Primero… Canadá, el estado 51
La verborrea de Donald Trump agita mucho las aguas. Faltan casi un mes para que asuma como presidente de los Estados Unidos por segunda ocasión. Vuelve sobre el proyecto que planteó desde su primer mandato de 2016 a 2020, tiempo en el que hizo infructuosos llamados para que los Estados Unidos compraran Groenlandia a Dinamarca. Este no es asunto nuevo, pero llamó la atención porque está precedido de su chiste de hacer de Canadá el estado no. 51 de los EE. UU. y de tratar de volver a ser formalmente quienes controlen el canal de Panamá, mismo que no han dejado de operar desde la época en que Jimmy Carter se “los entregó”.
Motivos de seguridad nacional
Al nombrar al nuevo nominado para la embajada de Dinamarca, el domingo pasado escupió en sus redes sociales: “Por motivos de Seguridad Nacional y Libertad en todo el Mundo, Estados Unidos considera que la propiedad y el control de Groenlandia son una necesidad absoluta”. Ya había humillado al primer ministro canadiense Justin Trudeau llamándolo “gobernador” del “Gran Estado de Canadá”.
Es la marca de la casa
El académico Stephen Farnsworth, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Mary Washington en Fredericksburg, Virginia, dijo que Trump, provocando a países amigos, recuerda un estilo agresivo que utilizó durante sus días como empresario, como él mismo lo ha consignado en libros de su autoría. Esto es poco diplomático y raya en la locura o, por lo menos, en la irracionalidad e ignorancia de la historia. Además, refleja el complejo y la idea de que los EE. UU. siguen siendo el gran país hegemónico en el mundo, ignorando con ello el crecimiento de China en todos los sentidos.
Un presidente descabellado
“Pides algo ilógico y es más probable que puedas obtener algo menos ilógico”, dijo Farnsworth, quien también es autor del libro Comunicación Presidencial y Carácter.
Groenlandia, la isla más grande del mundo, se encuentra entre el Atlántico y Ártico. Está cubierta en un 80% por una capa de hielo y alberga una gran base militar estadounidense. Obtuvo la autonomía de Dinamarca en 1979, y su jefe de gobierno, Múte Bourup Egede, sugirió que los últimos llamados de Trump para el control estadounidense serían tan insignificantes como los hechos en su primer mandato, cita el periodista norteamericano Will Weissert.
El destino manifiesto a destiempo
Ignorante de la historia, anacrónico a sus 78 años, Donald Trump provocó la respuesta del gobernante de la isla más grande del mundo: “Groenlandia es nuestra. No estamos en venta y nunca estaremos en venta”, dijo en un comunicado. “No debemos perder nuestra lucha de años por la libertad”. Reiteramos que el asunto es viejo. Trump canceló una visita en 2019 a Dinamarca después de que Copenhague rechazó su oferta para comprar Groenlandia.
En el canal mandan los gringos
Muchas son las cosas que ignora Trump, por ejemplo, que en Panamá y su canal siguen siendo los tatamandones. En los hechos, sigue siendo operado por los norteamericanos. Sin embargo, al parecer quiere dar un golpe de autoridad e insiste: “Si no se siguen los principios, tanto morales como legales, de este gesto magnánimo, entonces exigiremos que el Canal de Panamá sea devuelto a Estados Unidos de América, en su totalidad, rápidamente y sin preguntas”, dijo.
La respuesta panameña
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, respondió en un video que cada metro cuadrado del canal pertenece a Panamá y así seguirá. Pero Trump replicó en su sitio de redes sociales: “¡Ya veremos!”. El presidente electo también publicó una imagen de una bandera estadounidense plantada en la zona del canal bajo la frase: “¡Bienvenidos al Canal de Estados Unidos!”. Trump podría simplemente ser tomado como un septuagenario bromista, con mal gusto para las bromas, pero en menos de un mes asumirá la presidencia del país todavía más poderoso del mundo.