Washington, D.C.- El primer ministro Mark Carney entró a la cueva de Polifemo este martes en lo que fue su primer encuentro cara a cara con el presidente estadounidense, una reunión de alto riesgo que pareció ir bien a juzgar por el intercambio de elogios entre ambas partes mientras que el presidente Donald Trump admitía que su sueño de anexar Canadá probablemente esté fuera de discusión.
Trump dio una cálida bienvenida a Carney en la Oficina Oval, diciendo que ambos discutirán algunos “puntos difíciles” durante su reunión. Añadió que el Primer Ministro es “una persona muy talentosa y muy buena” y que el ex banquero central merecía ganar las recientes elecciones federales en Canadá.
Trump señaló desde el principio que no iba a tratar a Carney con dureza como lo hizo con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy a principios de este año, cuando una reunión similar terminó en un caos , un escenario que los funcionarios canadienses temían.
“Tuvimos otra pequeña discusión con otra persona”, bromeó Trump. “Fue muy diferente; esta es una conversación muy amistosa”.
Interrogado si todavía hablaba en serio sobre su deseo de que Canadá se convierta en parte de Estados Unidos, Trump dijo que sí, pero reconoció que probablemente no sea una posibilidad.
“Para bailar el tango se necesitan dos”, dijo el presidente, y añadió que, “como promotor inmobiliario de corazón”, le encantaría ver a Estados Unidos extenderse desde la Costa del Golfo hasta el Círculo Polar Ártico. “Pero no vamos a hablar de eso”.
Hablando de su deseada anexión como estado 51 de EE. UU., Trump dijo: “Creo que es mucho mejor para Canadá”, afirmando que los impuestos serían más bajos para los canadienses y la defensa sería mejor si los dos países se unieran en uno.
Carney rechazó diplomáticamente los comentarios de Trump y dijo que, como promotor inmobiliario, debería saber que “hay algunos lugares que nunca están a la venta”.
“Nunca digas nunca”: Trump
Aun así, el presidente mantuvo la esperanza de que algún día su sueño se materialice. Trump diijo “nunca digas nunca” sobre la unión de ambos países.
En respuesta, Carney dijo: “Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca”, mientras los periodistas le gritaban preguntas al presidente.
Aunque respetuoso con Carney, Trump señaló que no está dispuesto a retroceder en la aplicación de sus aranceles punitivos que ya provocaron pérdidas de empleos en Canadá y una caída en las exportaciones canadienses hacia su vecino.
Interrogado por qué EE. UU. no cambiaría el rumbo, el presidente Trump respondió: “Porque simplemente es así”.
Con el pretexto del ingreso de fentanilo de contrabando de Canadá a Estados Unidos, Trump impuso aranceles a productos que no cumplen con el Tratado entre Canadá, Estados Unidos y México (CUSMA) para castigar a Canadá por su supuesta falta de seguridad fronteriza.
Canadá también fue sancionada con los aranceles de la “Sección 232” de Trump sobre el acero, el aluminio y los automóviles fabricados en Canadá, con algunas excepciones.
Carney refutó la afirmación de Trump de que los aranceles se mantendrán, argumentando que constituyen una violación del CUSMA. “Algunas cosas van a cambiar”, dijo el primer ministro canadiense.
A pesar de la acalorada retórica anterior de Trump sobre Canadá, el presidente estadounidense elogió al país durante todo el evento de prensa mientras estaba sentado junto a Carney.
“Vamos a ser amigos de Canadá. Canadá es un lugar muy especial. Amo a Canadá, tengo mucho respeto por los canadienses”, dijo, destacando su amistad con el jugador de hockey Wayne Gretzky como una señal de que habla en serio sobre su vecino del norte.
Trump elogió la victoria electoral de Carney y pareció atribuirse parte del mérito de ese triunfo en las urnas, señalando que el remonte del Partido Liberal después de haber estado hundido en las encuestas de opinión durante la mayor parte de dos años fue “una de las mayores recuperaciones en la historia de la política”.
