Del director que trajo la balanceada y auténtica Las ventajas de ser invisible (2012), Stephen Chbosky, llegó en diciembre a las salas Extraordinario (como se tradujo en México). Protagonizada por Julia Roberts, Owen Wilson, Jacob Tremblay, Izabela Vidovic y Noah Jupe. Producida y distribuida por Lions Gate Entertainment, Wonder es una adaptación del libro homónimo escrito por R.J. Palacio publicado en 2012.
Con un presupuesto «modesto» de 20 millones que ha quintuplicado por lo menos en Estados Unidos, vale la pena revisar la versión cinematográfica de este best seller.
Extraordinario narra la historia de August Pullman, un niño que nació con una rara deformidad facial que lo obligó a someterse a cerca de 30 cirugías para poder respirar, hablar y oír normalmente. El niño de nombre «Auggie» fue educado en casa por su madre hasta los 10 años, edad en que sus padres deciden finalmente que este tiempo de que vaya a la escuela. Su llegada al quinto grado provocará reflexiones y revelaciones a su alrededor respecto a la necesidad de compañeros para enfrentar las adversidades de la vida.
En este caso nos presentaron una good feel movie en toda regla. Cayendo constantemente en un maniqueísmo francamente infantil. A los buenos les va bien y a los malos les va mal. No me malinterprete, esto no es un aspecto negativo de la cinta, al contrario, cuando se sigue un objetivo tan claro y conocido, se agradece que se logre con creces. La narrativa está compuesta en la «perspectiva» de varios elementos de la familia: Auggie, su hermana, su madre, su mejor amigo de la escuela y ¿la antigua mejor amiga de su hermana? Este sin duda es el aspecto más frágil pues con esta diversidad de voces y puntos de vista se intenta a pulso mostrar los varios niveles de impacto que genera la incursión de Auggie a la escuela pública.
El resultado se percibe a veces como ruido, a veces como metraje sobrante.
Esto no es accidental, pues el mensaje final es que «el problema no es enfrentar a las adversidades, sino hacerlo solo». Si este no fue el discurso que se impregnó en el libro, la cinta falla como adaptación pues cada punto de vista explora esta misma reflexión. Aunque en apariencia la película habla sobre el acoso y abuso escolar, no es esto el tema central. Es más bien la historia de varios personajes, alrededor de Auggie, que luchan sus pequeñas batallas: la madre que pausó su formación académica para educar a su hijo, la hermana que lucha por aceptación o el mejor amigo que lucha consigo mismo para construir mejores amistades.
Como buena feel good movie, su guion, sus actuaciones (la mayoría competentes) y su vibra son muy complacientes. Busca enérgicamente la empatía por medio de un sano sentido del humor cargado de referencias y respuestas ingeniosas que liberan muchas situaciones de una solemnidad que es innecesaria, sobre todo porque la intención de celebrar la vida como es está ahí. Es evidente que está dirigida al público infantil, aunque tenga mucho material dirigido al público adulto, no deja de ser una historia poco realista y recordando más bien que el mundo y las personas no son así, aunque no deja de ser una aspiración necesaria y urgente.
Es difícil renegar de una producción que busca respeto, comprensión y acercamiento a las «otredades». Un tema de actualidad y apremiante por los tiempos que vivimos. Aunque no logra transmitir de manera sólida su mensaje (su cierre se percibe forzado y harto aleccionador), quedan pocas dudas de sus intenciones. Será complicado que no se conmuevan con las cantidades inmensas de miel y melodrama que surgen por momentos. A pesar de que sea fácil verla como una «dominguera», la recomiendo por su accesibilidad y calidez.
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