Durango, México.- El cuerpo del periodista Miguel Ángel Beltrán Martínez, de 60 años, fue hallado envuelto en una manta con un narcomensaje en la carretera Durango-Mazatlán, convirtiéndose en la víctima más reciente de la ola de violencia que azota a la prensa mexicana. Beltrán, conocido por sus coberturas sobre el crimen organizado bajo el seudónimo «Capo», había advertido días antes en redes sociales sobre la escalada de confrontaciones entre carteles en el estado.
Su muerte, confirmada por la Fiscalía General del Estado de Durango este domingo, suma a una lista trágica: México registra al menos siete asesinatos de periodistas en lo que va de 2025, la mayoría en contextos locales donde la información sobre narcotráfico es un riesgo mortal.
Un cuerpo con mensaje de advertencia
El sábado 26 de octubre, alrededor de las 10 de la mañana, campesinos en el poblado de Río Chico, municipio de Durango, descubrieron el cadáver de Beltrán a un costado de la carretera federal que conecta con Mazatlán, Sinaloa. El cuerpo presentaba signos de violencia y estaba cubierto por una lona con un mensaje presuntamente dejado por un grupo criminal, aunque las autoridades no han revelado su contenido exacto para no comprometer la investigación.
Su hijo, quien lo vio por última vez el jueves anterior cuando ambos salían a trabajar, identificó el cuerpo horas después. Beltrán colaboraba con el portal local Contexto de Durango y había sido visto con vida el viernes, según testigos. La Fiscalía de Durango abrió una carpeta de investigación por homicidio calificado, pero hasta el momento no hay detenidos ni líneas de investigación públicas.
De los deportes al frente del narco
Miguel Ángel Beltrán inició su carrera en medios locales cubriendo deportes y temas sociales, y llegó a ser vocero del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Durango. Sin embargo, en los últimos años, transformó su labor al crear canales en TikTok y Facebook, donde, bajo el alias «Capo», documentaba con precisión quirúrgica las operaciones de los carteles.
Sus publicaciones recientes alertaban sobre la alianza entre Los Chapitos –facción del Cártel de Sinaloa– y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que disputan rutas de tráfico de droga y minería ilegal en la región. En un video subido hace cinco días, Beltrán advertía: «No descartemos que en un tiempo se desate la violencia aún más en el Estado de Durango y en la ciudad particularmente. Ya ven que últimamente se han registrado hechos de sangre que no son casos aislados». Ese contenido, visto miles de veces, podría haber sido el detonante de su asesinato, según analistas de prensa.
Compañeros lo recuerdan como un hombre tenaz: «Miguel no se callaba ante el poder, informaba para que la gente supiera», dijo un colega de Contexto en un comunicado.
México, el cementerio de periodistas
El crimen de Beltrán no es aislado. Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), México es el país más letal del mundo para periodistas fuera de zonas de guerra, con un promedio de dos asesinatos mensuales. En 2025, otros casos incluyen a Cayetano de Jesús Guerrero en el Estado de México y a Kristian Uriel Martínez Zavala en Guanajuato, ambos por cubrir corrupción y narco.
La impunidad reina: el 90% de estos crímenes quedan sin resolver, lo que fomenta un clima de terror en medios locales y comunitarios. Organizaciones como Artículo 19 exigen mecanismos de protección más efectivos bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, quien asumió en octubre de 2024 prometiendo combatir la violencia contra la prensa.



