Las negociaciones del Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) avanzan a un ritmo lento, sobre todo por la trabas y largas causadas por Estados Unidos, debido en gran parte a las condiciones que busca imponer, a lo que ambos países, tanto Canadá como México se han opuesto.
La lentitud con la que se están llevando a cabo las negociaciones ya han empezado a casar pérdidas para la economía en nuestro país, puesto que los empresarios, ante la falta de certeza, han detenido sus inversiones en nuestro país.
Ante este escenario cabe preguntarse, si en realidad forzar un mal tratado es mejor que quedarnos fuera del TLC. De verdad, ¿podrá ser lo peor que le pueda pasar a nuestro país? La pregunta es válida porque negociar un nuevo tratado es negociar con Donald Trump, que como candidato, desde su primer día de campaña que se ha dedicado a insultar a los mexicanos y ya como presidente se ha dedicado a ningunear a nuestro presidente, y sí lo sabemos no es el gran presidente, pero es nuestro presidente.
Trump ha tratado de chantajear y poner las condiciones más absurdas, como por ejemplo el pago del muro a cambio de un mal tratado, a lo que México se ha negado. Así, de ese tamaño es la política llevada a cabo por el Presidente de Estados Unidos. ¿Es esa la persona que queremos como socio comercial?
Y aunque importantes sectores dentro de los tres países urgen, especialmente a Trump a llegar a un acuerdo, también es cierto que cada vez hay una mayor presencia de grupos que piensan que tal vez lo mejor para nuestro país es salirnos del tratado.
Quizá lo que México necesita es aprender a rascarse con sus propias uñas y no depender tanto de Estados Unidos, quizá así construiríamos refinerías sin necesidad de importar gasolinas, quizá podríamos fortalecer nuestro mercado interno comprando nuestros propios productos, quizá podríamos abrir nuevos mercados, quizá podríamos revivir al campo, uno de los grandes perdedores del tratado en los últimos años.
Quizá quedarnos fuera del TLC no pudiera ser tan malo, más vale solos que mal acompañados. Digo.
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