Washington, D.C.- El Senado estadounidense dio un golpe simbólico al presidente Donald Trump este miércoles al aprobar, con 50 votos a favor y 46 en contra, una resolución para revocar los aranceles del 35% impuestos en agosto a las importaciones canadienses. La moción, impulsada por demócratas y respaldada por un puñado de republicanos disidentes, llega en medio de un creciente descontento bipartidista con la agresiva política comercial del mandatario, que ha escalado tensiones con aliados clave como Canadá.
La votación representó una rara fractura en el Partido Republicano, con senadores como Susan Collins de Maine, Lisa Murkowski de Alaska, Mitch McConnell y Rand Paul, ambos de Kentucky, uniéndose a los demócratas para bloquear la medida proteccionista de Trump. Esta es la segunda resolución similar en dos días: el martes, el Senado aprobó una contra los gravámenes a Brasil, aunque ninguna tiene altas probabilidades de prosperar en la Cámara de Representantes, controlada por aliados del presidente.
Murkowski, una de las voces más críticas dentro del GOP, argumentó que los aranceles violan el espíritu del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que ofrece protecciones parciales a ciertos sectores. «Estas tarifas no protegen empleos; solo encarecen productos para los consumidores estadounidenses y tensionan relaciones con socios esenciales», declaró la senadora al salir de la sesión, en un eco de preocupaciones compartidas por economistas que estiman un impacto anual de hasta 2.000 millones de dólares en costos adicionales para industrias como la automotriz y la energética.
De spots publicitarios a amenazas de cumbres canceladas
El pulso entre Washington y Ottawa se intensificó el 25 de octubre, cuando Trump anunció un aumento adicional del 10% a los aranceles sobre productos canadienses, en represalia por un anuncio público del primer ministro de Ontario, Doug Ford. El spot citaba al ex presidente Ronald Reagan criticando las tarifas estadounidenses, lo que el mandatario republicano interpretó como una afrenta personal. Ford retiró la publicidad al cabo de un fin de semana, pero el daño estaba hecho: Trump descartó reuniones con el primer ministro canadiense Mark Carney «por un tiempo», afirmando a bordo del Air Force One que estaba «muy satisfecho» con el statu quo.
Sin embargo, en un giro inesperado este jueves, Trump reveló haber sostenido una «agradable» conversación telefónica con Carney tras su gira por el sudeste asiático. Carney, por su parte, mantuvo la puerta abierta al diálogo, destacando el «progreso considerable» en negociaciones previas sobre acero, aluminio y energía. «Estamos listos para sentarnos cuando ellos lo estén. En cualquier negociación de alto riesgo, hay que mantener la calma ante los giros», enfatizó el primer ministro, reconociendo que no ha habido comunicación directa desde la suspensión de las charlas formales.
Impacto en una relación comercial vital: Petróleo, autos y más en juego
La interdependencia económica entre Estados Unidos y Canadá amplifica los riesgos de esta disputa. El intercambio bilateral, valorado en más de 600.000 millones de dólares anuales, gira en torno a petróleo, gas natural, electricidad, vehículos, aviones y maquinaria industrial. Cualquier escalada podría disparar precios en la frontera, afectar cadenas de suministro y erosionar la confianza en el T-MEC, según analistas del Peterson Institute for International Economics. Trump justificó los aranceles iniciales como respuesta a «protestas injustas» de Ontario sobre políticas aduaneras estadounidenses, pero críticos ven en ello una táctica para presionar en temas migratorios y de seguridad fronteriza.
Mientras el Senado envía un mensaje claro de rechazo —con 51 votos a favor en una resolución más amplia contra aranceles globales de Trump—, la Casa Blanca minimiza el revés como «teatro político». No obstante, el voto subraya fisuras en el apoyo republicano a la agenda «America First», especialmente en un año electoral donde el comercio se perfila como eje de campaña.
En paralelo, la administración Trump enfrenta otros frentes diplomáticos. Este jueves, anunció la postergación por un año de restricciones a exportaciones hacia empresas chinas, en un pacto marco con Pekín que evita aranceles del 100% y regula flujos de tierras raras, evitando una escalada en la guerra comercial. En el ámbito humanitario, Estados Unidos ofreció asistencia inmediata a Cuba tras el azote del huracán Melissa, con el secretario de Estado Marco Rubio liderando la iniciativa pese a tensiones históricas. Y en salud pública, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) alertaron sobre la expansión del mosquito Aedes aegypti —transmisor del dengue— a zonas inéditas como California, Oregón e Idaho, impulsada por el calentamiento global y con brotes persistentes desde 2024. Estos desarrollos pintan un panorama de desafíos multifacéticos para la política exterior de Trump en sus primeros meses de segundo mandato.



