1 José Eduardo Verástegui Córdoba, nacido en Ciudad Mante, Tamaulipas, de 50 años de edad, es actor, o lo fue, ex cantante y productor de cine, y sobre todo, el amigo mexicano de Donald Trump, de ideas ultraconservadoras y de extrema derecha. De hecho, una personalidad rara, que practica, por ejemplo, la abstinencia sexual desde hace 20 años. Antes de esta etapa de político conservador, fue un actor de regular éxito tanto en México como en Estados Unidos. En el plano artístico, su trabajo más reconocido ha sido como productor, incluso ganó un People’s Choice Award en el Festival de Cine de Toronto, Canadá, en 2006. Es de los actores y cantantes formados en el CEA de Televisa, pero todo aquello parece una etapa que quedó atrás, incluidos los chismes de romances con otros cantantes y actores, antes de decidirse a proclamar la abstinencia sexual; decimos proclamar porque es promotor de la misma. De hecho, otra de sus actividades es la de conferencista, y en los últimos años ha tenido cobertura mediática por su activismo político en las líneas de la ultraderecha. Su etapa de actor se desarrolló en mayor medida en los Estados Unidos, con apariciones frecuentes en TV y cine. En la primera década del presente siglo, empezó a producir con éxito, sobre todo en el vecino país.
2 En uno de sus últimos trabajos como actor, actividad que ha ido supliendo por la producción cinematográfica, fue en 2012, cuando interpretó al mártir mexicano Anacleto González Flores en la película de corte histórico Cristiada. González Flores, quien fue fundador y militante de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) y participó en la Guerra Cristera, murió fusilado tras ser torturado el primero de abril de 1927, durante el gobierno de Plutarco Elías Calles. Viene bien la referencia al abogado y cristero Anacleto González, quien en 2005 fue declarado Beato por el Vaticano, porque Eduardo Verástegui expresa un acendrado catolicismo, guadalupanismo y es un militante muy activo contra la agenda progresista llamada woke. Es de los que defienden que solo hay dos géneros: hombre y mujer. Una negación total a su presunto romance con el boricua Ricky Martin, antes de que este último declarara su homosexualidad y se convirtiera en un hombre que vive con libertad y a la vista del mundo sus preferencias sexuales, sin complejos ni ocultamientos. Volviendo a Eduardo Verástegui, se opone fuertemente al aborto legal; para ello ha participado en campañas de oposición a esta práctica, uniéndose además a la plataforma Derecho a Vivir, una iniciativa de participación ciudadana provida. También se opone a la eutanasia, al matrimonio homosexual y a la adopción homoparental.
3 Fundó la compañía Metanoia Films. Verástegui y su equipo de trabajo pretenden realizar producciones cinematográficas que generen conciencia en el espectador sobre temas sociales y familiares. Ejemplo de esto es Sound of Freedom, que recientemente despertó muchos comentarios e incluso felicitaciones de Donald Trump. A principios de 2007 fundó Manto de Guadalupe, una organización sin ánimo de lucro encargada de realizar misiones a diferentes lugares del mundo combatiendo la pobreza extrema, con el fin de colaborar en la construcción de viviendas, donar alimentos y medicamentos, y brindar asistencia en general. El Parlamento Italiano le entregó el Premio Madre Teresa de Calcuta por su labor social. También la Universidad Católica de Loja, en Ecuador, le otorgó el premio Tomás Moro. En fin, en los ámbitos católicos y conservadores tiene un gran reconocimiento, incluso a nivel internacional, en donde suele ocupar espacios en los medios informativos afines a las derechas. Su labor altruista y política lo ocupan actualmente. Baste decir que fue uno de los cuatro mexicanos invitados a la toma de posesión de Trump; los otros tres fueron Carlos Slim Helú, Carlos Slim Domit y Francisco Cervantes Díaz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
4 Nos ocupamos hoy de Verástegui Córdoba porque Alfredo Jalife-Rahme Barrios, quien se proclama como el segundo experto en geopolítica del mundo y es invitado habitual a conferencias y programas de opinión para hablar precisamente de geopolítica, hizo la semana pasada, el jueves concretamente, un vaticinio: “Los candidatos a la presidencia de México en 2030 serán Andy y Eduardo Verástegui”. Solo lo vaticinó, no hubo argumentos en que sustentar su dicho. Pero debemos recordar que Eduardo Verástegui trató de buscar la presidencia el año pasado por la vía independiente, lo cual no logró, ya que no juntó las firmas necesarias para competir por esa vía y el INE le negó el registro. Sin embargo, ha manifestado su propósito de crear un partido político y, considerando la vapuleada en que se encuentra la oposición en México ante la creciente hegemonía de Morena, y la complacencia y lo que ello signifique de Donald Trump, no suena descabellado ni lo del partido ni la candidatura. Recordemos que Trump ha golpeado mucho a Justin Trudeau, entre otras cosas para asegurar un triunfo de la derecha en Canadá y, aun cuando el 2030 queda fuera de su periodo presidencial de cuatro años, David Vance, de su misma línea ideológica, podría sucederle y continuar sus políticas. Reiteramos: Alfredo Jalife ve un encuentro por la presidencia de México en 2030 entre Andy López Beltrán y Eduardo Verástegui… ya veremos.