Acosado por la ola de protestas, dentro y fuera de Estados Unidos, incluso dentro se mismo partido, por la separación de niños de sus padres detenidos por cruzar ilegalmente, el Presidente estadounidense se visto forzado a recular. La Casa Blanca está preparando una orden ejecutiva que ponga fin a una práctica que ha causado estupor en el mundo, provocado la condena del Papa, la reprobación de Naciones Unidas y el rechazo generalizado.
Trump quien hasta ahora había sacado provecho de su discurso antiinmigrante con éxito y sin contemplaciones ha topado con pared. Recluir a niños de cuasi centros de concentración, ha sido llevar las cosas demasiado lejos, incluso para la ala más conservadora en Estados Unidos. «Queremos mantener a las familias juntas. Es muy importante. Voy a firmar algo pronto sobre inmigración que va a hacer eso», confirmó Trump esta mañana.
EE UU ha empezado a separar desde el pasado abril de forma generalizada a las familias que intentaron entrar ilegalmente al país, luego que la Fiscalía, implementar su política de “cero tolerancia”. Esto permite que todo inmigrante indocumentado se considera un delincuente y se le procesa judicialmente como tal, aunque no tenga antecedentes penales, por eso los niños no pueden seguir junto a ellos y son separados. La crisis estalló en la opinión pública en los últimos días, cuando se hizo público que en el lapso de apenas seis semanas, entre abril y junio, la Administración había separado cerca de 2,500 niños, incluso infantes de apenas meses, de sus padres o familiares cercanos.
Opina