El stunt David Leitch, director de la primera entrega de John Wick (2014), ha llevado a la pantalla grande la adaptación cinematográfica de la novela gráfica de 2012 The Coldest City, creada por Antony Johnson y Sam Hart. Protagonizada por Charlize Theron (Hancock, 2008) y James McAvoy (Wanted, 2008). Atomic Blonde o Atómica (como se le conoce en México) es un filme de acción con temática de espías que busca dar un poco de aliento a este género con una propuesta de woman badass.
Ubicada en el Berlín de la víspera de la caída del muro de Berlín (noviembre de 1989), Atomic Blonde narra la complicada misión que se le asigna a la agente Lorraine Broughton (Theron), quien trabaja para la agencia de inteligencia británica. Lorraine debe recuperar un reloj de pulsera que fue arrancado de las manos muertas del agente Gascoigne, quien trabajaba para el MI6 en la Alemania Oriental. Dicho reloj contiene jugosos archivos con el expediente de numerosos espías de todo el mundo. Esta información amenaza el fin de la Guerra Fría y un posible recrudecimiento del conflicto. Lorraine será apoyada por su colega David Percival (McAvoy) quien le ayudará desde Berlín a encontrar el paquete mientras la inteligencia francesa, la CIA, la KGB y hasta la Stasi (la inteligencia de Alemania Oriental) persiguen el mismo objetivo.
El punto más débil de la película es sin duda, como la mayoría de la crítica apunta, su guion. El argumento es sencillo y efectivo para una cinta de acción, pero la trama de espías dobles se empantana innecesariamente en un constante intento por sorprender al espectador. Resulta predecible, tanto por su estructura narrativa como por lo convencional de su guion para construir el misterio y la intriga. El contexto del Berlín del 89 funge como mero fondo para la trama y pudo muy bien haber prescindido de dicho ambiente y haberse ubicado en otra situación. Esto resulta curioso ya que Leitch ha declarado que su intención no era enseñar historia o profundizar en el desarrollo de personajes y sus acciones, sino más bien explorar la estética del contexto y construir un espectáculo de acción afectivo.
No obstante su guion, Atomic Blonde es impactante con su fotografía en tonos fríos y usando el blanco como un elemento que hace resaltar aún más los planos llenos de luces neón. Fotografía a cargo Johnatha Sela (John Wick, 2014) que explotó a la fotogénica sudafricana para concretar fotogramas saturados de los ochenta, logrando mucha sinergia con la utilería, vestimenta, muebles y diseño de interiores sacado de la versión alemana de la década. El score original, así como la selección de temas, corrieron por cuenta de Tyler Bates quien ya ha demostrado capacidad para componer y seleccionar música interesante en cintas como Dawn of the Dead (Zack Snyder, 2004) y Watchmen (Zack Snyder, 2009). El deleite para los oídos va de cosas populares y clásicas (The Clash, David Bowie, Nena, Depeche Mode, A Flock of Seagulls) hasta composiciones cargadas de «hard synthwave» que recuerdan al estilo de Lazerhawk o al score original de la cinta Drive (Nicolas Winding Refn, 2011).
A diferencia de las secuencias veloces y cronometradas del mercenario John Wick, la agente Broughton se enfrasca en tiroteos y combates cuerpo a cuerpo más pausados, brutales y furiosos. Un punto a su favor es que la bella espía del MI6 no es una agente perfecta, pues se equivoca y la hieren permanentemente tras cada enfrentamiento (una especie de John McClane rubio y con brillantes tacones). Los moretones rojizos logran embonar con el blanco del personaje y el neón constante de la puesta en escena.
La acción ocupa poco más de un tercio de la cinta (se toma respiros para «desarrollar» la trama) pero cuando llega es espectacular. Planos secuencia o con muy pocos cortes donde la acción es clara y fácil de apreciar. Algo que le da muchos puntos a su favor es que es realista en su puesta en escena. Hay gadgets (dispositivos) de espía, armas, autos deportivos e incluso una «chica Bond», pero su tono realista es claro y no se suelta el chongo en elementos más allá de lo visual.
La química entre Theron y McAvoy se percibe (ambos actores cumplen bien su papel) pero el guion explora poco su relación. Sin embargo, el balance en este sentido viene con un reparto de papeles secundarios en los que se encuentra John Goodman, Eddie Marsan, Sofía Boutella (tal vez el personaje menos aprovechado) y Toby Jones.
Atómica acabó siendo una muy decente y memorable cinta de acción. Como película de espías es poco arriesgada y aún menos lograda, pero ciertamente el director cumplió su cometido al fijar su trabajo en la exploración estética y el armado de las secuencias de acción. Esta película desborda estilo. Personajes bien delineados y un guion con varios problemas. Una que otra decisión creativa y narrativa que pudieron resolverse con menos exposición, un poco más de acción o diálogos mejor enfocados.
A pesar de esto último, la cinta es fácil de comprender pero al final poco importa el trasfondo pues no se abordan temas históricos, éticos, morales y ni siquiera políticos. Es clara la importancia de la caída del muro de Berlín pero impacta poco en personajes que no dejan ver ninguna convicción ideológica o ética. Si gusta de cosas como las franquicias de 007 o el agente Jason Bourne, encontrará aquí un buen material de entretenimiento y goce estético. No espere la densidad de otras propuestas como El espía que sabía demasiado o El puente de los espías. Importan más los enfrentamientos directos que los conflictos de espías. La recomiendo harto, el guion afea el conjunto pero lejos está de echarlo a perder.
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