El diputado Omar Bazán, cuya mayor cualidad como político es ser uno de los protegidos de Manlio Fabio Beltrones, exgobernador, exsecretario de Estado, exdirigente del PRI y uno de los hombres más ricos y poderosos económicamente de Sonora —hay quienes afirman que, en el sentido económico, es el dueño de la entidad—, al parecer seguirá los pasos de su mentor y socio en los negocios que tienen tanto en Chihuahua como en el estado de Texas, quien recientemente renunció al PRI tras una militancia de por lo menos cuatro décadas.
Político menor
Falto de imaginación y talento, Omar Bazán se acerca cada vez más a la gobernadora y al PAN. Hay quienes lo ven de plano a punto de afiliarse al partido o mínimamente seguir jugándola políticamente con la gobernadora Maru Campos, solo porque las circunstancias de la actividad lo han puesto en esa tesitura y no tiene cómo acercarse a Morena. Si otro gallo cantara, andaría rondando a los morenistas, ya que si bien no hay mucha neurona, sí hay habilidad y audacia.
A las pruebas me remito
Sobre lo corto que es Bazán, basta analizar el asunto por el que enderezó un proceso por enriquecimiento inexplicable contra el exgobernador Javier Corral… Un terreno aledaño a una casa que compró el exgobernador engañando a una viejita, según reiterada denuncia de la hija de la señora, ya muy mayor, que vendió una casa que por sus dimensiones y ubicación valía por supuesto más del millón de pesos que Corral Jurado afirma haber pagado por ella, y además en abonos. Eso es lo oficial.
A las pruebas me remito (II)
El diputado Benjamín Carrera, quien no le va a la zaga en talentos a Omar Bazán, hace unos cinco años acusó de daño patrimonial a Javier Corral por una cantidad cercana a los quinientos millones de pesos, gastados en un proyecto de conectividad digital nunca llevado a buen término en la Dirección de Política Digital, a cargo de Gustavo Alcázar Ríos, un personaje muy identificado por aficiones (no es el golf) y protegido de Corral Jurado. Ahí se adjudicó y pagó por adelantado más de 300 millones de pesos de un contrato cercano a los 500 millones de pesos; ahí sí hay de dónde rascar, el terreno mencionado arriba son cacahuates. El diputado de Morena Benjamín Carrera lo vio y luego, sin ningún motivo aparente, abandonó la denuncia en la que había sido muy enjundioso. El señor Bazán debería saber que hay más corruptelas que ese terreno, a menos que todo el circo sea de a mentiritas…