La presidenta de Morena a nivel estatal, Brighite Granados de la Rosa, sabe sin la menor duda que sus días están contados como lideresa de los morenistas chihuahuenses. Lo sabe ella, y entre los corrillos de morenistas es un murmullo permanente. Desde el altiplano se tiene claro que Brighite significa más problemas que soluciones. Se encargará de quitarla quien la encumbró: la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel. El entronamiento de la jovencita Granados fue tan rápido y vertiginoso que se mareó, y feo.
Doble problema el asunto de Granados
El error de Ariadna Montiel fue doble, ya que decidió que fuera precisamente Granados de la Rosa la suplente de Javier Corral Jurado, a quien ya le hacen «fuchi» en los más altos niveles de Morena. Hay quienes especulan que podrían dejar pasar un juicio de desafuero para que responda por el daño patrimonial que causó y lo benefició durante su paso por el gobierno del estado de Chihuahua. Al parecer, el dilema es que el remedio puede ser peor que la enfermedad. Les pasó lo que a los panistas con los Yunes, padre e hijo; o sea, en todos los partidos la tontean. Aunque, a fuer de ser sinceros, quien decidió proteger a Corral Jurado —e incluso usó esas palabras— fue el propio Andrés Manuel López Obrador. Por cierto, fue la presidenta Sheinbaum quien sugirió que Granados de la Rosa fuera la suplente de Corral Jurado. O sea que la tontean por todas partes.
Brighite se mareó, y feo
No obstante que no es una jovencita —ya tiene 32 años de edad—, su comportamiento sí es muy inmaduro y venal: resultó corrupta. Condición que no se ventilará porque, oficialmente, en Morena no hay corruptos, ni uno solo. Ni siquiera Ignacio Ovalle, y su paso por Segalmex que produjo daños al erario por 17 mil millones de pesos, es considerado corrupto. Los morenistas se pueden enriquecer a costa del erario, pero eso no los convierte en corruptos: son especie aparte. Aquí se aplica lo escrito por George Orwell en Rebelión en la granja: «Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros.»
La supuesta salida de Montiel
Luego del triunfo electoral de Sheinbaum Pardo, se dio por hecho entre los morenistas de Chihuahua que no restaría en el nuevo gabinete. Brighite fue una de los muchos morenistas que se la creyeron y empezaron a actuar como si ya no tuvieran jefa política. Inmadura y voraz, empezó a mover la lana de un lado para otro, como los merolicos que, luego de un hábil juego de manos, preguntan: «¿Dónde quedó la bolita?» Resulta, pues, ante este juego de manos, que andan perdidos 12 millones de pesos. De los 15 millones que pasaron por sus manos, sólo puede comprobar, con algo de decoro, tres millones.
¿Cómo se pueden gastar 12 millones?
Cuando el dinero no es propio, es muy fácil gastarlo sin darse cuenta. En su círculo cercano empezó la buena vida: fiestas, licores y desenfado. Dinero había mucho. Brighite trata de ocultar el mal olor que despiden sus pillerías con carísimos perfumes traídos directamente desde «las Europas» y, en su ingenuidad, alega que los manda pedir al Mercomún Europeo porque resultan más baratos que en México. También empezó a cambiar sus lealtades. Pues, ¿para qué seguir barbeando a Ariadna Montiel si ya se va? Es momento de buscar nuevos aires y padrinos.
Simplifiquemos el problema
Morena no se puede dar el lujo de perder una senaduría, y las opciones son: dejar a Javier Corral, que sólo es leal a sí mismo y se esfuerza inútilmente por conservar la imagen que, a lo largo de décadas, disfrazó su condición falaz; o arriesgarse con Brighite Granados, que ha demostrado ser inmadura y de uña larga. El error de proteger a Corral Jurado de la justicia de Chihuahua, como se lo dijo con claridad Gerardo Fernández Noroña, es culpa de la Voz de Macuspana. Pero el error de poner como suplente a una «jovencita» inmadura es compartido por la presidenta Sheinbaum y Ariadna Montiel.
Los próximos días son de reflexión, y sería bueno que Montiel, que sigue siendo la operadora política para el estado de Chihuahua, encuentre la cuadratura al círculo: seguir arriesgando con Corral, que insiste en mantener una imagen falsa, o apostar por un voto seguro, aunque eso implique premiar a Brighite Granados, quien defraudó de muchas maneras la confianza depositada en ella. Por ahí de los primeros días de enero algo se sabrá.