Los Ángeles, California.– La Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles aprobó este martes la declaración de un estado de emergencia local en respuesta a las intensas redadas realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La decisión, impulsada por el impacto económico y social de estas operaciones federales, busca mitigar el temor generalizado que ha paralizado la movilidad de miles de residentes indocumentados y ha forzado el cierre temporal de numerosos negocios en la región.
La medida se justifica en el argumento oficial de que las redadas, que se han intensificado en los últimos días bajo la administración federal, están generando un efecto paralizante en la fuerza laboral. Trabajadores inmigrantes, temerosos de ser detenidos en sus rutas diarias, evitan desplazarse a sus empleos, lo que ha provocado una caída abrupta en la productividad de sectores clave como la construcción, la agricultura y los servicios. Autoridades locales reportan que al menos una docena de empresas en áreas de alta concentración migrante, como el este de Los Ángeles y el sur del condado, han suspendido operaciones por falta de personal, con pérdidas económicas estimadas en millones de dólares solo en las primeras 48 horas de los operativos.
El supervisor Hidalgo Martínez, uno de los promotores de la resolución, explicó durante la sesión de la junta que esta emergencia permite al condado activar recursos adicionales, como fondos de contingencia y protocolos de protección comunitaria, para coordinar con agencias locales y evitar la colaboración forzada con ICE. «No podemos permitir que el pánico económico destruya comunidades enteras que sostienen la economía de Los Ángeles», declaró Martínez, enfatizando que la declaración no desafía directamente la autoridad federal, sino que prioriza la estabilidad local.
Esta acción se enmarca en un contexto nacional de creciente tensión migratoria. Las redadas de ICE, parte de una política de deportaciones aceleradas, han registrado más de 500 detenciones en California solo esta semana, según datos preliminares de organizaciones de derechos humanos como el ACLU. En paralelo, incidentes relacionados han escalado: en Chicago, agentes federales desplegaron gases lacrimógenos contra manifestantes tras una persecución vehicular vinculada a una redada, dejando al menos 20 heridos y avivando protestas en varias ciudades.
La declaración de emergencia podría enfrentar desafíos legales del gobierno federal, que ha criticado medidas similares en santuarios como San Francisco y Nueva York. Mientras tanto, líderes comunitarios urgen a los residentes a reportar avistamientos de agentes ICE a través de líneas calientes locales, y el condado evalúa extender protecciones a escuelas y hospitales para prevenir interrupciones adicionales. La junta programó una revisión de la situación en 72 horas, ante la posibilidad de que las redadas se expandan.



