El abogado personal de Donald Trump, Michael Cohen, su “fixer” como se le conoce en inglés al encargado de esconder los trapos sucios y hacer desaparecer los problemas al empresario inmobiliario, fue condenado la mañana de este miércoles a tres años de cárcel por evasión fiscal, por mentir al Congreso y por sobornar a dos mujeres para que no hablaran de las supuestas aventuras extramatrimoniales del ahora mandatario estadounidense, durante la campaña electoral de 2016.
Con el objetivo de proteger la imagen del entonces candidato republicano, Cohen pagó a dos mujeres y las hizo firmar contratos de confidencialidad para acallarlas, lo que se considera un delito de financiación ilícita en el que el abogado implica a Donald Trump al afirmar que actuó por orden del millonario.
Cohen, empezó a trabajar para Trump en 2006, relación que terminó luego que el Fiscal Robert Mueller lo cercara y lo implicara en la investigación que se lleva a cabo en Washington en torno a elección presidencial de 2016 y la intromisión de Rusia para beneficiar al candidato republicano Donald Trump. El abogado decidió confesar y colaborar con la fiscalía para reducir su condena. Además del pago a mujeres, y de haber mentido al Congreso, confesó también una evasión fiscal de 1.4 millones, que tendrá que devolver, junto con una multa de 100,000 dólares. “Este es el día en el que recupero mi libertad”, dijo ante el tribunal. Citó un mensaje de Trump en Twitter, en el que le tachaba de débil, para corregir: “Debilidad era la lealtad ciega a Donald Trump”. «Fue la lealtad ciega a este hombre lo que me llevó al camino de la oscuridad, en lugar de a la luz», añadió.
La condena de Cohen es hasta el momento lo que afecta de forma más directa al mandatario dentro de la investigación del fiscal especial Mueller sobre la injerencia electoral del Kremlin y con la complicidad del mismo Trump y sus colaboradores más cercanos.
Hasta el momento han sido señalados: Michael Cohen, su abogado; Paul Manafort, su jefe de campaña por sus vínculos con Ucrania y quien se declaró culpable por evasión fiscal y conspiración y por ultimo Michael Flynn, asesor de seguridad de la Casa Blanca culpable de haber mentido al FBI acerca de sus reuniones con embajador de Rusia en Estados Unidos, Sergey Kislak, para discutir de las sanciones de Estados Unidos a Rusia en el último tramo de la presidencia de Obama en 2016.
Los tres, han sido señalados, en el marco de la investigación de Robert Mueller y la injerencia de Rusia en la elección presidencial de 2016, todos culpables por distintos delitos, pero todos los casos con dos constantes en común Rusia y Donald Trump.
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