Tercera parte y última parte
En 1960 un amigo, diputado federal, oriundo de Misantla, Ver., quién fue líder de la Confederación Nacional Campesina, me invitó a su mansión ubicada en Lomas de Chapultepec, a la media hora llegó El Indio Fernández junto con Columba Domínguez oriunda de Guaymas, quién a los 14 años contrajo matrimonio con él, ella estudió danza, ballet, piano, pintura, esgrima y equitación, ya como actriz participó en muchos filmes destacando en Maclovia, obtuvo un Ariel. Participó en otras películas como El Fugitivo, Río Escondido, La Malquerida y en Pueblerina donde se llevó las palmas.
Además acompañaba al Indio Fernández un amigo que a la cuarta copa le brotaron las lágrimas de los ojos, le pregunté porque lloraba, me contestó que estaba pendiente una sentencia de su divorcio en el Juzgado Civil de San Ángel el cual lo presidía mi dilecto amigo el Lic. Lucas del Arenal, al llorón le dije, no se preocupe, su juicio será resuelto a su favor, de inmediato Emilio Fernández, intervino diciendo si era cierto lo que decía, lo paré en seco señalándole: «Ante los hombres nunca miento, ante las mujeres sí falto a la verdad», entonces comentó: «Lo invito a comer a mi casa ubicada en Coyoacán» me citó a las dos de la tarde.
Al día siguiente fui al Juzgado de San Ángel e invité a salir al Lic. Lucas del Arenal, me expuso: «No puedo, tengo mucho trabajo». Le contesté: «Hay que cruzar las copas», cerró su escritorio, para calentar el asunto lo invité a un restaurant alemán en San Ángel, tomamos varias copas de coñac y le propuse: «Vamos a la casa de El Indio Fernández», Lucas expresó: «Lo conoces» y le dije: «Sí», lo puse en antecedentes diciéndole, él estudió en el Colegio Militar, participó en la Rebelión de la Huertista y tras la derrota se refugió en California, USA, allí Dolores del Río le consiguió trabajo de extra, de regreso a México participó en la película Janitzio, debutó como director en La isla de la pasión, siendo sus mejores películas: María Candelaria, Flor Silvestre, Las abandonadas, Bugambilia, La Perla, Pueblerina, Enamorada, Río Escondido, Maclovia, La Malquerida, Pepita Jiménez, Salón México, La red, etc.
Al llegar a su mansión él estaba esperándonos, fumando en la calle, entramos por la cocina enseguida la sala, observé cuadros de Diego Rivera y una escalera que a petición mía subimos al segundo piso y allí observe un piano de cola y en repisas estaban tres Arieles dorados y varios plateados otorgados a él en los festivales de Cannes, Bruselas y de San Sebastián, en seguida bajamos al bar y comenzamos a beber fuerte. Al recibir muchas atenciones de El Indio Fernández, Lucas me dio un golpe con su zapato en mi pantorrilla, lo miré y con los ojos me indicó que habláramos a solas, interrumpí la plática y me levanté diciendo «voy al baño», Lucas del Arenal mencionó «te acompaño», él cerró la puerta del baño y me dijo en voz baja: «Qué traen estos con tantas atenciones a mi persona». Le conteste: «Quieren que sentencien un juicio de divorcio a favor del llorón que es amigo íntimo de El Indio Fernández, tú decide lo que tú quieras aunque afecte al amigo de El Indio, Fernández pero por ser yo tu amigo, te prometo que hablaré a tu favor para que te hagan Magistrado y lo puedo lograr porque de lunes a viernes tomo la copa a las 2 de la tarde con un Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la cantina que está atrás del Monte de Piedad en la avenida 5 de Mayo esquina con la calle de Palma». Regresamos al bar y El Indio Fernández comentó: «Vamos a cenar pues son las 8 de la noche», fuimos a cenar a un restaurant enfrente del Hotel México, yo me despedí y ellos continuaron la parranda, pasó un mes y supe por boca de El Indio Fernández que la sentencia fue a favor del llorón, el cual no perdió la patria potestad de sus hijos.
Ahora que soy viejo, sé que es la mujer la que sutilmente seduce y asedia al hombre, ella lo escoge, me sucedió con Crimilda Bojalil, la primera hija de los muchos hijos que tuvo Alfredo Bojalil Gil, oriundo de Teziutlán, Pue., el cual viajó a Nueva York y allí organizó el trío Los Panchos, con Jesús Navarro Moreno nacido en Irapuato, y Hernando Avilés oriundo de San Juan, Puerto Rico. Alfredo Bojalil adquirió en una casa de empeño de Nueva York un requinto el cual tocaba notablemente.
El trío Los Panchos tuvo grandes éxitos en Venezuela, Brasil cantando Rayito de luna, Sin Remedio, Maldito corazón, Me castiga Dios, Un siglo de ausencia, Ya es muy tarde, y Sin un amor, cuya letra es de Chucho Navarro.
El tercer viaje lo efectué con la mujer que me ha aguantado, ingresé por Quintana Roo, fuimos a Carrillo Puerto, descansamos en Bahía de la Ascensión, visitando las ruinas de Tulum, nos embarcamos para conocer la Isla de Cozumel que recorrimos en motocicleta que alquilé de pe a pa, enseguida nos hospedamos en Puerto Juárez, al día siguiente fuimos a la Isla de Mujeres, desayunando en un restaurant llamado La Península y donde contemplamos delfines, comimos mariscos en el restaurant La Laguna, me encaminé a Mérida, pasamos de largo por el sendero de la zona tropical en donde existen ríos subterráneos en el llamado parque Xcaret, de allí a Valladolid, Chichen Itza, Hoctun y en Mérida nos hospedamos en el Hotel Colón, ubicado en la calle 62 ingeríamos alimento en El Tirol localizado en la misma calle, frecuentábamos El Mesón Castellano, localizado en la calle 60, fuimos al Yanalcum en la calle 63, nos agradó, pues escuchábamos música típica.
Visitamos el Bazar García Rejoy, la Casa Montejo, el Palacio G. Cantón, el Museo Macay, el Museo de Arte Popular, el Centro Cultural Olimpo, el Museo de la Canción, la Casa de las Artesanías y la Catedral de San Idelfonso.
Tengo todavía en mi mente la vestimenta, las costumbres y las tradiciones que están arraigadas en los corazones de los yucatecos.
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