Ciudad Juárez, Chihuahua.- La Comisión Edilicia para la Atención de Pueblos y Comunidades Indígenas extendió una cálida invitación a la ciudadanía para sumergirse en las ricas tradiciones, danzas y sabores de la comunidad chinanteca durante la primera edición de La Fiesta del Colibrí 2025. Este evento, que marca un hito cultural en la frontera, se llevará a cabo el próximo sábado 15 de noviembre a las 15:00 horas en el Parque del Fraccionamiento Urbivilla del Campo, prometiendo un día de celebración que une raíces oaxaqueñas con la diversidad juarense.
La iniciativa surgió de una fructífera reunión entre la regidora y coordinadora de la Comisión, Mayra Karina Castillo Tapia, junto a sus colegas Pedro Alberto Matus Peña y José Mauricio Padilla, con representantes de la comunidad chinanteca originarios del estado de Oaxaca. Estos líderes migrantes compartieron detalles del festival, destacando su deseo de visibilizar una herencia que, aunque arraigada en Juárez, a menudo permanece en las sombras de la vida cotidiana fronteriza.
Castillo Tapia enfatizó que esta es la primera ocasión en que La Fiesta del Colibrí se presenta en la ciudad, un esfuerzo por tender puentes entre la multiculturalidad local y las expresiones indígenas del sur del país. «En Juárez conviven decenas de grupos étnicos, pero muchos de sus tesoros culturales son invisibles para el resto de la población», reflexionó la funcionaria, subrayando la necesidad de espacios que fomenten el reconocimiento mutuo en una urbe marcada por la migración laboral y el mestizaje.
Un festín de danzas, trajes y sabores ancestrales
El parque se transformará en un vivo tapiz de la identidad chinanteca, donde las danzas tradicionales evocarán los ritmos de la Sierra Norte de Oaxaca, acompañadas por el sonoro eco de marimbas y teponaztlis. Los asistentes podrán admirar la indumentaria típica, con huipiles bordados a mano que narran mitos de colibríes y selvas, tejidos en lana que las mujeres de comunidades como Jocotepec y Usila conservan con maestría. No faltarán las artesanías, desde bordados intrincados hasta réplicas de utensilios prehispánicos, que invitan a tocar y comprender el pulso de una cultura milenaria.
La gastronomía será el alma del encuentro, con platillos que fusionan la tierra y el fuego ancestral. Destacará el caldo de piedra, un guiso prehispánico preparado en ollas de barro donde piedras calientes cocinan carnes, verduras y hierbas como el epazote y la santa, liberando aromas que transportan a las riberas del Papaloapan. Otros manjares, como tamales envueltos en hojas de plátano y atoles espesos, completarán una oferta que no solo deleita el paladar, sino que cuenta historias de resistencia y abundancia en un pueblo tradicionalmente ligado a la agricultura de maíz y frijol.
Chinantecos en la frontera: de la sierra a las maquilas, un legado en preservación
La presencia chinanteca en Ciudad Juárez no es casualidad. Desde hace décadas, familias enteras han migrado desde Oaxaca en busca de oportunidades en las maquiladoras, convirtiéndose en una de las comunidades indígenas más numerosas de la región, con un estimado de miles de habitantes concentrados en barrios como la Colonia Tarahumara. Aquí, entre turnos fabriles y el bullicio binacional, han adaptado sus costumbres: los hombres cultivan huertos urbanos reminiscentes de sus tierras fértiles, mientras las mujeres tejen en talleres improvisados, preservando lenguas y cantos que resisten la asimilación.
Sin embargo, como señaló Castillo Tapia, «los chinantecos han optado por fundirse en la ciudadanía juarense, dejando de lado sus vestimentas tradicionales para no destacar». La Fiesta del Colibrí busca revertir esa tendencia, invitando a los locales a «vivir un poco de su forma de vida», desde los bailes que honran al colibrí como mensajero divino hasta las narraciones orales que tejen la cosmovisión de un pueblo donde la naturaleza y lo sagrado son inseparables.
En un contexto donde eventos como el Festival Umukí ya han pavimentado el camino para la diversidad indígena en Juárez, esta celebración añade un capítulo más a la agenda cultural de la frontera. La regidora concluyó con un llamado inclusivo: «Vengan todos, porque conocer al otro es el primer paso para construir una Juárez más unida y orgullosa de sus mosaicos humanos». La entrada es gratuita, y el evento promete no solo informar, sino emocionar y conectar en un sábado de noviembre que florecerá con colores y sonidos del corazón de Oaxaca.



