¿La Secretaría del INE, primo delincuente?
El nombramiento de Claudia Arlett Espino, mejor conocida como Cata Espino, como secretaria del INE y segunda al mando después de Guadalupe Taddei Zavala, llegó pese a los razonamientos en contra de la consejera Carla Humphrey Jordán. Humphrey dio a entender lo que todos en Chihuahua sabemos: que Cata está inhabilitada por malos manejos administrativos para ocupar un puesto público. Esta inhabilitación fue dictada por el Tribunal Estatal de Justicia Administrativa (TEJA) del Estado de Chihuahua, pero opera para todo el país. Las irregularidades administrativas por las cuales se inhabilitó a la chihuahuense, al parecer, son solo el principio, y como es «primo delincuente», Morena se hace de la vista gorda y deja pasar la situación. Por lo menos eso parece.
Empezando octubre, el TEJA la sancionó
El magistrado Luis Eduardo Naranjo Espinosa, de la Cuarta Sala Especializada en Materia de Responsabilidades Administrativas, inhabilitó a Cata Espino para ocupar cargos públicos. Claramente, la Secretaría del INE es un importante puesto de carácter público, y más aún en este momento, ya que es la principal área donde recaerá la organización de las elecciones de jueces para mediados del próximo año. Esa elección, para la que se requieren 13 mil millones de pesos, no recibirá esos recursos, al menos no de manera oficial, ya que la presidenta ha dicho en varias Mañaneras del Pueblo que es demasiado cara. Entonces, Carla Humphrey tenía razones de peso para votar en contra. De hecho, la elección de Cata Espino carece de legalidad. Cata Espino no debería estar ahí, así de simple.
Evidencia de los arreglos del PRIMOR
La llegada de Claudia Arlett es evidencia de que, en el más alto nivel, priistas como Alito Moreno y el partido en el poder ya tienen arreglos y concesiones. El gran mérito político, si es que existe alguno, de Cata Espino es ser colaboradora de larga data e incondicional de la diputada Graciela Ortíz, brazo operador de Alejandro Moreno. Es claro que la posición fue solicitada por Chela Ortíz, a quien no le hacen ningún reproche porque, en 2021, declinó su candidatura a la gubernatura para unirse al PAN y evitar la llegada de Morena al gobierno del estado. En la política, las cosas dan muchas vueltas, y esta es una de ellas.
Adán Augusto quiere a Andrea como gobernadora
Los arreglos con entidades políticas de Chihuahua por parte del líder de la fracción mayoritaria en el Senado, Adán Augusto López, son el trasfondo de este nombramiento. Ya se ha comentado la excelente relación entre Alejandro Moreno y el exsecretario de Gobernación, una relación que no ocultan. Por cierto, el gobernador de Morena en Tabasco, Javier May Rodríguez, señala a López Hernández como responsable del creciente clima de inseguridad y del fortalecimiento de los cárteles de la droga en ese paraíso tropical. La llegada de Cata Espino a la segunda posición del INE responde a esta línea de pensamiento: crear escenarios favorables para un triunfo de Morena en Chihuahua en 2027, con la senadora Andrea Chávez Treviño como candidata. López Hernández hace alianzas con quien sea para lograr su propósito supremo, incluso aceptando a una persona inhabilitada para cargos públicos en una de las posiciones de mayor responsabilidad en el INE.
“No me salgan con que la ley es la ley”
Citando al clásico, queda claro que el cumplimiento de la ley no es una prioridad en los menesteres de la política. Seguimos igual que en el siglo XX, cuando la ley se acomodaba a los propósitos del PRI, aunque con una diferencia a favor del tricolor: se cuidaban las formas. Eran muy importantes; se buscaba que las cosas lucieran bien en la superficie. Por ejemplo, en los tiempos del PRI como partido hegemónico, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ya estaría fuera de la casa de gobierno “por motivos de salud” o alguna otra excusa. Aquello de que «en política, la forma es fondo» era y sigue siendo vigente. Sin embargo, las formas atropelladas de ahora reflejan una política que atropella.