Por Pablo Alonso Herraiz
La exposición itinerante “Lo uno y lo otro”, en la que participan siete artistas plásticos juarenses, podrá disfrutarse del 8 de marzo al 21 de abril de 2019 en el Centro Cultural Palacio de Alvarado, en Parral. Se trata de una iniciativa sin precedentes que contará con seis sedes en nueve meses. Participan Cristina Gardea, Josefina Membrila, Adrián Caldera, Alfredo Tellez “Bandido”, Antonio Ochoa, Mario Ortiz “Mortiz”, y Mario Parra. Aquí una muestra, en voz de su curador.
El fotógrafo sin cámara
Adrián Caldera (Gómez Palacio, Durango, 1951). El interés por recuperar el fotograma como un procedimiento de trabajo con el que poder renovar la visualidad y donde aplicar nuevas propuestas conceptuales y estéticas, es una de las constantes preocupaciones de Caldera por las capacidades de representación de la fotografía, que en su metódico y experimental proceso creativo destila estrategias de experimentación poético-fotográficas, aplicando entre otras, la máxima: “No hace falta una cámara para crear fotografías”. Prescindiendo de lo anecdótico y descriptivo, la fotografía abstracta de Caldera “Caldergramas” explora las posibilidades estéticas y tecnológicas de la imagen con el uso experimental de la cámara estenopeica (Caldercam) y el fotograma, así como los mecanismos de tensión entre lo analógico y lo digital.
El silencio que serena
Alfredo Téllez “Bandido” (Ciudad Juárez, Chih., 1953). El espíritu expresionista en los cuadros de Bandido se exterioriza desde la destreza y firmeza de un enigmático trazo agrisado que da cuenta de lo sublime en una emotiva y rigurosa distorsión del objeto y la figura humana. Bandido “esqueletiza” la pintura y la convierte en un silencio sosegado de gran sensibilidad emocional, así, sus pinturas se muestran meditativas y serenas caracterizadas por un tono intimista donde abunda la ausencia de grandilocuencias y efectos teatrales. Por otra parte, con el empleo de una estilización grequiana de fuerte componente expresionista, el artista trata de explicar lo que desconocemos y espiritualizar lo conocido. Para Bandido los grises son espacios de meditación, calma tensa que alimenta su tiempo detenido en un agudo instante que sana y sosiega.
Cartografías de lo desconocido
Antonio Ochoa (Celaya, Guanajuato, 1955). En general el arte digital y el arte generativo en particular a través de los lenguajes de programación y el uso de sistemas que se utilizan para la dirección, producción y realización, predisponen la experimentación en torno a problemáticas creativo-filosóficas complejas y conceptos flotantes como arte de software, los sistemas complejos, algoritmos, el arte interactivo, live coding, aleatoriedad, etc. Desde esta perspectiva, la obra gráfica digital explora las nuevas posibilidades para la producción del grabado generado por ordenador y las “nuevas” tecnologías, y las posibilidades de los nuevos medios de impresión y reproducción en el diseño de imágenes. La serie de trabajos digitales abstractos de Ochoa se ocupan, por un lado de las infinitas probabilidades del binomio fractal y elemento gráfico en el texto visual, por otra parte estudian la posibilidad de generar muchas variaciones.
El dibujo viviente
Cristina Gardea (Santa Bárbara, Chih., 1966). La obra sobre papel que presenta Gardea toma como protagonista a la mujer y la naturaleza. Composiciones en las que muestra una noción estilizada del rostro femenino en actitudes delicadas y gráciles en un lenguaje que entrevera discursos surrealistas, simbolistas y Art Nouveau. La inspiración en lo viviente y el uso profuso de elementos de origen natural (formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose) en las que parece haber vida secreta. Este deslumbrante y matizado mundo poético sigue encontrando su filiación no sólo en los recovecos del sueño y de la imaginación, sino que se abre también a las más variadas formas naturales. El mundo sensorial es captado por Gardea con avidez de goces sensoriales y de belleza a la vez que sueña mundos de brillante, vitalista y sensual belleza.
