Blas Lorenzo Alderete. Lo poco que sé de este poeta él mismo lo escribió: nació el 3 de febrero de 1739 en San Antonio de Corpus Christi de la Isleta (región de Paso del Norte), se casó en 1759, tuvo un hijo, viajó varias veces a la villa de “Chiguagua”, y a principios de 1761 fue acusado de difamación.
Por esta querella sus manuscritos quedaron en los Archivos Municipales de Ciudad Juárez. A Blas Lorenzo Alderete lo descubrí casi por accidente en las Colecciones Especiales de UTEP. Encontré: un poemario religioso, una colección de canciones satíricas, unas notas biográficas, y el poemario titulado El Libro de las Rosas (que sus enemigos titularon “El Libro de Blas Lorenzo”).
De este último manuscrito, hablaré en este micromentario. II La querella legal destaca los siguientes hechos: Alderete fue a la villa de “Chiguagua” para visitar a algunos amigos. Acudió a una tertulia donde cantó unas letrillas satíricas contra don Manuel de Estrada y don Lucas de Alcalá, a posteri, estos lo llevaron a juicio exigiéndole una compensación monetaria “por daños de honor” causados por Aldrete.
El litigio ocurrió en Paso del Norte en los meses de febrero y abril de 1761. El juez exigió que Alderete entregara los “libelos” como pruebas acusatorias. Gracias a esto, 258 años después, supe de la existencia de El Libro de las Rosas. III El libro de las Rosas. Es un cuadernillo hecho a mano, la portada presenta un árbol (tal vez un arbusto) donde tres pájaros se mecen en sus ramas. El libro contiene una colección de décimas. Al final del libro hay una frase latina: “Finis Coronat Opus” (se trata de una frase de Ovidio: “El fin corona los esfuerzos realizados”).
IV El tema general del poemario es el amor ausente.
Alderete tendría unos 20 años al escribir este librito. En sus versos hay reflexión existencial, lamento amoroso, remembranza del placer fugaz, reclamos, reconciliaciones, peticiones y una décima de resignación final.
La obra no está exenta de barroquismos de la época (“Loco estoy cuando más cuerdo”, “siempre estoy alegre y triste”).
El libro de las Rosas es (sobre todo) un discurso enamorado, un litigio contra la soledad. Cito algunos fragmentos:
V El poemario comienza con los siguientes versos: “Si es que es vivir el día de hoy / Si es que el día de ayer [pasó] / Si vivo en mí, así en mí estoy / Si era o acaso seré / Si [fui], si he sido o si soy”. Es una iniciación reflexiva, un algo de lamento, de recuento existencial, afirmación de identidad en la nostalgia: soy esto que (ahora) sufre al escribir. En otra décima, el lamento es una especie de estado de gracia emocional: “Pues si no hayo culpa alguna / Para tanto padecer / La gloria de mi fortuna / Mas no obstante / No hay ninguna / De la dicha que gocé / Una tras otra se fue”. El poemario es en sí el periplo (paso a paso) de un Amor. Veamos su secuencia: (a) la duda: “En fin, yo no sé si quise / O si fui correspondido / Me dicen que fui querido / Si fue cierto no se dice”. (b) El empeño a pesar del rechazo: “Que ley ingrata has hallado / Para hacer burla de mí”. (c) El reproche despechado: “¿Qué pruebas con despreciarme / Pues es más clara evidencia / Que no más para engañarme / Solo has tenido licencia…”. El reproche: brillo del espejo de la culpa, la acusada está obligada a escuchar (por lo menos) a la víctima de su desdén. Continuemos: VI (d) La petición de clemencia: “En el umbral de la muerte / por ti en él crucé más fuerte”, “llega, llega a consolarme”. Y más adelante: “Supe me dabas la muerte / Por pena de tu apatía / Pero por satisfacerte / Supo amor, que te quería / Aun antes de conocerte”. Es el discurso del amor predestinado, el amor vital: el deseo de una existencia compartida como argumento final. (e) La vulnerabilidad vital que otorga derecho a compensación amorosa: “Vivo con tanta lealtad / En tu ausencia, prenda mía / Que mi mayor compañía / Es mi mayor soledad”. Y agrega: “Ausente de tu beldad / Sólo me acompaña el llanto / Esto es mi bien la verdad / Pues como te quiero tanto / Vivo con tanta lealtad”. VII (f) Petición de ayuda o simpatía. El querelloso del Amor deja por un momento su monólogo directo a la mujer amada y se dirige a la Naturaleza: “Escúchenme plantas y yerbas / Aves, peces y animales, / Pajarillos de estas selvas / Oíd que son tantas mis penas / Tanta mi infelicidad / De la gente la impiedad / Se convierte en tiranía / Huye de mi compañía / [Y de] questa soledad”. (g) Luego el yo interior pasa de la naturaleza a la autorreflexión, a la conciencia de su estado de confusión emocional (el melodrama del abandono es siempre indefinición barroca): “Amo, aborrezco y adoro / Y yo propio no me entiendo / Pues sé lo que estoy sintiendo: / Gloria, cantos y penas lloro // A un tiempo aborrezco y quiero / Siempre estoy alegre y lloro, / No quiero querer y quiero, / Amo, aborrezco y adoro”. Estado de ambigüedad, de ansiedad extrema entre el amor y el odio a ese deseo que en él germina: tal es la tortura (literaria) del no amado.
VIII (h) El poemario termina (o debió terminar) con una voz externa, un Deux Machina que si no lo rescata al menos lo consuela (toda nostalgia debe tener su terapia liberadora): “No te aflijas ni te mates / Con seguir a quien te deja / Si no procura olvidarla / Pues ella es quien te desprecia. // El tiempo todo lo acaba / Y todo es [por él] consumido / Así consumió el amor / Que entre uno y otro mediaba / Ahora sé lo que ignoraba / pues dudaba lo que sé / del amor los nuevos quilates / que ofreció el tiempo enemigo / pero si éste fue quien lo hizo / no te fatigues ni te mates”. La resignación vendrá, pues la querella ha sido resuelta por la Sabiduría. El tiempo todo lo cura (todo locura), para qué quedarse en el torno de la noria del amor no realizado. Y así terminan mis notas sobre este El Libro de las Rosas.
IX Adenda: El Libro de las Rosas, permanece en el archivo de UTEP, en el CJMA [Ciudad Juárez Municipal Archives], MF [MicroFilm], en la sección número 513, parte 2 del rollo o caja número 9, en el Cuadro 33, lado A. En cuanto a la información sobre la familia Alderete, consultar: Rick Hendricks. (‘Will of José Antonio Alderete’, El Paso [del Norte], junio 7, 1763), colección de microfilmes, UTEP, Archivo Municipal de Ciudad Juárez. Rollo 7, parte 1, 1763, Cuadros: 179-182; también en Rick Hendricks, ‘Wills from El Paso del Norte, 1754-1817’, Nuestra Raíces (Quarterly Journal of the Genealogical Society of Hispanic America), Vol. 6, No. 4, invierno, 1994:167].
Doy fe. ≡ ≡ ≡ [email protected] ≡ ≡ ≡