El fentanilo, una droga sintética producida en China, está acabando con la producción de amapola en México, por su facilidad para enviarse a Estados Unidos, lo que puede cambiar el mapa del tràfico ilegal de drogas.
Los precios de la goma de opio se desplomaron hasta en un 80 por ciento en 2018 en zonas productoras por el auge del fentanilo entre usuarios de drogas en Estados Unidos, de acuerdo con un estudio del Network of Researchers of International Affairs (Noria, por sus siglas en inglés), un grupo de investigadores independientes que realizaron trabajo de campo en Nayarit y Guerrero.
Los precios por kilogramo de goma a productores campesinos cayeron de 20 mil pesos que se pagaban en 2017 a entre 6 y 8 mil pesos el año pasado, un desplome con graves consecuencias sociales y de violencia en la zonas productoras de adormidera.
Según el estudio «No más opio para las masas. Desde el boom del fentanilo de los Estados Unidos hasta la crisis del opio en México: ¿Oportunidades en medio de la violencia?», la heroína mexicana, que vivió un auge en los primeros años del siglo 21, fue desplazada a partir del 2014 por el fentanilo, una droga sintética 40 veces más potente, que es importada de China, y mucho más fácil de traficar que los cargamentos mexicanos.
Los investigadores estiman que la economía del opio representó alrededor de 19 mil millones de pesos. Esta situación dejó ganancias de hasta 200 mil pesos al año en 2017 para familias en algunas de las comunidades más pobres de México.
Ésta es una cantidad que implica casi tres veces el total legal de la producción agrícola de todo el estado de Guerrero.
Sin embargo, para 2018 su valor cayó a siete mil millones de pesos, provocando una disminución dramática en los precios de la goma de opio en las zonas rurales del País.
Los investigadores plantearon al Gobierno mexicano aprovechar el desplome en los precios para introducir programas de sustitución de cultivos o avanzar en la legalización para el uso medicinal de la droga.
«Si se investiga y administra adecuadamente, se podrían introducir ambas políticas de una manera relativamente barata y eficaz», sostienen los autores del informe.
Aunque aclaran que la sustitución de cultivos y la legalización «no deberían ser vistas como balas de plata», señalan que al menos quitaría el control de este mercado al crimen organizado y conectarían a campesinos con mercados lícitos internacionales.
«Los funcionarios del Gobierno mexicano y las agencias de ayuda internacional deberían trabajar para fortalecer programas para promover oportunidades de sustitución de cultivos a largo plazo y desarrollo económico», indican.
Sobre la legalización, los investigadores ven positivo las recientes propuestas para legalizar el opio para la industria farmacéutica; sin embargo, un problema que observan es que la demanda mexicana de opioides legales es muy inferior a la producción ilegal actual del País.
Por ejemplo, actualmente México importa sólo 0.7 toneladas de morfina. Esta cantidad requeriría solamente siete toneladas de opio como materia prima, lo que representa 0.73{1735f8c4d45cf8a7c22ecbf90211e3be8db77eaf7294ee842f16f03e71870070} por ciento de la producción mexicana de opio.
Estas siete toneladas se podrían cultivar en 321 hectáreas de tierra. Probablemente una sola comunidad de Guerrero cubriría esa demanda, advierten los investigadores.
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