Washington, D.C.- Dick Cheney, el vicepresidente más influyente de la historia moderna de Estados Unidos y principal impulsor de la “guerra contra el terrorismo” tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ha muerto a los 84 años. Su familia confirmó el deceso en un comunicado, destacando que el exfuncionario republicano expiró debido a complicaciones derivadas de una neumonía y una enfermedad cardiovascular crónica.
Cheney, quien sirvió como cuadragésimo sexto vicepresidente junto al presidente George W. Bush entre 2001 y 2009, fue una figura central en la política estadounidense durante décadas. Desde su paso como representante por Wyoming, jefe de gabinete de la Casa Blanca bajo Gerald Ford y secretario de Defensa con George H.W. Bush, hasta su rol como “número dos” en la administración que lideró la respuesta global al terrorismo, su influencia fue indiscutible. Sin embargo, su nombre quedó inextricablemente ligado a la invasión de Iraq en 2003, promovida bajo premisas erróneas sobre armas de destrucción masiva que nunca se encontraron, un error que él defendió hasta el final como necesario para la seguridad nacional.
De halcón conservador a paria republicano por rechazar a Trump
En sus últimos años, Cheney se convirtió en un crítico implacable de Donald Trump, a quien calificó de “cobarde” y la mayor amenaza para la república estadounidense. Esta postura lo alejó del Partido Republicano, que abrazó el populismo trumpista y marginó al veterano conservador de línea dura. En un giro irónico que cerró su carrera, Cheney votó en las elecciones presidenciales de 2024 por la demócrata Kamala Harris, exvicepresidenta y liberal declarada, priorizando la defensa de las instituciones democráticas sobre lealtades partidarias.
Cheney luchó contra problemas cardiovasculares desde joven, sufriendo múltiples infartos que no impidieron una vida activa y vigorosa. En 2012 recibió un trasplante de corazón que describió en una entrevista de 2014 como “el regalo de la vida misma”, permitiéndole disfrutar de una jubilación prolongada dedicada a la familia y pasatiempos como la pesca con mosca.
Adiós familiar a un “noble e imponente hombre”.
Rodeado de su esposa Lynne, con quien compartió 61 años de matrimonio, sus hijas Liz y Mary, y otros seres queridos, Cheney dejó este mundo en paz. Su familia lo recordó no solo por sus altos cargos –congresista, secretario de Defensa y vicepresidente–, sino como un patriota que inculcó en sus descendientes valores de valentía, honor, bondad y amor por el país. “Le estamos profundamente agradecidos por todo lo que hizo por nuestra nación”, expresó el comunicado, cerrando el capítulo de una era definida por su sombra en los pasillos del poder.



