Rubén Aguilar Jiménez, dueño del Partido del Trabajo desde su fundación en Chihuahua, hizo gran escuela entre sus hijas, quienes ocupan puestos de relevancia política y saltan con gran soltura de una posición a otra. Es claro que, aparte de la herencia genética, le aprendieron al patriarca, hoy prácticamente retirado a sus 81 años.
Las herederas del PT tienen el don de la ubicuidad. Algunas están en la esfera de influencia del precandidato de MORENA a la gubernatura, Cruz Pérez Cuéllar, y por lo menos Hanoi Aguilar Gil lleva poco más de un mes en el equipo del precandidato del PAN a la gubernatura, Marco Bonilla, quien en estos momentos enfrenta problemitas por la compra de una casa de 17 millones de pesos.
Así es, las tres hermanas y sus adláteres están en la jugada política en proyectos distintos. Para las Aguilar Gil, eso no es ningún problema; ya las aguas tomarán su nivel, y ahora, en calidad de mientras, no tiene nada de malo jugar con dos barajas. Don Rubén lo hizo infinidad de veces; por décadas pasó de diputado local a diputado federal y así se le fueron los años.
Tantos años de legislador, y en lugar de recordarlo por alguna iniciativa o idea, lo recuerdo porque en las bolsas de su guayabera cabía todo. Hasta llegué a pensar que cargaba con el archivo personal por razones de seguridad… era imposible no fijarse en sus cuatro bolsas repletas.
Tampoco me vienen a la cabeza en este momento iniciativas o ideas que alguna de las tres hermanas Aguilar Gil haya defendido en la tribuna. Sin embargo, fieles a la tradición iniciada por su padre, saben estar en la jugada. América es diputada plurinominal por el PT al Congreso local; disfrutan de la herencia paterna, por supuesto, nos referimos al PT.
Lily es diputada de mayoría por el III Distrito Federal Electoral, con cabecera en Ciudad Juárez, y su asistente personal (faltaron hermanas), Irlanda Márquez, dejó de asistir y se postuló y ganó el VI Distrito Estatal Electoral, también con cabecera en Ciudad Juárez; ambas en el proyecto electoral del alcalde juarense.
No todo ha sido miel sobre hojuelas
Platicado así, parece que todo les ha salido de maravilla a las hermanas Aguilar Gil, que todo ha sido maravilloso y sencillo; pero no, han tenido sus asegunes, ya que todo se maneja en familia, como los Corleone, para ser más ilustrativos.
La diputada Jael Argüelles ha denunciado que, cuando suplió a su hermana en la diputación local, las hermanas Aguilar le percibían el 50 por ciento de su salario de legisladora, y también asegura que su hermana Deyanira Ozaeta Díaz renunció a su curul por las presiones de las exitosas hermanas, quienes, por supuesto, también le “cobraban” el 50 por ciento de su salario. Tanta presión sufría Deyanira que, luego de algunos colapsos nerviosos, renunció a la mitad de su salario como diputada local, o sea, dejó la diputación, para mayor claridad.
Bien, pues estas hermanitas se saben cotizar entre los políticos con presente y probable mejor futuro, ya que, sin dejar de pertenecer a la familia del PT, se entienden de maravilla y la juegan políticamente con los alcaldes de Chihuahua y Ciudad Juárez… y sin el menor rubor.