Una de las más absurdas costumbres que tienen nuestros políticos, cada cambio de administración: es la de pintar, cambiar, tapar, transformar, los monumentos, logos, avenidas, calles y cualquier cosa que se les ocurra, que les recuerde al partido saliente. Eso mismo ocurrió en Chihuahua Capital, luego que hace unos días las letras que conformaban la palabra «Chihuahua», en el corredor peatonal de la zona centro de la capital, fuera pintado y pasara del rojo priista al azul panista.
Es algo absurdo que la alcaldesa Maru Campos y las autoridades de correspondientes gasten recursos en nimiedades, que se ven más como un simple capricho, que como una necesidad real.
Probablemente Chihuahua capital sufre de rezagos en su infraestructura, o tenga un déficit de escuelas y hospitales, problemas de alumbrado público, o le urja un programa de bacheo o deba de reasfaltar algunas de sus avenidas principales, o sus vías de comunicación sean pocas para sus necesidades y las que tienen son deficientes, o tenga problemas de vivienda. En fin todos aquellos problemas y necesidades que se tienen en las grandes ciudades.
Entonces no se explica que por un simple capricho se empleen recursos para algo tan inútil, habiendo tanta necesidad.
O simplemente, Chihuahua capital no tiene esas necesidades. Y si es así, entonces habría que ir pensando en una redistribución de recursos en el estado.
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