El año 2016 está por finalizar y como siempre sucede alrededor de estas fechas empezamos a hacer un balance de lo bueno y malo. Comenzamos también a hacer planes y a crearnos expectativas del año que está por iniciar.
Invariablemente nos concentramos más en el saldo negativo, en las pérdidas a lo largo de estos últimos 365 días, en la difícil situación que nos espera, y que empezamos a vislumbrar basados en el contexto nacional e internacional. Y es cierto, esas cosas pesan mucho. A lo largo de este último año, muchos habrán perdido a seres muy queridos, otros habrán pasado por situaciones muy difíciles. Es normal sentirse abatido.
Pero la llegada de un nuevo año también es motivo de celebración; aquí estamos, vivos, con 365 nuevas oportunidades de hacerlo mejor de ahora en adelante, recordemos con amor a quienes se nos adelantaron y valoremos a quienes aún están con nosotros, agradezcamos lo que tengamos, y no nos enojemos por las grandes cosas materiales que no podamos poseer de inmediato. Mientras estemos vivos, con salud y con trabajo todo eso vendrá llegando, con tiempo y esfuerzo.
Muchos no tienen esa misma suerte, no saben lo que es llegar a una casa, para protegerse de las inclemencias del tiempo, otros no tienen un alacena surtida. Habrá niños para quienes su regalo más preciado pueda ser una comida, una cobija, un abrigo, no un juguete.
Agradezcamos estar vivos, démosle al 2017, trescientas sesenta y cinco razones para ser el mejor año de nuestras vidas.
Tampoco pecaremos de ingenuos, el escenario se vislumbra difícil, pero que eso no nos agobie, al contrario que sea la fuerza para salir una vez más avante, antes lo hemos logrado, aun en situaciones más difíciles y adversas.
El personal y directivos de Semanario, les desea a sus lectores y patrocinadores unas felices fiestas en compañía de sus seres queridos y un feliz y próspero 2017.
Opina