Las victorias controversiales y dudosas del PRI en el Estado de México, son señales de alerta para la sucesión del próximo año y aun con los triunfos oficiales, llega en forma muy precaria al umbral de 2018.
Algunos optimistas como Juan Luis Hernández, director del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, “Si hubiera perdido la elección del Estado de México, hubiera perdido esa oportunidad que tienen todos los presidentes priistas para dirigir ese proceso sucesorio”, según declaró a El Economista
Los datos duros son que perdió el 40 por ciento de los votos, si se compara con la elección pasada: “Ha sido una victoria pírrica, ha sido una victoria muy cuestionada y muy cuestionable porque ha ganado el discurso del odio y del miedo y me parece que tiene muy poco que festejar”.agregó.
Otro analista, Anselmo Flores refirió que para el PRI debe estar claro que de no haber sido por la división de la oposición, de la intensa guerra sucia de su parte y de la ingente cantidad de recursos federales invertidos, hubiese recibido una paliza electoral.
“En este momento es evidente que un futuro triunfo del PRI dependerá de si la oposición va aliada o no. Es decir, el triunfo no depende de él sino de lo que hagan o deje de hacer la oposición en su conjunto”.
Un millón de votos menos
“A diferencia de hace seis años, cuando Eruviel Ávila compitió, Alfredo del Mazo ganó la elección del Estado de México con 1 millón de votos menos, lo cual es un retroceso muy importante para el partido”. Hizo notar el académico de la UNAM, Gerson Hernández
Además, expuso que, en términos generales, si bien el PRI fue el partido que más votos obtuvo en los cuatro estados con elecciones, cada vez pierde más adeptos entre los ciudadanos. “PRI obtuvo más de 2 millones 800,000, en segundo sitio se ubicó Morena, con 2 millones 433,116, después el PAN, con 1 millón 864,000, y el PRD, 1 millón 300,000. El PRI -fundado en 1929-, el PAN -en 1939- y el PRD -en 1989- sacaron esos votos, mientras que Morena, con menos de tres años, en las cuatro elecciones del domingo obtuvo el segundo lugar, con casi 2 millones y medio”, según consigna en entrevista para El Economista.
Pierde Eruviel
Para el académico el gran perdedor del PRI con los resultados obtenidos en el estado de México es el gobernador saliente Eruviel Ávila, pues el hecho de que más de 1 millón de mexiquenses no hayan avalado su gestión en las urnas merma su camino en busca de la candidatura priista.
Indicó, en entrevista para la prensa nacional, que quien sí gana es el líder del PRI porque retener la gubernatura del Estado de México y Coahuila le garantiza mantenerse en la dirigencia nacional, así como estar al frente del proceso electoral del 2018. Sin embargo, dijo que uno de los problemas que enfrentará el tricolor en los próximos meses es que aún es claro quién pueda ser un buen candidato a la Presidencia, pues hoy carece de cuadros atractivos que puedan lograr que el PRI permanezca seis años más en el poder.
El 4 de junio, con los comicios en Nayarit, Coahuila, Estado de México, Veracruz, Oaxaca y Tlaxcala, especialmente los cuatro primeros, se acabó una coyuntura, y el día 5 empezó otra, en la cual el posicionamiento de los actores con respecto al proceso nos ayudará a entender qué es lo que viene para la elección presidencial del 2018. Por eso, a diferencia de entregas anteriores, en ésta voy a evaluar qué ganó y qué perdió cada personaje cuya participación fue relevante en los comicios.
Gana AMLO
A Andrés Manuel López Obrador le fue bien porque Morena ganó Coatzacoalcos lo que denota su influencia en las cercanías de Tabasco- y la alcaldía de la capital, Jalapa. Aquí el perdedor fue el PRI-gobierno. Claramente perdió porque Delfina Gómez era una especie de personalidad accesoria, y, en realidad, él fue el que se desgastó en toda la campaña.
No obstante, tiene la ganancia secundaria de mantenerse en el ojo del huracán, en su sempiterno papel de víctima y defensor de los desposeídos. La ganancia secundaria, aunque poca, puede esfumarse si, como de costumbre, él mismo se pone el pie: léase que sus acciones de impugnación lesionen los intereses de terceros y no resuelvan nada, como la toma de Paseo de la Reforma en el 200, escribió la reportera Lidia Arista.
Coahuila
Más parece una guerra fratricida shakesperiana que la elección de un gobernador. El pleito entre los hermanos Humberto y Rubén Moreira, exgobernador y gobernador, respectivamente, permeó en toda la elección. Lo sorprendente es que los coahuilenses sigan en medio de la lucha entre los hermanos y que no hayan votado masivamente contra el PRI, ya nada más por hartazgo, por ganas de cambiar de marca.
