Ese pérfido se llamó Antonio de Padua María, Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, el cual ocupó la presidencia de México once veces.
El 27 de enero de 1835 Santa Anna se separó del poder presidencial, con el propósito de ir a combatir a los colonos texanos quienes se habían sublevado.
El general Santa Anna entró en San Antonio Bejar el 26 de febrero de 1836 atacando con éxito en El Álamo, pero el 21 de abril de 1836, las fuerzas del general Sam Houston, derrotaron en la ribera del río San Jacinto, a las tropas de Santa Anna, siendo herido gravemente Sam Houston en su pierna derecha arriba de su tobillo, siendo llevado a Nueva Orleans para su atención médica, quedando en su lugar el general Thomas J. Rusk, quien comandó al ejército de Texas del 4 de mayo al 31 de octubre de 1836.
Al ser aprendido Santa Anna, cedió ante el general David G. Burnet, firmar un acuerdo público y otro secreto, por lo que ordenó Santa Anna al general Filisola retirar sus tropas y así, él salvar su vida, firmando los acuerdos humillantes el 14 de mayo de 1836.
Anoto a continuación los acuerdos tomados de una copia que gentilmente me entregó el Ing. Civil Luis Ríos Martínez presidente de Historiadores de Cd. Juárez, A.C., encontrándose el original en la bóveda de la Librería Pública de El Paso, Texas.
Acuerdo Público. Artículo I.- General Antonio López de Santa Anna acepta que no se levantará en armas ni influenciará a que otra persona lo haga en contra de las personas de Texas. Artículo II.- Todas las hostilidades entre las tropas de México y Texas cesarán de inmediato en tierra y en mar. Artículo III.- Las tropas mexicanas evacuarán el territorio de Texas pasando al otro lado del Río Grande del Norte.
Artículo IV.- Las tropas mexicanas en su retirada no deberán tomar la propiedad de cualquier persona sin su consentimiento. Artículo V.- Toda propiedad privada incluyendo caballos y esclavos negros que haya sido capturado por el ejército mexicano, pasarán a ser propiedad del ejército de Texas. Artículo VI.- Las tropas de los dos ejércitos no podrán tener contacto. Artículo VII.- El ejército mexicano deberá salir de Texas de inmediato, cualquier retraso sería considerado violación a este tratado. Artículo VIII.- El tratado deberá ser mandado de inmediato al general Filisola y al general T. J. Rusk, comandante del ejército de Texas. Artículo IX.- Todos los prisioneros que habían sido posesión del ejército mexicano pasarán a ser liberados. Artículo X.- El general Antonio López de Santa Anna deberá ser enviado a Veracruz.
Acuerdo Secreto. Artículo I.- El general Antonio López de Santa Anna aceptará que no se levantará en armas ni influenciará a que otra persona lo haga en contra de los ciudadanos de Texas. Artículo II.- Santa Anna dará la orden de que el ejército mexicano se retire lo antes posible de Texas. Artículo III.- Santa Anna preparará todo ante el Gabinete Mexicano para aceptar la Independencia de Texas. Artículo IV.- Un tratado de comercio y límites serán establecidos entre México y Texas en donde los límites no extenderán más allá del Río Bravo del Norte. Artículo V.- El gobierno de Texas, llevará al general Santa Anna a Veracruz en una embarcación inmediatamente si acepta los puntos tratados. Artículo VI.- Este documento será firmado por duplicado y se mantendrá sellado hasta que las negociaciones hayan sido concluidas.
Este Santa Anna, hijo de su tiznada madre, ocupó siete veces más la presidencia de México y la última fue del 20 de abril de 1853 al 9 de agosto de 1855.
En ese tiempo, se suscitó la insolencia de Mr. William Carr Lane gobernador del territorio de Nuevo México, quién sostenía una polémica acerca de la posesión de La Mesilla, esforzándose en probar que estaban dentro de la línea del territorio cedido a los Estados Unidos, por el Tratado de Guadalupe Hidalgo del 2 de febrero de 1848.
Al ocupar por la fuerza el territorio de La Mesilla, fue removido de su cargo por otro gobernador de nombre David Meriwether, quien nombró al general Robert B. Campbell jefe de la Comisión de Límites.
Para evitar que los dos países volvieran a entrar en crisis, el presidente Franklin Pierce (1853-1857), le sugirió al presidente Antonio López de Santa Anna a quien el Congreso le atribuyó facultades omnímodas, por lo que tomó la decisión de vender dicho territorio, por lo que nombró al secretario de Relaciones Exteriores Manuel Díez de Bonilla, Caballero de Gran Cruz de la Nacional y muy distinguido poseedor de la Orden de Guadalupe, así como a José Salazar Llarregui y a don Mariano Monterde como comisionados, investidos con plenos poderes para dicha negociación, los cuales, después de haber presentado sus respectivos poderes y encontrándolos en propia y debida forma convinieron en firmar el Tratado de Límites de La Mesilla el 30 de noviembre de 1853, firmando el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de James Gadsden, mediante el cual los norteamericanos pagaron 10 millones de dólares por un área de 109,574 kilómetros cuadrados, dinero que nunca entró en las arcas de la nación mexicana.
Para colmo, el secretario de Relaciones Exteriores Manuel Díez y Bonilla publicó un bando el 29 de julio de 1854, que disponía: «Toda aquella persona a quien se probare que ha divulgado noticias falsas o alarmantes, sea cual fuese la clase a que pertenezca, será reducida a prisión, siendo considerada como conspiradora y por esto juzgada con arreglo a la ley del 1º de agosto de 1853.
«El que se ocupase en censurar los actos del supremo gobierno o los de alguna de las demás autoridades de la nación será reducida a prisión y juzgada y sentenciada como faccioso, e incurrirá en la pena de 200 pesos de multa, o en la de dos meses de prisión.
«Todo aquel que no denunciare a los que se ocupen en suponer descalabros que sufren las tropas del gobierno o en aplaudir o ensalzar a quienes critiquen al actual gobierno».
Ya no le sigo porque me exacerbo de los actos vergonzosos del general Antonio López de Santa Anna.
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