Es lugar común hablar del futurismo en México. Apenas se había dado la elección de Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia, y algunos observadores-simpatizantes políticos ya hablaban de que para el 2030 el proyecto sería Marcelo Ebrard.
Semanas después, se habló de que Luisa María Alcalde, entonces secretaria de Gobernación, pintaba como la designada para la dirigencia de MORENA, y se alzaron voces que veían con gran claridad el proyecto de sucesión para cuando terminara su periodo la actual Presidenta, conste que todavía no tomaba posesión.
Luego se vio con meridiana claridad que Andy López Beltrán estaría entre los principales dirigentes nacionales de MORENA. Se hablaba tanto de la Secretaría General como de la Secretaría de Organización, y nuevamente los opinadores salieron a pronosticar un plan dinástico: Andrés Manuel preparaba a su hijo para suceder a Claudia, y desde la Secretaría de Organización del Movimiento tendrían gran interlocución con gobernadores y actores políticos del partido en todo el país para ir tejiendo alianzas, determinar las candidaturas a diputados para el 2027 y su eventual candidatura para el 2030… No tenemos arreglo, siempre ha sido así.
Como en el viejo PRI
Lo que sí es claro e incuestionable es que la próxima presidencia de la república se definirá en una lucha interna en MORENA, como partido hegemónico que es, como lo era en el siglo veinte el PRI. La pelea por las candidaturas se daba intramuros, y la elección simplemente era un trámite legitimador. Así se ve, por lo menos en el horizonte que alcanza la elección del 2030, ya que la oposición está totalmente borrada y desconcertada, con voces aisladas que poco se escuchan, como la del legislador Damián Zepeda, quien al ver el apoyo de Ricardo Anaya y Marko Cortés al diputado Jorge Romero Herrera, anunció que no buscará la dirigencia del PAN.
Recordemos que Ricardo Anaya es la fuerza dominante en el partido. Fue por su voluntad que llegó Marko Cortés, no obstante conocer sus limitaciones, lo cual lo hacía más manejable, y su dominancia se demostró al regresar de su autoexilio de seis años en los Estados Unidos, directo a una senaduría plurinominal. Ahora es su voluntad que sea Jorge Romero Herrera, y así será. El PAN dejó la democracia interna luego de su paso de doce años por el poder, a principios del actual siglo.
En Chihuahua estamos más cerca
Ningún observador político serio duda que MORENA ganará la gubernatura de Chihuahua en el 2027, y que la lucha que se da actualmente será definitoria. Dos precandidatos se ven claramente desde este momento, ambos de MORENA, por supuesto. La joven senadora Andrea Chávez, quien fue muy votada en las pasadas elecciones, no oculta sus deseos de llegar a la gubernatura, bajo el padrinazgo de Adán Augusto López, quien no es poca cosa.
Hay entusiasmo, hay carisma, pero también hay desbocamiento y poca experiencia.
En los últimos días, abrió una casa de enlace en la ciudad de Delicias, y es de esperarse que lo haga en las seis o siete principales ciudades de la entidad por su población.
Otro que se ve ganoso es el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, quien tiene décadas de experiencia, y en ganas no le va a la zaga a Chávez Treviño. Cruz recarga la agenda y aprovecha cada minuto; entre el sábado y el domingo recién pasados, se entrevistó con el alcalde de Casas Grandes, Roberto Lucero, y hablaron de hermanar oficialmente a los dos municipios.
Tuvo una reunión con campesinos del noroeste en Janos, en donde lo acompañó su hermano, el diputado federal Alejandro Pérez Cuéllar.
Fue a Mata Ortiz a admirar su cerámica y tuvo una reunión con un amplio número de personas.
Visitó a Edith Escárcega, alcaldesa de Nuevo Casas Grandes; hizo lo propio con el alcalde de San Buenaventura, Rogelio Pacheco, y se dio tiempo para ir a Villa Ahumada a ver al alcalde Iván Rodolfo Espejo. Remató el fin de semana con la inauguración, a las diez de la noche del domingo, del distribuidor vial Manuel Talamás Camandari, que calificó de “perrote”.
La agenda de Pérez Cuéllar está muy cerrada y claramente tiene los ojos puestos en la gubernatura.
Marco Bonilla seguramente será el rival por el PAN y tiene suficiente para retener la capital, en donde es muy popular, pero siendo fríos, vienen los tiempos de MORENA.