A menos de un mes del asesinato del líder ecologista Isidro Baldenegro, en la zona serrana del estado, fue asesinado a balazos el ecologista y jefe tarahumara Juan Ontiveros, en el municipio de Guadalupe.
Juan Ontiveros, fue capturado por dos hombres armados el pasado 31 de enero, según cuenta su hermano, que estuvo presente al momento del ataque y que logró ponerse a salvo. Narra que desde lejos escuchó los balazos que acabaron con la vida de su hermano, cuyo cadáver fue encontrado un día después.
Las autoridades han declarado que se trate de un crimen personal. «Los hombres que mataron a Juan no iban por él», señaló la Fiscalía del estado. Según el testimonio del hermano que iba con Ontiveros en el coche, los agresores intentaron averiguar dónde se encontraba su yerno, quien según los homicidas había matado a un familiar de ellos. Todo se trata de una venganza, según la investigación todavía abierta. Pero el brutal asesinato de otro líder ecologista, Isidro Baldenegro, hace sólo un par de semanas ha levantado las sospechas de las organizaciones ecologistas sobre los verdaderos motivos del crimen.
Por su parte Amnistía Internacional señala en un comunicado, que Ontiveros había presentado información al gobierno sobre los problemas a los que se enfrentaban en su pueblo, entre los que destacan la violencia relacionada al crimen organizado. «Con este fin, el 20 de enero había participado en una reunión de alto nivel con autoridades estatales y federales». Sin embargo las autoridades insisten en que no hay un vínculo entre este crimen y el de Baldenegro, además niegan en que los agresores tengan alguna relación con el crimen organizado, el cual está muy presente en la zona. También rechazan que la víctima hubiera presentado alguna demanda por amenazas.
La organización alerta de que el pueblo rarámuri se encuentra en riesgo. «Amnistía Internacional tiene información de que otros miembros del pueblo rarámuri han sido blanco de ataques tras haber informado a las autoridades o haber hecho declaraciones públicas sobre su preocupación por su seguridad», se lee en el texto que denuncia el asesinato de Ontiveros. Algunos líderes y sus familias han huido de la comunidad en años anteriores tras haber sufrido amenazas y ataques por parte de individuos armados, según denuncian las organizaciones ecologistas. El organismo añade que otros miembros de la comunidad Choréachi (ejido que lideraba Ontiveros) corren peligro.
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