Lo que decida hoy Marcelo Ebrard, sin importar que sea o en que sentido, beneficia a la candidatura de Xóchitl Gálvez quien definitivamente tiene los atributos para enfrentar a la candidata oficial Claudia Sheinbaum, aún siendo su jefe de campaña informal Andrés Manuel López Obrador. Claudia tiene tras de sí al nuevo partido aplanadora, como el PRI en el siglo pasado, los momios la favorecen hoy, 11 de septiembre de 2023…pero la elección es el domingo 2 de junio de 2024, dentro de 267 días.
Falta todavía que mucha agua pase bajo el puente, Claudia es una candidata soporífera, al frente de un exitoso partido que lo ha ganado casi todo en los últimos cinco años; tiene de adversaria a una candidata inspiradora, con genio, rápida en reaccionar, con tres partidos disímbolos, en una alianza impensable antes de las Mañaneras, muy desgastados…pero que la necesitan y ella los necesita, porque es una “outsider” de la política.
El enorme partido que es MORENA, tiene a la peor candidata posible; por otra parte, la extraña amalgama PRI-PAN-PRD, tienen a la mejor candidata posible para este momento. Lo que viene no es una lucha entre izquierdas y derechas. Ni MORENA es la izquierda, ni el Frente son los descendientes de conservadores que enfrentó Benito Juárez en el siglo XIX, según la cansina narrativa de las Mañaneras; atención no por repetitiva la narrativa de AMLO, es un error, al contrario, está siguiendo el librito de la propaganda política: repetición, repetición y más repetición, para que el mensaje penetre.
Goebbels lo simplificaba; repite una mentira mil veces hasta que sea verdad.
Volviendo al tema, no será un proceso electoral en el que se enfrentan las ideologías ¿desde cuando son de izquierda Marco Adán Quezada, Carlos Borruel, Cruz Pérez Cuéllar, Adriana Terrazas, Chito García, Manuel Bartlett, Francisco Ricardo Sheffield Padilla, Armando Cabada?, en fin la lista es interminable.
El mismo Andrés Manuel López Obrador y su casi hermano Adán Augusto López, están formados en una ideología que se llama “nacionalismo revolucionario”, exacto, son priistas, baste ver el logo de la 4T; herederos de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución; con esa tradición lo deseable es luchar contra los conservadores del siglo XIX y como estos ya están muertos es suficiente ponerle el remoquete a cualquiera que critique o no esté de acuerdo con el líder que es el epicentro de todo: Andrés Manuel López Obrador.
La fortaleza de Claudia Sheinbaum, esta en la estructura que aceleradamente ha ido creando MORENA, sus 23 gobernadores y el mayor financiamiento público vía INE y también lo que le pueda acercar la Secretaria del Bienestar, que ya fue acusada en la interna de intervenir a favor de Claudia, por Marcelo Ebrard.
Xóchitl enfrenta al Estado
Hay mucha evidencia empírica de los pocos escrúpulos que tiene López Obrador para usar el aparato estatal, incluso ilegalmente, para atacar a lo que él llama adversarios; sea personas que se oponen a su opinión o critican su modo de gobernar. a eso se enfrenta con algarabía Gálvez Ruiz, quien ha entrado al callejón de los golpes y los responde uno a uno, no la intimida Andrés Manuel.
Conciliadora, gregaria, al contrario de lo que han demostrado Claudia y López Obrador, quienes menosprecia las inconformidades de Marcelo Ebrard; Xóchitl al contrario busca al ex canciller, de hecho declaró que ya platicaron y que él tomará su decisión. también ha sabido acercarse a los inconformes del Movimiento Ciudadano, pero aspira a sentarse con Dante Delgado, junta piedras, sabe que es David contra Goliat.
Es una lucha por el poder en el que nada tienen que ver partidos o ideologías, son dos polos; el escenario lo armó con su discurso López Obrador; hay de dos sopas: los defensores a ultranza de AMLO y sus detractores sistemáticos, es la polarización plena, hay poco espacio para la virtud, entendiendo por esta lo que decía san Agustín, rescatando a Aristóteles: “La virtud está en el justo medio”.