El corporativo empresarial juarense que tiene como barco insignia las tiendas de conveniencia Del Río y los Superettes encontró en la venta de gasolina una línea de negocios muy jugosa, por encima del área inmobiliaria, que es muy rentable y amplia. Empezó, pues, con buenos augurios la instalación de gasolineras Arco. Ya se tenía una serie de expendios de combustible con la marca Petrol, pero en una decisión del consejo administrativo se tomó la determinación de entrar con vigor al negocio de la venta de gasolina.
El cártel de las gasolineras
Los empresarios en Ciudad Juárez dedicados a la venta de combustible ya estaban muy acomodados, y quien informalmente los encabeza es Pedro Zaragoza, encargado de juntar las “aportaciones mensuales voluntarias” que rondaban el millón de pesos en 2019, año clave en este asunto. Esas cuotas voluntarias se entregaban al delegado de PROFECO, quien se quedaba con todo o repartía más arriba, sabrá Dios. Sin embargo, los empresarios pagaban con gusto, pues era el precio del permiso para servir litros de 900 y 800 mililitros, según la desvergüenza del propietario. Arco vino a romper el esquema: rápidamente, los expendios con esta marca se posicionaron como los de mejor producto y precio. Era común ver filas esperando cargar combustible, y precisamente en 2019 les cerraron tres expendios a Arco. Se aplicaba una reciente ley municipal que exige una distancia mínima de 100 metros entre un expendio y otro. Esto chocaba con la percepción de los juarenses, acostumbrados a ver en la vecina ciudad de El Paso gasolineras en las cuatro esquinas de un crucero.
El poder de Pedro Zaragoza
El asunto se convirtió en litigio judicial, pero en realidad era un juego de poderes. Quien estaba detrás de la clausura de las tres gasolineras era el poderoso empresario juarense Pedro Zaragoza Fuentes. Era secretario de Innovación y Economía Alejandro de la Vega Arizpe, quien contaba con el apoyo “irrestricto” del gobernador Javier Corral Jurado… y ni así pudieron lograr que los expendios de gasolina operaran.
Primera hipótesis
En realidad, Alejandra de la Vega contó con el apoyo de “pico” del gobernador Corral, ya que Pedro Zaragoza había sido su patrocinador político por más de 20 años. De hecho, pagó todas sus campañas, menos la de 2016. El entonces candidato Corral Jurado comentó más de una vez en su círculo cercano, ante la falta de recursos en la campaña a la gubernatura: “Con una llamada a Pedro se resuelve, pero cobra muy caro”. Seguramente se acordaba de los favores que tuvo que pedir y de los niveles a los que tuvo que llegar para acabar con el asunto de la pipa cargada de cocaína en la mesa de Otay. Ergo, no estaba dispuesto a enfrentarse a Pedro Zaragoza y solo le jugaba el dedo en la boca a Alejandra de la Vega.
Venganza de Maru
Oficialmente, era un asunto que estaba en los tribunales, con un amparo por parte de Almacenes Distribuidores de la Frontera contra la citada ley municipal de distancias entre expendio y expendio. Lo cierto es que era un asunto político que empeoró cuando llegó Maru Campos a la gubernatura, ya que encontró la manera de clausurar 27 de las 200 tiendas de conveniencia administradas por el corporativo en los primeros meses de 2022. En realidad, era una venganza política contra Alejandra de la Vega por su cercana colaboración con Corral Jurado, primero como secretaria de Economía y luego como su representante en Ciudad Juárez.
Lupita de la Vega al rescate
Hace unos pocos días, las gasolineras empezaron a operar luego de una parálisis de cinco años. Extrañamente, esto coincide con la incorporación de Guadalupe de la Vega Arizpe en el Consejo de Desarrollo Regional, integrado por Altagracia García, la empresaria más cercana a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. El asunto jurídico se resolvió: luego de cinco años, el amparo fue favorable… ¡Claro que no! Era un asunto político, y se resolvió por la vía política. Lupita es una de las siete mujeres empresarias (ocho en realidad, con Altagracia) que hablan al oído a la presidenta. Seguramente Pedro ya no intentará nada contra “las niñas De la Vega”, como suele referirse a ellas Rodrigo Mendoza, quien durante décadas fue el brazo derecho de Pedro Zaragoza.