Observadores políticos en México empiezan a preguntarse si los coordinadores de las cámaras legislativas, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, reciben instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La presidenta, apenas hace días, el 15 de octubre, tuvo una reunión buscando apaciguar las aguas, tan rebotadas por la reforma al Poder Judicial y el evento de “CEO Dialogue”. En su momento fue considerado un éxito y un esfuerzo de Sheinbaum Pardo para crear confianza entre los empresarios, pues tienen claro que con su concurso se puede crear riqueza en el país y continuar con los programas sociales ya funcionando y los que ella misma ha anunciado.
Los empresarios, salvo Carlos Slim, no tenían franqueadas las puertas de Palacio Nacional y se les recordaba que casi siempre salen de Las Mañaneras. De hecho, este diálogo con empresarios se vio en su momento como una de las grandes diferenciaciones entre Manuel López Obrador y la presidenta.
La impresión fue buena entre los 240 líderes del sector privado que se reunieron con Sheinbaum y hablaron de lo que venía con el nearshoring y la revisión del T-MEC.
En la reunión se habló de temas que no se tocaban en conferencias de López Obrador; se discutieron temas de inversión, facilitación comercial, energía, cambio climático, política comercial y de servicios.
Para nada se mencionaron los liberales y conservadores, ni las culpas de Calderón o el salario de Loret de Mola.
En conferencia de prensa, Sheinbaum Pardo calificó el encuentro como “una reunión importante y productiva (…) Liberamos cualquier duda y planteamos mesas de trabajo, a través de la Secretaría de Economía, sobre la reforma al Poder Judicial y Eléctrica. Sé que queda claro que ninguna de estas reformas representa un problema para la inversión en México; todo lo contrario, se va a fortalecer el Estado de Derecho”, declaró. Fue claro que la impresión que se dejó en empresarios norteamericanos, canadienses y nacionales fue la esperada: se ofrecía certeza y certidumbre… entonces, ¿por qué parece que nos encaminamos a una crisis constitucional?
En el Congreso se habla y actúa diferente
En solo 10 días la presidenta cambió de opinión y mandó señales diferentes a Adán Augusto y Ricardo Monreal, porque parecen descoordinados, parece que boicotean los esfuerzos de serenar al país por parte de Claudia Sheinbaum, parece que acatan instrucciones de otra parte o que ya encuerados no se dan cuenta de las pautas y señales de la presidenta.
La amplia discusión sobre la reforma judicial y la pretensión de que ninguna de sus leyes o resoluciones del Poder Legislativo pueda ser impugnada, vía ponerla en blanco y negro en la propia Constitución, es un hecho preocupante.
La magistrada electoral Janine Otálora afirmó que la acción declarativa aprobada por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que permitió al INE continuar el proceso de elección de integrantes del Poder Judicial, mantiene la crisis constitucional en México.
En entrevista con Carmen Aristegui, Otálora argumentó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es la autoridad competente para interpretar sus propias resoluciones; por ello, resaltó, votó en contra de la acción declarativa a petición del INE.
El tema es controversial y muy especializado, pero es claro que los argumentos de las dos partes en pugna merecen una serena reflexión, y esta no se puede dar con las prisas para completar el regalo a Andrés Manuel López Obrador, de quien dijo Gerardo Fernández Noroña que es un genio; la venganza contra el poder judicial es una genialidad. El destino del país no tiene espacio para venganzas personales.