¿Cuántas personas manejarÃan en estado de ebriedad si hacerlo no fuera castigado con altas multas y hasta horas o dias de carcel?
La pregunta viene el caso porque manejar en estado de ebriedad es equiparable en estos tiempos de pandemia a convivir sin cubrebocas o en multitud.
Ambos son atentados contra la seguridad y la salud de los conciudadanos.
La diferencia es que lópez ha evitado a toda costa imponer las medidas de seguridad higiénica y al contrario, ha practicado la irresponsabilidad como ejemplo.
Es más penado estacionarse en sentido contrario que andar contagiando al próximo.
¿Cuántos se animarÃan a cruzar el rio crecido si su lÃder les jurara que no correrÃan ningún peligro?
Lo cierto es que desde que lópez comenzó a decir que el covid no representaba ningún peligro han muerto casi 90 mil mexicanos, por el virus que «no nos hará nada».
Estas graves irresponsabilidades han sido determinantes para que México sea uno de los paÃses donde más daño ha causado el virus.
La omisión se repite en otras áreas, como la polÃtica sostenida de no imponer órden en la toma de casetas y bloqueo de vias del ferrocarril, o cuando se permite a encapuchados violentos destruir bienes y lesionar a ciudadanos y agentes policÃacos en manifestaciones que son válidas y pacÃficas, salvo por los infiltrados tolerados.
Dictar las normas de convivncia es obligación del estado.
Pero hay una resistencia patológica del gobierno a hacer valer la autoridad.
O quizá es falta de testosterona.
Mucho arrojo para destruir cosas útiles, para violar las leyes y para ignorar el dolor y el daño provocados, y enorme cobardÃa para establecer la disciplina.
Porque para lópez no poner órden es igual a no reprimir.
O garantizar el órden es represión.
Es la misma justificación pública de no enfrentar a la delincuencia, sino abrazarla.
O la notable omisión en la miscelánea fiscal de imponer mÃnimas obligaciones a la informalidad en el paÃs, que crece como la espuma en este gobierno.
Puede más la cobardÃa de someter a la informalidad a cumplir con obligaciones fiscales que la voracidad por hacerse de recursos, asà sea arrebatándolos a quienes se distinguen por su trabajo, como los cientÃficos, los productores del campo y muchos otros.
La semana pasada el paÃs entero se cimbró ante las noticias del llamado «Repunte» de la pandemia por la apabullante cifra de muertos, que llevó a varios estados a regresar a colores previos en el semáforo epidemiológico y a Chihuahua a volver al rojo.
No puede atribuirse el repunte a otra cosa, más que a la irresponsabilidad conjunta de sociedad y gobierno.
Un gobierno que ha alentado y promovido la irresponsabilidad social, como única polÃtica pública definida y sostenida.
De ninguna manera significa que todos los ciudadanos sean igual de irresponsables, pero quienes no lo son sufren las mismas consecuencias e igualmente corren el mismo riesgo multiplicado por el mal ejemplo.
La apreciación manifestada por lópez es que «el pueblo» ha sido «muy disciplinado».
Vemos el Centro Histórico de la Ciudad de México repleto de paseantes, los bares y los antros llenos en todo el paÃs, las fiestas cada vez más frecuentes a lo largo y ancho del territorio nacional salvo escasas islas de excepción, y escuchamos a lópez alabando «la disciplina».
¿De qué diantres se trata el estar negando lo evidente?
Sin embargo, las medidas disciplinarias y preventivas, seguirán siendo «voluntarias».
Como si manejar o no en estado de ebriedad quedara también a decisión de cada borracho.
La «justificación» oficial es que imponer medidas obligatorias serÃa atentar contra los derechos humanos de los mexicanos.
!Hazme el fabrón cabor¡
Sólo a un insensato se le puede ocurrir que esas medidas atentan contra los derechos humanos.
Poner en peligro de muerte a la comunidad no es un derecho humano y sà lo es el derecho a la salud.
