Primero.- En la esquina de Brasil y Venezuela se encuentra el edificio que fue asiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, el cual estuvo ubicado en la Plaza de Santo Domingo, al pasar el tiempo, fue ocupado por la Escuela Nacional de Medicina, cuando Justo Sierra Méndez estuvo de Rector de la Universidad Nacional de México.
Dicho Tribunal fue ideado por el papa Lucio III (1181-1185), para combatir la herejía, años después Pedro II de Aragón y Principado de Cataluña (1196-1213), y Luis IX de Francia (1226-1270), él mismo que emprendió la séptima y octava cruzada, ellos decretaron la pena de muerte en la hoguera a todo aquel que fuese convicto de apostasía.
Más tarde los papas Inocencio III (1198-1216), Gregorio IX (1227-1241), fundaron el Tribunal de la Inquisición.
En España los reyes católicos Fernando e Isabel, establecieron el Santo Oficio en 1480 para combatir la herejía de los moros, claro, con la autorización del papa Sixto IV (1461-1484).
El quemadero de la Inquisición en la capital de la Nueva España, se encontraba al oriente de lo que hoy es la Alameda Central, exactamente en donde se ubican las iglesias de Corpus Christi y la de San Juan de Dios.
Dicho Tribunal fue extinguido en 1820, cuando el virrey Juan Ruíz de Apodaca, conde del Venadito, les concedió el perdón y el olvido de sus delitos a los insurgentes, siempre y cuando se rindieran, ocasionando merma en las filas de los insurrectos, concediendo en tres años 60 mil indultos, entre ellos el de Nicolás Bravo (1784-1854), fue del 26 de octubre de 1842 al 14 de marzo de 1845 presidente provisional, él y su esposa fueron envenenados por el médico Avilés dándoles de beber tósigo, Andrés Quintana Roo (1787-1851), fundó el diario El federalista, también dobló las manos Ignacio López Rayón (1783-1832), quién fue secretario de don Miguel Hidalgo Gallaga, indebidamente le ponen el apellido y Costilla, aunque fue condenado a muerte, la pena le fue conmutada.
Segundo.- En 1979 habitaban en la ciudad de México, 8´831,079.00 de personas de ambos sexos, sin peligro alguno cuando recorrían las calles que estaban alrededor del Zócalo capitalino, admirando los palacios coloniales, escribidor iba seguido en el año 1952 al Casino Español, ubicado en la calle de Isabel la Católica a un paso del templo de La Profesa, de los jesuitas miembros de la Compañía de Jesús.
En la cuarta calle de Uruguay # 90 me llamó la atención las cornisas con sus gárgolas, los hierros hechos a forja empotrados en balcones y ventanas, con su amplio zaguán de puertas tachonadas de bronce rodeados, esa casona antigua perteneció a don Juan de Manuel Solórzano y Sotomayor, él contrajo matrimonio con doña Mariana de Laguna y Antuñana, al poco tiempo los celos cegadores, producto de su ardiente amor que sentía por su atractiva consorte, ocasionado por su vecino el marqués de Cadereyta Lope Diez de Aux de Armendáriz, décimo sexto Virrey que gobernó la Nueva España de septiembre de 1635 al mes de agosto de 1640, quien atropellaba el decoro de las mujeres de cualquier estado y condición social, fueran estas casadas o solteras, en cuyos brazos gastaba el tuétano de sus huesos y la materia gris de su cacumen, él le enviaba rendidas letras a deña Mariana con razones sutiles de dulcísimo panal de miel.
Don Juan Manuel salió a atender sus negocios en Puebla, sin saber el cornudo que a su regreso le faltaría frente para el par de cuernos que le saldrían en sus sienes, confirmando el que esto escribe que la mujer engaña cuando quiere y el hombre hace el amor cuando puede.
Tercero.– En la esquina de República de El Salvador y José María Suárez, se localiza el Museo de la Ciudad de México en donde están depositados documentos arqueológicos, históricos y geográficos de la urbe capitalina desde la época precortesiana, colonial, insurgente, etc.
Dicho solar perteneció a Juan Gutiérrez Altamirano primo de Hernán Cortés, en 1536 planeó la construcción de su mansión con piedra de cantera cincelada.
El 6 de diciembre de 1616 Felipe III (1598-1621), concedió a Fernando de Altamirano y Velasco y a su madre doña María, el título de condes de Santiago de Calimaya y cabeza principal de la nobleza en Filipinas.
La mansión fue reconstruida, las puertas del zaguán eran de cedro labradas con la heráldica de la familia, los barandales del balcón fueron forjados a mano tipo toledano, la cristería es decir el coronamiento de las fortificaciones era llamativa, las górgolas tenían forma de cañones que eran los caños del desagüe, por donde se vertía el agua pluvial, el patio interior lo hicieron anchuroso, contaba la mansión con bellos arcos teniendo en cada uno de los triángulos un cuadrado y un círculo inscrito con escudo de la familia.
Dicha mansión fue inaugurada en 1769, la obra la realizó el arquitecto don Francisco de Guerrero y Torres, el mismo que construyó la Capilla del Pocito y la cárcel de La Acordada y el Palacio de los condes de San Mateo de Valparaíso, en donde posteriormente estuvo la matriz del Banco Nacional de México, ubicado en la esquina de Venustiano Carranza e Isabel la Católica.
Llama la atención la escalera de granito que conduce a la parte alta del actual Museo y en su base de la entrada están tallados dos leones sentados, hay una fuente de ornato representa a una sirena de dos colas, que porta en sus manos una guitarra.
Conozco el gran secreto, interesante para los avaros, los descendientes de Altamirano y Velasco de apellidos Castilla y Mendoza, confiaron el secreto a su amigo íntimo de mi tío Luis del Pando y de la Sota, quién antes de morir al oído me confió dicho secreto.
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