Ciudad Juárez, Chihuahua.- Bajo el sol matutino del Estadio 8 de Diciembre, más de 300 estudiantes de escuelas del suroriente juarense se convirtieron en protagonistas de una jornada que fusiona deporte, inspiración y oportunidad. El Gobierno Municipal, en alianza con el FC Bravos de Juárez, desplegó este martes su tercer ciclo de clínicas deportivas gratuitas, dirigidas a alumnos de nivel básico y medio superior, con el fin de pulir habilidades futbolísticas y detectar promesas que podrían escalar en el mundo del balompié profesional.
La iniciativa, nacida de un convenio directo entre el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar y la directiva de los Bravos, busca no solo elevar el nivel técnico de los jóvenes, sino también alejarlos de riesgos sociales mediante la disciplina que impone el deporte. En esta ocasión, el icónico estadio —recién remodelado en febrero pasado con capacidad para 4 mil 50 espectadores y un costo de inversión superior a los 100 millones de pesos— sirvió de escenario ideal para que niños y adolescentes interactuaran con jugadores y cuerpo técnico del equipo de la Liga MX.
Alejandra de la Vega-Foster, co-propietaria y presidenta del FC Juárez, no ocultó su entusiasmo al pisar el césped del estadio, un emblema de la zona suroriente que los Bravos adoptan como segundo hogar. «Estamos muy contentos de estar aquí, compartiendo estas clínicas con los jóvenes y niños de esta parte de la ciudad», expresó la directiva, cuya visión empresarial ha impulsado al club desde su ascenso a primera división en 2015. De la Vega, oriunda de la frontera y con raíces en el deporte local, enfatizó la relevancia de llevar el equipo más allá de los reflectores del Olímpico Benito Juárez.
«Es muy importante que los Bravos tengan presencia en todo Juárez. Uno de nuestros objetivos primordiales es acercar a los jóvenes a estos jugadores, que son una inspiración para ellos», añadió, mientras observaba a un grupo de niñas driblando conos bajo la guía de entrenadores. Su llamado fue directo e inclusivo: invitó a todos los jóvenes, hombres y mujeres, a sumarse al programa, que ya ha beneficiado a cientos en ediciones previas. «No importa el nivel; aquí se trata de crecer juntos y descubrir talentos», remató, recordando que el club ha invertido en academias juveniles para nutrir la cantera fronteriza.
El impacto de estas sesiones trasciende el terreno de juego. En ediciones anteriores, como la del CBTIS 128 la semana pasada y la de La Montada el lunes, se atendieron a cerca de 500 alumnos por día, con énfasis en técnicas de control de balón, tácticas ofensivas y trabajo en equipo. Jugadores emblemáticos del plantel, como los mediocampistas locales que han representado a la Selección Sub-20, comparten anécdotas de su trayectoria, reforzando el mensaje de perseverancia en una ciudad donde el fútbol es más que un pasatiempo: es un puente hacia el futuro.
Detección de talentos y convivencia como ejes del programa
Guillermo Alvídrez Olivas, director de Educación Municipal, caminaba entre los participantes con la energía de un entrenador improvisado, coordinando grupos y repartiendo hidrantes. «Hacemos la invitación a escuelas secundarias y de media superior para que asistan, con el objetivo principal de convivir», explicó el funcionario, cuya dependencia ha sido clave en la logística de estas jornadas. Bajo su mando, la Dirección General de Educación Municipal y la Coordinación General de Comunicación Social diseñaron el programa desde su lanzamiento en octubre, integrando al cuerpo técnico de los Bravos para una mentoría personalizada.
Pero Alvídrez no se limitó a la socialización. Destacó el componente «visoril», un ojo atento a las aptitudes sobresalientes: «Aquí vemos a un alumno que destaque en velocidad, precisión o liderazgo, y lo canalizamos hacia pruebas formales con el club». Hoy, el estadio vibró con la llegada de la Escuela Federal Número 17, 19 y 21, así como la Técnica 93 y 97, todas del corredor suroriente, donde el acceso a instalaciones deportivas premium es un lujo escaso. «Estas escuelas representan el pulso de la comunidad; queremos que sientan que el fútbol profesional está a su alcance», agregó.
El directivo detalló que las clínicas no solo se centran en lo físico: se otorgan consejos para refinar el desempeño en la cancha, desde nutrición hasta manejo emocional bajo presión. «Esta es la tercera fecha, y esperamos más para que los jóvenes continúen con estas actividades. El convenio con los Bravos asegura sostenibilidad», comentó, aludiendo al compromiso del alcalde Pérez Cuéllar, quien ha priorizado el deporte como herramienta contra la deserción escolar en un municipio con más de 1.5 millones de habitantes.
El eco de los silbatos se desvaneció al mediodía, pero la emoción perduró en las gradas. Al finalizar la sesión de dos horas, los estudiantes formaron una fila serpenteante para tomarse fotos con los jugadores de los Bravos, un ritual que transforma ídolos en mentores accesibles. Risas, abrazos y promesas de «nos vemos en la siguiente» marcaron el adiós, mientras Alvídrez y De la Vega intercambiaban notas sobre la próxima parada: posiblemente en el norte de la ciudad, para equilibrar la cobertura territorial.
Este programa, que ya ha tocado a más de mil jóvenes en su mes de vida, refleja una Juárez en transformación: una urbe que apuesta por el deporte como antídoto a la inactividad y catalizador de sueños. Con el Estadio 8 de Diciembre como testigo, los Bravos no solo juegan por victorias en la tabla; compiten por el corazón de una generación que ve en el balón un boleto a la grandeza.



