La revista *Letras Libres* del 30 de junio de 1985 publicó ampliamente un ensayo de Gabriel Zaid: “Escenarios sobre el fin del PRI”. En su momento fue lectura obligada y objeto de muchos comentarios y análisis; como se diría hoy, dominó la conversación pública por un buen rato.
Como todos los procesos, lleva su tiempo, y algunos signos lo revelan, como la renuncia de Manlio Fabio Beltrones apenas hace tres días, el entronizamiento de Alejandro Moreno en la presidencia; pero sobre todo, el traslado masivo de sus miembros y operadores políticos a las filas de MORENA. De hecho, la columna de ayer habla de dos inocuas expresidentas del PRI en Ciudad Juárez que fueron cobijadas ambas por MORENA. Por supuesto, nos referimos a Adriana Terrazas Porras y Mayra Chávez Jiménez, la primera de ellas con poca lealtad por los guindas, ya que colabora abiertamente con el gobierno panista de Maru Campos. No son los ejemplos más importantes de esta migración, sino los más a la mano y recientes en la memoria. De hecho, están también dos “nacionalistas revolucionarios” de primer orden: Andrés Manuel López Obrador y Adán Augusto López.
Volviendo al ensayo de Gabriel Zaid, en sus primeras dos páginas habla de cuatro posibles escenarios:
1) Será eterno, se reinventará sobre la marcha y nunca acabará;
2) Un golpe de Estado lo saca del poder. A este escenario dedica poco espacio, ya que quien puede dar un golpe de Estado en México es el Presidente o Presidenta, como es el caso actual;
3) Surge una revolución. La pobreza de muchos y los privilegios de pocos hartan a la población, y una revolución acaba con el Tricolor;
4) Plantea el surgimiento de un ayatolá contra la corrupción. Aquí da crédito al autor de la idea: Armando Ayala Anguiano, quien plantea esto en su libro *“Cómo podría perder el PRI”*.
En parte del texto, habla del fin del PRI con una transformación: con las mismas siglas o sin ellas, habría gatopardismo y vendría su final y, paradójicamente, también su supervivencia.
Llegó el fin
Es claro que los hipotéticos escenarios de 1985 de Gabriel Zaid, de alguna manera, se dieron, no con un ayatolá, sino con un Mesías Tropical. Los priistas se resistieron al cambio durante más de 30 años, y fue con la llegada de un presidente muy poco priista, como Ernesto Zedillo, que se inició el proceso de acabar con el partido hegemónico que había sido el Tricolor hasta 1988, cuando en unas elecciones probablemente fraudulentas quedó demostrado que el hartazgo había llegado y se imponía el cambio.
Lamentablemente, Vicente Fox, gran candidato, no estuvo a la altura del momento histórico que se le presentó al derrotar al PRI por primera vez en 70 años, y a Felipe Calderón le salió el priista que todos llevamos dentro, y el PRI regresó al poder en 2012. Sin embargo, fue hasta 2018 que el Tricolor cumplió con uno de los escenarios vislumbrados por Zaid en 1985. Se acabaron las siglas, pero el partido hegemónico y todopoderoso que sobrevivió el siglo veinte se reinventa en MORENA, y ahí se refugian muchos, demasiados priistas… el partido hegemónico sigue con vida, como lo vaticinó Gabriel Zaid en su ensayo. El nombre es lo de menos.