Ciudad de México.- La Cámara de Diputados dio luz verde en lo general al proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2026, un paquete histórico de 10.19 billones de pesos que representa un aumento del 5.9% en términos reales respecto al ejercicio anterior. La votación, consumada con 358 sufragios a favor, 133 en contra y cero abstenciones, se desarrolló en una sesión cargada de tensiones, donde la mayoría oficialista de Morena y sus aliados impuso su agenda social, mientras la oposición denunciaba un «presupuesto centralista» que hipoteca el futuro del país con deudas faraónicas y recortes a sectores clave como la seguridad y la salud.
El dictamen, derivado del Paquete Económico enviado por la presidenta Claudia Sheinbaum a finales de septiembre, no sufrió modificaciones en esta fase inicial y marca un hito al convertirse en el gasto público más elevado registrado en México. Sin embargo, críticos advierten que el 80% de los recursos se destinará a obligaciones ineludibles, como el pago de la deuda, dejando poco margen para inversiones productivas. La aprobación abre la puerta a discusiones en lo particular este miércoles, donde se perfilan reasignaciones por 17 mil 788 millones de pesos, incluyendo posibles tijeretazos al Poder Judicial, el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Fiscalía General de la República (FGR).
Gasto programable prioriza programas sociales, pero genera alertas por su enfoque militar
Del total presupuestado, el 69.6% —equivalente a 7.94 billones de pesos— se destina al gasto programable, orientado a la provisión de bienes, servicios y obras públicas demandadas por la población. Este rubro crece un 5% en términos reales frente a 2025, con énfasis en la continuidad de los programas sociales, que se extenderán por octavo año consecutivo y absorberán una porción significativa de los fondos. Fuentes oficiales destacan que estas iniciativas beneficiarán a millones de hogares vulnerables, consolidando el «segundo piso de la transformación» impulsado por Sheinbaum.
No obstante, el desglose revela preocupaciones: el costo financiero de la deuda acapara el 50.7% del gasto no programable, que suma 3.09 billones de pesos en total, seguido por las participaciones a entidades federativas y municipios (47%) y el pago de adeudos anteriores (2.3%). Analistas y legisladores opositores señalan que esta estructura fortalece un modelo centralizador, con transferencias millonarias al Ejército para proyectos como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas, heredados de la administración anterior. «Todo el dinero está en Palacio Nacional; sin pretextos, la responsabilidad es total y el Ejército se lleva la tajada mayor», lamentó el diputado panista Germán Martínez, quien lideró el rechazo de su bancada.
Oposición clama por «engaño a la gente»: recortes a salud y seguridad hipotecan el desarrollo
La sesión legislativa transcurrió entre reclamos airados y protestas simbólicas, como la exhibición de sombreros «ensangrentados» por parte de legisladores de la oposición para visibilizar los recortes en seguridad pública. Diputados de PAN, PRI y Movimiento Ciudadano (MC) votaron en bloque en contra, argumentando que el PEF 2026 endeudará al país de manera insostenible y desmantelará pilares institucionales. «Se quitan recursos al sistema de salud, seguridad, justicia, cultura, infraestructura, turismo, campo, educación y consulados; prácticamente a todo», acusó la diputada de MC Claudia Ruiz Massieu, quien calificó el paquete como un «engaño a la gente» que prioriza el asistencialismo sobre el crecimiento económico.
El priista Mario Zamora Gastélum fue aún más incisivo: «Es el presupuesto más grande en la historia de México, pero se solicita una deuda récord; la pregunta es para quién y para qué». En redes sociales, la indignación se amplificó con publicaciones que denuncian la elaboración del dictamen en la Secretaría de Hacienda, en lugar de en el Congreso, lo que viola el espíritu regulatorio. «Los diputados de Morena claudicaron a ser diputados; de los 16 mil millones reasignados no alcanza para cubrir las deudas de obras faraónicas de AMLO», escribió la analista Laura Brugés en X, reflejando el sentir de un sector que ve en este PEF un retroceso en la autonomía federal y un riesgo para la estabilidad fiscal.
Frente a las críticas, el oficialismo celebró la aprobación como un triunfo de la austeridad republicana y el bienestar colectivo. El diputado morenista Sergio Gutiérrez Luna minimizó el rechazo opositor: «Siempre han votado en contra de los presupuestos y de los programas sociales; este es de corte social, para que continúen por octavo año». Aliados como el Partido Verde y el PT respaldaron la moción, argumentando que el incremento real en gasto programable impulsará la reactivación económica post-pandemia y fortalecerá la soberanía energética.
En plataformas como X, simpatizantes de Morena festejaron con eufemismos como «habemus presupuesto» y «la aplanadora salió a disfrutar lo votado», aludiendo a los 133 «mcprianistas vendepatrias» que se opusieron. Publicaciones de medios afines resaltan que, pese a los gastos ineludibles, el paquete busca «sacar a flote la economía» mediante inversiones en infraestructura social, aunque expertos independientes cuestionan su sostenibilidad ante un endeudamiento que podría rozar los límites constitucionales.
Con el dictamen ya en el pleno para su revisión artículo por artículo, la Cámara de Diputados alista batallas por los recortes propuestos al PJ, INE y FGR, que podrían ahorrar miles de millones para redirigirlos a prioridades sociales. La oposición amenaza con recursos legales y dilaciones, mientras el oficialismo apuesta por una aprobación exprés antes de enviarlo al Senado. En un contexto de tensiones por el T-MEC —donde Estados Unidos cuestiona la independencia judicial mexicana—, este PEF podría agravar las fricciones bilaterales.
El debate presupuestal, que consumió horas de gritos y descalificaciones, deja al descubierto las fracturas en el Legislativo: un país dividido entre el asistencialismo transformador y la urgencia por un desarrollo equilibrado. Mientras Sheinbaum asume el timón, México se pregunta si este coloso financiero será motor de prosperidad o lastre para generaciones venideras.



