Primera de tres partes
A pesar de los muchos años que voy cagando acuestas, no se ha anclado en mi cerebro el mentado Alzheimer, por ello en esta ocasión describiré vivencias que experimenté en el Estado de Yucatán.
La primera vez salí del entonces D.F., rumbo al pueblo de Veracruz en donde pernocté, de allí pasé de largo por el estado de Tabasco, llegando a Campeche haciendo escala de tres días, llamándome la atención el Baluarte de San Francisco, cuyas murallas de 6 a 8 metros fueron construidas en el siglo XVI y terminadas muchos años después, así como el Baluarte de San Carlos, ambos sirvieron para defenderse de más de una docena de piratas ingleses quienes asolaron, robaron y asesinaron a los españoles radicados en dicho lugar, fue conquistado por el adelantado de Francisco de Montejo (El Mozo), a quien le autorizó el rey de España Carlos I (1500-1588) y Emperador de Alemania quién ostento el nombre de Carlos V (1519-1556), siendo fundada la ciudad de San Francisco de Campeche el 4 de octubre de 1540.
Los piratas ingleses atacaban los galeones españoles que surcaban el Océano Atlántico desde la Nueva España y del Perú cargados de oro y plata, además esos filibusteros saqueaban la riqueza de los bosques de Chiapas y de Belice llevándose el palo de tinte, hasta que el sargento mayor Felipe de Andrade estacionado en el puerto de Veracruz los expulsó en 1717.
Observé varios lugares llamativos en Campeche, la Capilla de San Carlos en donde está alojado un Cristo Negro, posiblemente se volvió negro al estar expuesto al humo de los cirios durante cuatro siglos.
Acudí al templo de San Roque en donde se encuentra el Instituto Campechano y la Casa de las Artesanías de Tukulna. Visité una antigua casona con arcos rectos unos y otros curvos, rematados en la parte superior con vitrales del siglo XVIII.
El Templo de San Roque tiene la fachada amarilla, en su interior hay retablos barrocos. Me dirigí al edificio del Instituto Campechano el cual fue construido por los jesuitas, quienes fueron expulsados en 1777 de todos los dominios españoles por órdenes del rey de España Felipe III (1759-1788).
El Hospital de San Juan fue fundado por miembros de la Compañía de Jesús. Ingresé a la catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción la cual fue construida en 1760, caminé por los portales en donde en ese tiempo se encontraban las oficinas gubernamentales, enfrente de dicho edificio está la Plaza de la Independencia y en el centro hay un quiosco en donde tocan músicos ambulantes.
Compré una hamaca urdida con manos femeninas con hilos de colores, digerí camarón empanizado con coco, las demás veces pulpo, jaiba y pescado.
Dirigí mi automóvil con rumbo al sureste, desviándome hacia la ciudad sagrada de Edzna, que fue la esencia de la cultura maya, subí por la pirámide tres pisos de los cinco que tiene, continué mi camino vía Uxmal hasta llegar a la Ciudad de Mérida, hospedándome en el hotel Sevilla ubicado en la calle 65.
Al día siguiente era domingo, escuché música y encaminé mis pasos al Parque de los Héroes el cual está enfrente de la Catedral localizada en la calle 60, ocupé un asiento y escuché un trío los cuales cantaban Quisiera ser golondrina de Manuel «Wello» Rivas Ávila, quien se acompañaba con guitarra o piano, fue autor de: Obsesión, Mi agonía, Llegaste tarde, Con las alas Cortas, Yucatán, Dos, Culpable. La música yucateca es el plano ideal de los encuentros, ya que se ignora las barreras del tiempo, al oír esas voces los sentimientos conjugan imágenes y recuerdos.
Después escuché Los aires del Mayab la que fortaleció mi corazón y junto a mi asiento se encontraba Carlos Duarte Moreno, quién me dijo que él era el autor de la letra y la música de José del Carmen Domínguez y Zaldívar, oriundo de Dzidzantún, Yuc., el formó un dúo con el trovador Ernesto Paredes, posteriormente dirigió el Quinteto Mérida y fundó la orquesta típica Yucalpetén, fue autor de las canciones: Pájaro azul, Granito de sal, El día en que me quieras, Torcasita, Si llegara a besarte, Linda Muñequita, La Jarana y Por Yucatán, Pepe Domínguez falleció a los 50 años en La Habana, Cuba.
En compañía de Carlos Duarte Moreno asistí al Museo de la Canción Yucateca, escuché a la Orquesta Jaranera del Ayuntamiento de Mérida. Carlos Duarte ganó el primer lugar en los Juegos Florales patrocinados por el periódico El Universal, fue autor de: Como un granito de sal, siendo la música de Pepe Domínguez y otras canciones de Carlos Duarte como Manos de armiño, Boca loca, etc.
Carlos Duarte me platicó que conoció al patriarca de la trova yucateca de nombre Cirilo Baqueiro Preve alías «Chan Cil», también conoció a Huay Ciuc.
Por carecer el que éste escribe del arte de la oratoria, invitaba a mis reuniones bohemias al poeta de Carlos Duarte, cuando él pronunciaba las palabras, resonaban éstas con armonía, a estas tertulias asistían actores de la talla del tapatío Roberto Cañedo Ramírez, el cual siempre llevaba a su segunda esposa Ana María Padilla.
Cuando falleció a los 53 años Carlos Duarte Moreno el 23 de abril de 1959, asistí a su entierro en donde había pocas personas, celebrándose las honras fúnebres en el Panteón Jardín, ubicado entre Guadalupe Inn y San Ángel de la hoy Ciudad de México, al terminar de arrojar tierra sobre su féretro y depositar las coronas florales sobre su tumba, se oyó la voz de dos hombres vestidos de negro, los cuales corrían por la calzada del panteón, rompiendo el silencio con sus voces, difundiendo uno de ellos su clamor: «Parad señores sepultureros, la voz de Yucatán presente está para decirle a Carlos Duarte Moreno…» los asistentes quedamos anonadados, los dolientes de diferentes entierros al escuchar la invocación del yucateco, de inmediato se agruparon alrededor de la tumba del bardo de Carlos Duarte para escuchar un improvisado panegírico expresando: «Le llegó antenoche a su cabecera de su cama la misteriosa y pálida enlutada, ha muerto nuestro dilecto poeta Carlos Duarte Moreno, llorad pues, llorad amigos fieles del saber y del ser, porque la muerte es la puerta que conduce a Dios, que es el Absoluto…»Terminó diciendo: «La muerte es cierta, la hora es incierta».
Opina