Sumados, alrededor de 60{1735f8c4d45cf8a7c22ecbf90211e3be8db77eaf7294ee842f16f03e71870070} de los electores coahuilenses votó oposición. Total, el drama terminó con un segundo conteo que dio la victoria al PRI por casi 31,000 votos, 2.4{1735f8c4d45cf8a7c22ecbf90211e3be8db77eaf7294ee842f16f03e71870070} de la votación, margen que llevará a la judicialización. ¿Quién ganó? Aparentemente el PRI, aunque está por verse. Los panistas Anaya, Ricardo y Guillermo (no son parientes) no se van quedar en paz y esto significa que se van a unir a la impugnación opositora por el resultado de la elección mexiquense, consigna la reportera.
El Niño Maravilla
Ricardo Anaya quien logró desbancar a su jefe y que ha acumulado una serie de victorias internas y externas en un lapso corto se enfrentó a su límite decreciente. No contó con que los sectores duros del PRI harían todo para desbarrancar a su candidata, y lo lograron.
El plan B, pactado con un sector priista, no funcionó, y Ricardo Anaya pagó un precio muy caro, tanto que por el momento está a merced de un renaciente calderonismo interno. En breve tendrá que resolver el tema, porque si bien ya sabe que en el 2018 no le conviene ser candidato presidencial, al menos tiene que fortalecer sus redes internas de poder para garantizar que los panistas acaten, en su caso, una alianza con el PRD. Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle ya están en pie de guerra para desbrozar el liderazgo del queretano. Anaya salió perdiendo, pero Coahuila puede ser su tabla de salvación.
Eruviel Ávila
Ganó en la medida en que la elección no se perdió, pero se quedó muy corto para ver cumplidas sus aspiraciones en el ámbito federal. La supuesta fortaleza mostrada por el PRD en las elecciones del 4 de junio, en las que obtuvo 1 millón 340,131 votos, es más ficticia que real, pues resultados de esa envergadura no son suficientes para resolver las confrontaciones internas ni es garantía de que rumbo al 2018 será un partido competitivo, plantearon analistas políticos.
El doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid de España, Anselmo Flores, planteó que si se considera que hace algunos meses el Partido de la Revolución Democrática era un cascarón y un instituto político casi sin militancia, los resultados obtenidos en la pasada jornada electoral son favorables.
En el Estado de México, logró ubicarse en tercer sitio con su candidato Juan Zepeda, en Nayarit compitió en alianza con el PAN, juntos obtuvieron la gubernatura, mientras que en Veracruz triunfó igual junto a Acción Nacional en 112 municipios y en total en los cuatro estados con elección consiguió 1 millón 340,131.
Sin embargo, dijo que esa fuerza es ficticia, el PRD está sobrevalorado en términos políticos. “La fortaleza difundida tras el resultado electoral es más ficticia que real. Un triunfo de esta cuantía no es suficiente para resolver las perennes divisiones y confrontaciones internas entre las corrientes del PRD”.
El también analista político expuso que si el sol azteca toma una lectura equivocada de los resultados obtenidos no sólo provocará que el PRI conserve la Presidencia de la República sino que abonará al desprestigio de la izquierda. Agregó que un resultado electoral favorable en el actual contexto por el que atraviesa el partido sólo da tregua para un nuevo capítulo de deliberación o confrontación a su interior.
“En los próximos meses se volverá a observar el conflicto que está latente en el PRD; en particular, ante la disyuntiva de aliarse con el PAN o Morena o ir solos en la elección presidencial”.
Estos resultados a quien sí le sirven, comentó, es a la lideresa del partido, Alejandra Barrales, pues tiene garantizada la dirigencia hasta octubre próximo, mes en el que termina el periodo para el que había sido electo Agustín Basave y al cual remplazó la también senadora de la República.“Considerando que hace unos meses era unánime la petición, por parte de sus militantes, de su partida como presidenta del PRD, en estos momentos está segura en el cargo”.
Izquierda dividida no es competitiva
Para Juan Luis Hernández, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, si el PRD y Morena optan por ir separados en el proceso electoral del 2018, las posibilidades de ganar se disminuyen considerablemente, como sucedió en el Estado de México, pues, dijo, si ambos partidos hubieran optado por contender en alianza, hoy se hablaría de alternancia en territorio mexiquense.
Sin embargo, el académico considera que el escenario para concretar esas alianzas se vislumbra complicado, pues por un lado los liderazgos perredistas, particularmente los conocidos como los Chuchos, están más cerca de apoyar una coalición con Acción Nacional que con Morena, y, por el otro, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional quiere una alianza que implique cierta subordinación.
“Los liderazgos del PRD están dispuestos a sentarse con el PAN más que con Morena porque evidentemente, digamos, en el caso de Morena, el mensaje que ha mandado López Obrador es que es una alianza de subordinación, evidentemente del PRD a Morena, no una alianza en la que haya una mayor horizontalidad, creo que por eso se ve complejo”.
Expuso que las discusiones de ir o no en alianza y con quién seguramente generarán en los próximos meses enfrentamientos al interior del PRD y, en caso de optar por ir con el blanquiazul, el partido se terminará por desdibujar.