Paralelamente, una gran contribución de lópez al descontrol y al pésimo manejo de la pandemia es el estar cantando victoria y festejando falsos triunfalismos cada semana, lo que ha transmitido espectativas ilusorias a quienes le creen, que resultan los más perjudicados.
Una auténtica puñalada trapera a sus fieles seguidores.
Dos semanas después de que se confirmara el primer deceso y cuando se contabilizaban oficialmente 11 contagios en México, lópez aseguró el 11 de marzo en MarquelÃa, Guerrero que la pandemia «no nos hará nada».
¡Crucen el rÃo crecido… sin miedo!
«…no nos van a hacer nada los infortunios, las pandemias, nada de eso… porque cuando no hay corrupción, el presupuesto rinde, alcanza…», comentó.
Ahora, con decenas de miles de muertos no hay presupuesto que alcance.
El 25 de abril y con mil 305 muertos por Covid-19, en un video difundido en su cuenta de Twitter, lópez afirmó :»ya estamos viendo la luz a la salida del túnel».
El 4 de mayo en su conferencia matutina, mintió con entusiasmo: «ya falta poco. Va a ser nada más este mes…»
El sábado 23 de mayo se jactó de que las medidas de su gobierno habÃan sido «muy eficaces…vamos muy bien», dijo como un equivalente a «SÃganle sin cuidarse y sin cuidar a los demás».
En aquellos momentos estaban en su apogéo las protestas y demandas de los trabajadores de salud, por carecer de protección elemental.
Hoy México está en el top mundial de trabajadores de la salud muertos por contagios de covid-19.
Y usted recordará, para no agobiarlo con tantas fechas, que durante 3 meses estuvo diciendo que la pandemia ya estaba «domada» y que la curva habÃa «cedido»… que estaba «aplanada».
Hoy vemos con claridad que las mentiras no son pecados menores, sino que pueden contribuir sustanciosamente a la muerte de decenas de miles de personas.
Y que el mal ejemplo ha sido la polÃtica firme y sostenida del gobierno de lópez, comenzando por negarse a usar el cubrebocas, si no se lo ordena trom.
Una caricatura de esa polÃtica oficial es el montaje teatral de llevarle «gallo» con mariachi al subsecretario Gatel el pasado viernes dÃa del médico, con un contingente «espontáneo» de mas de 20 «admiradores», cuando unas horas antes el gobierno de la Ciudad de México anunciaba la prohibición de reuniones de más de 10 personas.
Y una muestra rotunda de que el mal ejemplo cunde es el dato de que en el Senado de la República, administrado por morena, han sucedido 160 contagios y el sábado murió un senador morenista que participó, ya infectado, en la sesión del martes 20 junto con 140 personas en el salón de plenos.
La sesión se prolongó 12 horas, por la urgencia de lópez para exprimir los fideicomisos. Literalmente como si no se estuviera viviendo una pandemia.
Ayer domingo se informó que la senadora Verónica Delgadillo, de Movimiento Ciudadano, también se contagió.
Los lÃderes de morena, encabezados por Ricardo Monreal se han resistido a instrumentar las sesiones virtuales y el voto remoto.
Paralelamente, el Senado se ha negado a discutir leyes sobre el «home office». Tiene ocho iniciativas de reforma sobre el tema que hoy ocupa a millones de mexicanos, pero ninguna se ha dictaminado, porque para lópez no representa ninguna prioridad.
¿AsÃ, o más irresponsables?
¿Cuánto más será necesario que suceda, cuántos mexicanos más tendrán que morir en casa porque en los hospitales no haya cupo o no los admitan como ha sucedido infinidad de ocasiones?
¿Cuándo entenderá lópez que las polÃticas de su gobierno han traÃdo consecuencias fatales al paÃs y han enlutado a decenas de miles de hogares, y que es urgente e indispensable definir una linea realista y afrontar la realidad con pantalones?
Yo creo que nunca.
Asà que decÃdase usted a cuidarse y a cuidar a su familia sin el apoyo del gobierno, sino al contrario, en contra de todo el oficialismo criminal.