases morenistas. En abril, encuestas de Demoscopía Digital lo posicionan como líder con 30% de preferencias internas en Morena. Unica empresa de medición que lo coloca a la cabeza ya que en las mediciones mensuales re Rubrum en os últimos 11 meses se mantiene dos dígitos abajo de la senadora Andrea Chávez.
Críticos, como la familia LeBarón —víctimas emblemáticas del narco—, protestan en agosto exigiendo su renuncia por presunta complicidad en detenciones fallidas de criminales. Su respuesta: silencio calculado, priorizando la narrativa de «líder fuerte» sobre la rendición de cuentas.
Para 2025, la precampaña se intensifica en un estado polarizado. En septiembre, Pérez Cuéllar condiciona su candidatura a ser por Morena exclusivamente, rechazando «traiciones» a la 4T. Encuestas de C&E México lo muestran empatado o liderando con 37% frente a rivales como Marco Bonilla (PAN-PRI), un «empate técnico» que sus detractores atribuyen a la maquinaria federal más que a méritos locales. Octubre trae bardas publicitarias con frases como «Cruzando Chihuahua», denunciadas como campaña encubierta que viola la equidad electoral. La guerra de encuestas continua y en noviembre, una encuesta lo catapulta como favorito en Morena, superando a Andrea Chávez. Pero el costo es alto: acusaciones de «ambiciones sin medida» por parte de analistas, que lo pintan como un político que explota la violencia juarense (aún con 800 homicidios anuales) para escalar, ignorando demandas urgentes como agua y empleo.
La precampaña de Cruz Pérez Cuéllar, que se extiende ya por casi una década, es un espejo distorsionado de la política chihuahuense: ambiciosa, divisiva y marcada por el uso gris de instituciones públicas. Si bien ha navegado con astucia el tablero morenista, su trayectoria invita a la cautela. ¿Podrá transformar Chihuahua o solo su propio destino? La frontera, testigo silente de promesas rotas, espera con escepticismo el veredicto de 2027. En un estado herido por el crimen y la desigualdad, su «cambio» parece más un espejismo que la posibilidad de avances reales.