Trump también señaló que está dispuesto a renegociar el T-MEC, diciendo que “es bueno para todos los países”, pero que es necesario realizar algunos ajustes no especificados, o de lo contrario tendrán que eliminarlo por completo.
“Vamos a trabajar en algunos cambios sutiles, tal vez”, dijo Trump, aunque reconoció que no hay nada concreto sobre la mesa en este momento. “Estamos trabajando más en conceptos ahora mismo”.
Carney estuvo de acuerdo en que el acuerdo comercial trilateral existente “será la base para una negociación más amplia”, y esas conversaciones comenzarán este 6 de mayo.
Trump miente, no se subsidia a Canadá
Aunque la reunión comenzó en terreno amistoso, el presidente pasó a denigrar la economía canadiense con sus amenazas de eliminar de algún modo la industria automotriz del país.
Trump también repitió su falsedad frecuentemente citada de que Estados Unidos de alguna manera “subvenciona” a este país con 200 mil millones de dólares al año.
El déficit comercial de Estados Unidos con Canadá, impulsado principalmente por las importaciones de petróleo barato, es mucho menor. Un déficit comercial no es un subsidio. Simplemente significa que Estados Unidos compra más bienes a Canadá que lo que Canadá le compra a EE. UU..
Por otro lado, a pesar de los datos comerciales que muestran que Estados Unidos depende de los productos canadienses, sobre todo porque el país vecino importa unos cuatro millones de barriles de petróleo al día, Trump repitió que “no necesita de Canadá”.
Por momentos, parecía que Carney tenía dificultades para intervenir y levantó la mano para hablar mientras Trump hablaba extensamente sobre temas no relacionados, mencionando al gobernador de California, Gavin Newsom, a los Washington Capitals, al ex primer ministro Justin Trudeau y adelantando que hará “un gran” anuncio futuro“, que ”no necesariamente tiene que ver con el comercio».
Sólo una primera reunión
Un alto funcionario del gobierno canadiense dijo que ésta es la primera de lo que probablemente serán más reuniones entre los líderes a medida que las dos partes comienzan el trabajo de crear una nueva asociación.
En ese almuerzo de trabajo, más allá del resplandor de las luces de la televisión, es donde comenzará el trabajo de conocernos y mejorar las relaciones, dijo el funcionario.
Previamente, el primer ministro Mark Carney planteó un nivel de expectativas mínimo para esta reunión, diciendo que los canadienses no deberían esperar ver ningún “humo blanco”, en referencia a lo que sucederá cuando se elija un nuevo Papa en Roma.
Laura Dawson, experta en relaciones entre Canadá y Estados Unidos y directora ejecutiva de la Coalición Fronteras del Futuro, dijo que podría no haber una solución satisfactoria a estas tensiones comerciales hasta que Carney y su equipo negocien un nuevo acuerdo comercial con Trump. El actual T-MEC será revisado a partir del próximo año.
Aunque puede ser doloroso tener que soportar los aranceles hasta ese momento, Dawson dijo que lo mejor para Canadá es no apresurarse para llegar a un acuerdo.
“Ahora mismo, Trump cree que tiene todas las de ganar. Si llegamos a un acuerdo muy, muy rápido, no sería un buen acuerdo para Canadá. Solo se consiguen acuerdos rápidos y contundentes si la otra parte cede”, dijo Dawson en una entrevista.
“Carney es un actor global experimentado y debió haber sido bien informado por los diplomáticos en Washington sobre un posible enfrentamiento”, añadió.
El presidente está empeñado en sus aranceles como herramienta para generar ingresos y una forma de traer fábricas de regreso a Estados Unidos y puede ser difícil sacarlo de esa posición, dijo Everett Eissenstat, quien se desempeñó como subdirector del Consejo Económico Nacional de Trump durante el primer mandato del presidente.
“Es poco probable que la relación entre Canadá y EE. UU.se resuelva en una sola reunión, pero sin duda es un buen comienzo”, dijo.
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