El motivo central de aquella reunión de periodistas con ejidatarios y pequeños propietarios agrícolas en el Ojo de Talamantes, municipio de Allende en el sur de Chihuahua, era la amenaza de encarcelamiento para el conocido locutor parralense Miguel Orpinel Mendoza, a quien los ejidatarios acusaron de supuesta difamación por defender el carácter de utilidad pública y social del manantial que el ejido consideraba, erróneamente, como propios.
Un jovencito muy avispado, periodista incipiente que a su corta edad ya tenía a su cargo un pequeño segmento televisivo llamado «Mensajes juveniles » en el canal 44 de don Arnoldo Cabada en Ciudad Juárez escuchaba muy atento lo que aquella reunión se trataba, y cuyo temario le atraía, pese a que ya con anterioridad había participado , en otras partes de la entidad, en alegatos discusiones relacionadas con la problemática social y económica de distintas comunidades rurales de la geografía chihuahuense.
Pedía la palabra «para recapitular porque no me ha quedado muy claro lo que estamos tratando», decía al interrumpir la reunión para que le fuera explicado en detalle lo que según él «no le iba quedando muy claro». Y desde luego emitía su opinión acerca de los asuntos ya tratados.
Se escuchaba claramente cuando de entre los ejidatarios salía un «Pos el chavo ese trae mucho rollo. Se nota que entiende el asunto. Habla muy rápido pero bien. Se va directo al grano del problema…».
Interrogaba al propio Orpinel Mendoza: « ¿Y cómo fue que pasó eso? ¿Y en qué forma te amenazaron? ¿Y qué es lo que procede entonces?».
Lo único malo, a juicio de quien esto escribe y así se lo hacía saber en privado, era que al hablar en público se metía las manos a las bolsas del pantalón. Pero todo lo compensaba con su razonamiento serio y contundente.
El acusado expuso sus razones. Jesús «Chu» Cordero de El Monitor abundó en favor de Orpinel Mendoza. «Don Ramón Alvarado explota el manantial porque tiene la concesión que le otorgó la Secretaría de Recurso Hidráulicos y porque ha reforestado, ha construido albercas, abrió el camino para la cómoda llegada de los visitantes y el turismo. Luego entonces los ejidatarios que tenían abandonado este balneario cuando ya lo vieron funcionando tratan de quitárselo, y no es justo». Allí ganó la razón.
Y Javier, el incipiente y jovencillo periodista. Asentía con la cabeza
Chihuahua, junio de 2016.
*Premio Nacional de Periodismo 1973
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