El Congreso es una fiesta
El síndrome del Covid-19 sigue presente en el Congreso del Estado de Chihuahua. El ausentismo físico es su manifestación más clara, pero hay otra condición que agrava la falta de actividad parlamentaria: la ausencia de atención en las reuniones mismas. Encienden su laptop, su smartphone o cualquier tablet y asisten electrónicamente, la mayoría de las veces sin prestar atención. En su gran mayoría, los diputados simulan asistir al parlamento estatal. Lo que sí hacen con puntualidad y devoción es cobrar sus salarios y demás arrimadijos que se han autorizado a sí mismos. No participan, no contestan si son aludidos; les basta con que parezca que ahí están, aunque sea a través de una pantalla.
Los campeones en ausentismo
Indudablemente, América Aguilar es quien más recurre a este sistema impuesto desde hace cinco años, cuando por cuestiones de prevención sanitaria se implementó el sistema de asistencia a distancia. La del clan Aguilar Gil anda en sus asuntos, cualesquiera que estos sean, pero definitivamente no atiende ni mediante su actividad legislativa. Pensar que el PT y los petistas de esta catadura seguirán en el Congreso gracias a su alianza con Morena es una pésima noticia.
Los panistas no van a la saga
La práctica es generalizada; sería más fácil nombrar a quienes menos recurren a ella. Sin lugar a dudas, la medalla de plata va para el panista Ismael Pérez Pavía, quien también se mantiene en sus negocios particulares, sin prestar atención a sus actividades legislativas. Muchas veces, el exalcalde de Meoqui atiende las sesiones del Congreso mientras se come unos “morelianos” (taquitos sudados) en la calle principal, o al menos eso parece. El asunto es grave. La apatía y dejadez de los congresistas estatales resulta muy costosa para los chihuahuenses. Mantener a una caterva de holgazanes caros no es cualquier cosa, sobre todo ante tantas necesidades de infraestructura en toda la entidad. En cuestión salarial, son de la casta dorada. Es un tiradero de recursos económicos, que ciertamente no abundan.
Se relaja el ambiente en la FGE
Luego de la anunciada ausencia de dos semanas del “quítate que ahí voy de la política en el estado”, el fiscal general del Estado, César Jáuregui Moreno, en la Fiscalía se desató una sorda lucha para ocupar, aunque fuera por 60 días, la posición. Quien mayores esfuerzos hizo fue Heliodoro Araiza, y también discretamente hizo su luchita Carlos Manuel Salas, uno de los listados en la libreta de raya de Gabino Salas. Probablemente esté o haya estado en otras nóminas, pero de la de Gabino hay pruebas. Volviendo al asunto central, ya con el anuncio de que la operación en la cadera “de la trompa de la máquina” de la política en el norte de México y sur de los Estados Unidos fue un éxito y que se reintegrará a sus labores en los tiempos previstos, la normalidad regresó a la FGE, en espera de que este genio de la política vuelva a su escritorio… por supuesto, para bien de Chihuahua.
Bonilla entra a la onda de moda
Con motivo de esta ola gélida que aún no termina de irse de nuestra entidad, el presidente municipal de Chihuahua, Marco Bonilla Mendoza, futuro candidato del PAN a la gubernatura, llevó paquetes de leña a los habitantes de Ciudad Cuauhtémoc como parte de una franca campaña de posicionamiento para el proyecto 2027. Bonilla es el más sólido precandidato a la gubernatura, aunque también se mueven por parte del PAN el alcalde de Delicias, Jesús Valenciano, y la alcaldesa de Meoqui, Miriam Soto. Bonilla Mendoza tiene el 70 por ciento de las simpatías de los militantes, y el 2027 se acerca aceleradamente.