El académico coincidió en que los resultados obtenidos por el partido del sol azteca el pasado 4 de junio realmente no resuelven nada de la crisis interna.
“El nivel de crisis del PRD me parece que es estructural, lo que vimos en el caso de Juan Zepeda fue una candidatura exitosa, pero no me parece que sea algo que salve la crisis estructural que está atravesando el PRD”. Haber caído a cuarta fuerza política electoral en el Estado de México posicionaría al PAN como el gran perdedor de las elecciones del pasado 4 de junio, sin embargo, si se considera que ganó la gubernatura de Nayarit, 112 municipios en Veracruz y se convirtió en el tercer instituto más votado, consiguiendo 1 millón 846,379 votos, el partido está en una posición muy competitiva rumbo a las elecciones del 2018, no obstante, deberá cuidar la unidad interna pues ésta puede ser su talón de Aquiles, plantean académicos consultados.
Ivonne Acuña, profesora del departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, consideró que, con lo conseguido por Acción Nacional la jornada electoral pasada, Ricardo Anaya es el ganador pues bajo su dirigencia está logrando que 12 estados sean gobernados por políticos emanados del blanquiazul. Además, dijo, la política de alianza con el PRD también le ha resultado favorable al partido tanto el año 2016 como éste, debido a que de esa manera consiguieron cuatro gubernaturas.
“El PAN está en la lucha por la Presidencia sin lugar a dudas. Tener tantas gubernaturas y presidencias municipales representa recursos, gente movilizada, votos, y por supuesto es estructura, no es cualquier cosa”.
Sin embargo, comentó que a la luz del proceso interno de Acción Nacional a Ricardo Anaya se le juzga particularmente por el “descalabro electoral” en el Estado de México, donde la candidata Josefina Vázquez Mota se quedó con el cuarto lugar.
“Al dirigente se le juzga con dureza en función de la competencia por la nominación al interior de su partido porque yo vería como un triunfo el que se haya quedado con una gubernatura más cuando el PAN nunca había alcanzado esos números. Margarita Zavala, por supuesto, aprovecha la ocasión para recriminarle a Anaya por la pérdida del Estado de México y la caída de Josefina, que es la gran perdedora, pero es por la disputa interna”.
División puede provocar derrota
La también analista política expuso que el principal desafío que enfrentará el partido rumbo a las elecciones del próximo año será conservar la unidad, pues se prevé que habrá una disputa muy ríspida por la nominación panista.
“La división interna es lo que está pesando en contra del PAN. Si Margarita Zavala finalmente no consigue la candidatura que pretende y se sale del PAN y se va de independiente, va a dividir los votos del PAN”.
En ese sentido, comentó que Margarita Zavala y los calderonistas están un tantos preocupados, pues tienen claro que bajo la dirigencia de Anaya el PAN ha logrado posicionarse como un partido bastante competitivo y con posibilidades de recuperar la Presidencia de la República.
“Fue fuego amigo, cuando a Anaya le sacaron lo de Atlanta acusándolo de llevar una vida de lujo que no correspondía con sus ingresos. Desde mi punto de vista, el golpe vino desde los calderonistas y lo resistió. Lo han presionado, incluido el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, para que se defina si quiere ser candidato o si quiere seguir siendo presidente del PAN, precisamente porque está en mejor posición que ellos para poder manejar las estructuras del partido en beneficio suyo y de su candidatura”.
Por su parte, Juan Luis Hernández, profesor de la Universidad Iberoamericana, indicó que si el PAN quiere ganar la Presidencia de la República debe evitar lo que hizo en el 2012. “El 2012 nos enseñó que el PAN no puede enfrentar una elección dividido porque eso lo va a llevar a la derrota, como ocurrió en las elecciones presidenciales de ese año”.
Para el académico, no haber conseguido una victoria en Coahuila y haber caído al cuarto sitio en el Estado de México afectan el liderazgo de Ricardo Anaya así como su camino en busca de la candidatura panista.
“Cada proceso electoral es una suerte de pasos que van abonando hacia un capital político, no cabe duda de que lo que pasó el año pasado a Ricardo Anaya lo empoderó, le dio fortaleza política, pero las elecciones de este año han sido todo lo contrario, más bien, eso que había ganado, pues, prácticamente, lo pierde”.
Sin embargo, coincidió en que a nivel nacional hay certeza de que el PAN es un partido con una marca y un arrastre electoral que siguen siendo competitivos. Aunque el PRI logró retener las gubernaturas del Estado de México y Coahuila, para el proceso electoral del 2018 se vislumbra un escenario muy complicado para el tricolor pues el pasado 4 de junio no sólo obtuvo victorias pírricas sino que experimentó una reducción de hasta más de 50{1735f8c4d45cf8a7c22ecbf90211e3be8db77eaf7294ee842f16f03e71870070} en los votos obtenidos, resultados que muestran que es cada vez más una marca abollada, un partido débil, pues es evidente que depende considerablemente de su voto duro y de las alianzas, señalan analistas políticos.
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