Darkest Hour o Las horas más oscuras (como se le tituló en Hispanoamérica) llegó a los cines el pasado 12 de enero. Dirigida por Joe Wright, quien llevó a cabo la versión de 2005 de Orgullo y Prejuicio. Con un reparto conformado por Kristin Scott Thomas, Lily James, Stephen Dillane, Ronald Pickup y Ben Mendelsohn y protagonizada por Gary Oldman (favorito al Oscar a Mejor Actor). Con guion de Anthony McCarten (La teoría del todo, 2014), fotografía de Bruno Delbonnel (Big Eyes, 2014), música de Dario Marianelli (V de Vendetta, 2006) y montaje de Valerio Bonelli. Producida por Perfect World Pictures y Working Title Films, distribuida por Focus Features.
Las horas más oscuras es una película biográfica sobre el Primer Ministro Winston Churchill (Gary Oldman). Centrándose específicamente en las primeras semanas en su cargo (mayo de 1940). Momento desesperado para Europa, pues la guerra relámpago de Hitler está doblegando rápidamente al Viejo Mundo. Churchill llega al poder como una solución incómoda a la crisis interna entre los partidos. Su antecesor, Neville Chamberlain (Ronald Pickup) se ve obligado a dimitir, pues sus políticas de «apaciguamiento», en lugar de frenar las ambiciones del nazismo les dieron cabida. Todos esperan, especialmente Chamberlain y Lord Halifax (Stephen Dillane), que Winston opte por negociar la paz con Hitler, ya que la inminente derrota de Francia sumerge a la isla en un peligro amenazador.
El casting de Oldman para este papel suena en un primer momento dudoso o arriesgado. Sin embargo, el trabajo de este actor londinense se deja ver a simple vista y a través de todo ese maquillaje que le da el aspecto físico de este importante líder. La aplicación de «El método» se puede apreciar a simple vista, pues Oldman modula su voz, incorporó maneras de caminar, de hablar y reír. Un gran esfuerzo que por pocos momentos parece construir más bien una caricatura de Churchill que una proyección de su persona. Tal vez debido a un guion que busca el drama y la humanización del protagonista, pues no son pocos los matices que son llevados a la puesta en escena. La mirada de Oldman está ahí pero sólo eso.
Pero en esta cinta, no todo es Gary. La fotografía es el otro gran prodigio. Cargada de claro oscuros que recuerdan al cine negro (y en lo personal algunas pinturas de Goya). Ambientes sumidos en las tinieblas, ligeramente cortadas por fuentes luz y que no son para nada caprichosas. No cabe duda de que el título se explica por múltiples caminos. La oscuridad de la época se proyecta con la iluminación, se cristaliza con la actitud derrotista de los políticos y se explica por el inmenso y aparentemente, invencible poder del ejército alemán, siempre contrastando con la débil resistencia de los países agredidos y/o conquistados.
Aunque la amenaza nazi está ahí, tiene muy poco metraje dedicado. Por lo que el drama se reduce a Winston y sus personajes satélites. La dirección coloca la fotografía y a los personajes en su lugar para el drama que intenta construir. Sin embargo, Joe Wright cierra la cinta con un mensaje triunfalista que se percibe un poco fuera de lugar. Claro, desde el punto de vista del personaje central, este matiz se justifica por la lucha cuesta arriba que libra con el rey, con su gabinete de guerra y con sus principios. Pero desde un punto de vista histórico se percibe un halo de patriotero.
A pesar de que el cierre desentone un poco, el resto de la cinta está ejecutado satisfactoriamente en los rubros antes mencionados. Algunos personajes tuvieron escenas sobrantes o incompletas, como la esposa de Winston, Clementine (Kristin Scott Thomas) o de plano desaprovechadas como la asistente del mandatario Elizabeth Layton (Lily James). Aún con estas posibilidades mal empleadas, sus diálogos e interacciones con el eje de la cinta están bien logradas.
Por supuesto que una cinta sobre Winston Churchill no estaría completa sin las intrigas políticas al estilo inglés, el sentido de humor particular de los isleños y las citas o frases memorables. Fue un acierto de la cinta plantear a un Churchill que tiene más que claro de lo que se trata la «polaca», aunque al salir de la sala se puede sentir que hubo un vacío ideológico. Se describe pobremente como un conservador y como alguien que «representa a una sola cosa, a sí mismo». Definitivamente faltó un remate por ahí que le diera ese matiz ideológico y lo sacará de este grisáceo que presenta Wright. Suficientemente humanizado para ponerlo en el retrete, pero no tanto como para saber cuáles son sus inclinaciones políticas concretas.
El conjunto es sólido interesante. Más por su foto que por su guion. Con decisiones creativas buenas, movimiento de cámara interesantes y una secuencia en tren bien lograda. El lapso de Winston que le interesa a la cinta es corta (considerando que en julio de 1945 deja el cargo por el sisma político que estalló en Inglaterra con el partido laborista) pero esto juega a su favor, ya que mantiene el ritmo y evita sentirse tediosa como en otras biopics. La recomiendo por la calidad de su ejecución, su foto y la actuación de Oldman pero poco concuerdo con algunas críticas que la califican como obra maestra.
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