Nadie dudaba que podría llenar el Zócalo, nada hubo de nuevo en su discurso, no dijo nada que no haya dicho antes, los mismos logros, los mismos planes, los mismos deseos, lo mismos de muchos otros informes presidenciales. Por eso fue notable la ausencia en el presidium de los representantes de los otros poderes: el Judicial y el Legislativo.
Sólo se me ocurre que la omisión no fue por descortesía u olvido. Era la manera más lógica de no subir al presídium al presidente del Senado Ricardo Monreal Ávila. La presencia de Marcelo Ebrard, se explica simplemente porque es miembro del gabinete; la de Claudia Sheinbaum, tal vez con el argumento de que es la anfitriona, como gobernadora de la Ciudad de México o simplemente porque es su gallina a la candidatura de MORENA a la sucesión presidencial del 2024 y es otro signo abierto de sus preferencias en el resultado que tendrán las encuestas para determinar abanderados de su Movimiento.
Hubo un par de declaraciones interesantes, no por novedosas, sino porque reitera que su ruta no tendrá variantes y al contrario, ahondará en su estilo personal de gobernar, cuando se refirió al ejército el espaldarazo no podría ser más pleno y ante los hechos se lo podría haber ahorrado, por eso es interesante su mención, dijo: “No es igual a otros ejércitos del mundo, los soldados son pueblo uniformado”, ignora por supuesto que los retenes de soldados en los años de más violencia en México y en Ciudad Juárez, que fue el epicentro nacional: los automovilistas llegábamos con temor a un retén de militares, por su prepotencia y hambre, muchos son los testimonios al respecto, de los años, 2008 al 2010, en donde se hablaba incluso del robo de alimentos por parte de los soldados que intimidaban por toda la ciudad y especialmente en la zona oriente de la ciudad, en donde eran mayores sus abusos.
Aquí, en los halagos al ejército, quiero recordar las palabras del historiador norteamericano David Walker, a quien se deben las mejores investigaciones sobre la Revolución Mexicana en la región del Norte de Durango, Cuencamé especialmente, cuando en tono provocador nos habló de las historia de fracasos, en dos siglos, del ejército mexicano, el cual siempre ha sido derrotado y no cuenta en toda su historia con un solo conflicto bélico del que haya salido victorioso, disculpen la digresión.
Cree que es de izquierda
Otra de las partes que me llamaron la atención del discurso presidencial, es su convencimiento de que su gobierno es de izquierda, aquí recuerdo a un grupo de miembros de MORENA que en sus reuniones semanales hablan del “Capital “y de Marx…¡no es broma!, los he escuchado varias veces, lo cual deja de manifiesto que por lo menos entre sus seguidores también existe la convicción de que son de izquierda, aunque lo hechos demuestren los contrario.
Al respecto dijo, en su discurso de una hora 15 minutos, que los publicistas neoliberales siempre aconsejan “correrse al centro, pues no, ese es un error, ser de izquierda es anclarme en nuestros ideales y principios”.
Si creo que AMLO este convencido de que es de izquierda, tratar de interpretar con lógica o evidencia empírica sus palabras es tarea inútil y crea gran desconcierto…para muestra un botón: ¡Cómo puede ser de izquierda un gobierno que entre sus miembros destacados tiene a Manuel Espino Barriento, miembros del Yunque, hombre de la ultraderecha juramentada, ejemplos hay muchos, si menciona a Espino, es porque es muy conocido de los chihuahuenses.