La traductora de imágenes
Josefina Membrila (Nuevo Casas Grandes, Chih., 1958). El conjunto de planteamientos pictóricos de Membrila supone una labor poética de recreación y adaptación libre de la obra del pintor italiano del siglo XV Sandro Botticelli, un laboratorio de interpretación y traducción pictórica caracterizado por la simplicidad y síntesis de las formas; la espontaneidad sin interferencias, ingenua y encantadora. Fresca, colorida e “incontaminada”, la técnica de Membrila es entrañable y pura con un carácter espontáneo que le otorga unos ribetes de estilo realista-naif, neo-primitivo y arte instintivo que la lleva a revisar la obra de aquellos que nos han precedido la Historia como una manera de rendir homenaje y ser leal al Arte. La forma “despreocupada” y espontánea de Membrila dialoga con la gracia y el encanto del trazo preciosista de Botticelli.
Sobre el arte y sobre la vida
Mario Ortiz “Mortiz” (Aguascalientes, 1945). La serie de pinturas sobre tabla de “Mortiz” se caracterizan por el frecuente empleo de atmósferas oníricas y ambientes mágicos, la expresividad de una vigorosa pincelada viva y directa en un universo enigmático de contrastes explosivos de color. Dividida la serie en tres bloques, el recorrido temático lo comprenden por un lado las obras eclécticas de corte gestual, informalista, expresionismo abstracto y abstracciones líricas. “En las afueras”, “En Albanta”, “La última luz” (2018), son obras que ponen el acento en esas dos cuestiones y vínculos que siempre han interesado al artista; como eje fundamental el color de la expresión pictórica y unas composiciones realizadas con absoluta libertad y pasión. Lleno de resonancias simbólicas Mario Ortiz se entrega a la espontaneidad.
La integridad del fragmento
Mario Parra (Creel, Chih., 1952). La figura humana y el desnudo masculino y femenino son los temas recurrentes en los dibujos de Parra, estudio y representación clásica del cuerpo humano que sintetizan de un lado la poética del fragmento y la paradoja de la “estética de lo inacabado” en el arte, el non finito de Miguel Ángel Buonarroti y Rodin, y de otra parte, la idea del boceto como unidad de expresión fragmentada “no acabada”, destacado como un elogio a la escultura de la Antigua Grecia y Roma, una oda a los modelos clásicos de belleza, de sus formas y proporciones y al mismo tiempo, una respuesta al concepto de la fragilidad y fugacidad de la vida a través de las delicadas representaciones en papel del desnudo humano en diversas posiciones. Su obra muestra esa capacidad de exteriorizar la extrema y virtuosa rapidez, destreza en la representación gráfica.
Un diálogo itinerante
La exposición colectiva “Lo uno y lo otro” se presentó del 5 de diciembre al 4 de febrero en el Museo Casa Redonda en Chihuahua capital.
La selección consta de setenta obras, entre dibujos, pinturas, fotografías y estampas digitales, un horizonte híbrido de referencias y técnicas que rebasa los estereotipos de temática del desierto, norte y violencia, para tratar de comprender una parte del fenómeno cultural y artístico de la frontera.
“Es iniciar ese diálogo entre el artista y el espectador, va siendo el arte el que hable de Ciudad Juárez”, dijo Dora Elena Delgado Barraza, coordinadora del proyecto.
La propuesta inició como un gesto de agradecimiento a la ciudad y su arte, para luego convertirse en una suma de voluntades, del sector gubernamental e iniciativa privada que se unió y apoyó al proyecto, explicó.
Después de Parral, la exposición se presentará en las siguientes sedes:
• Museo del Desierto Chihuahuense, en Ciudad Delicias (del 15 de junio al 15 de julio de 2019).
• Centro Cultural San Antonio, en Cuauhtémoc (del 2 de mayo al 5 de junio).
• Galería Josefina Membrila Fine Art, en San Miguel de Allende, Guanajuato (del 1 al 31 de agosto).
• Casa Chihuahua, en la Ciudad de México (del 15 de septiembre al 15 de noviembre).
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