Estrena un mes antes en México, Coco ha calado profundo y positivo en el público mexicano y en buena medida en la crítica. No es muy complicado entender su recibimiento en el país (se le describe constantemente como «una carta de amor a México») pues su dirección de arte y la obsesiva atención a cada detalle (muy característico de este estudio) que se aprecian en los adelantos ya auguran una cinta hecha y derecha para el público mexicano.
Dirigida por Lee Unkrich (Toy Story 3, 2011) y Adrián Molina (Monsters University, 2013), Coco es el producto final de un proyecto que supuestamente tiene cerca de una década de planeación y narra la historia de Miguel, quien vive con su enorme familia de zapateros en la ciudad ficticia de Santa Cecilia. Miguel tiene el sueño de un músico tan grande como Ernesto de la Cruz (quien rinde una especie de homenaje a los cantantes y actores del siglo de oro mexicano como José Alfredo Jiménez), sin embargo, su familia detesta la música y tiene vetada esa carrera para cualquier Rivera.
De nueva cuenta nos encontramos ante una historia sobre el camino del héroe, pues Miguel elige un camino hacia la música en oposición a los designios de su familia. La parte más débil de la cinta es seguramente el desarrollo de su historia.
Hacia el desenlace hay una confrontación con un villano con una resolución muy a la Scooby-Doo que percibo innecesaria para la historia y el mensaje que transmite la cinta. Se supone que es una película sobre el viaje de un héroe en el que se descubre a sí mismo y a la cultura que lo impregna. Su estructura narrativa es poco atractiva y no se sale mucho de las costumbres del estudio.
El primer tercio de la cinta es casi didáctica y presume constantemente el esmero que puso Pixar al estudiar la festividad, las localidades, los colores y la ambientación en conjunto. El segundo tercio (quizás el mejor), acelera el ritmo con un giro muy necesario a la historia que revienta en la cara del público la capacidad técnica de estos maestros de la animación, se desarrolla el conflicto efectivamente pero con poca elegancia a decir verdad (casi todo movido por afortunadísimas casualidades). El tercero se dedica a resoluciones, revelaciones y a disparar al espectador un montón de anclas hechas de emoción.
No obstante su historia, el resto es de una calidad abrumadora. Pixar trató con respeto, cariño y entendimiento al Día de Muertos y la cultura mexicana. Es normal temer que la presentación de nuestra idiosincrasia estuviese cargada de racismo y de la visión del turista hueco. Pero no percibo nada de eso en esta obra. El valor de la familia es claramente (porque lo repiten hasta el cansancio) el centro de la cuestión en Coco y sí hay mariachis, sombreros, cruces y cameos de referentes mundiales de la cultura mexicana, pero también se expone el valor de las tradiciones, el significado de varios elementos de los altares o la naturaleza de las familias matriarcales.
No faltan los que dicen que esta es la cinta de Pixar más asombrosa, como si el estudio no sobrepasara sus propios estándares con cada cinta, pero sin duda es impresionante el manejo de iluminación, el movimiento de los esqueletos, el diseño súper fiel de los alebrijes, en fin, los detalles en Coco la envuelven en un lenguaje completamente hogareño para el ojo mexicano. Algunos perfilan en esta una cinta universal y no queda más que ver como es asimilada en otras latitudes.
De la música se construyen altas expectativas (es el gran deseo del protagonista) y aunque la música es memorable se percibe un poco como la interpretación de un extranjero de la música. Es posible que algunos la sientan bastante aleccionadora, sobre todo desde la perspectiva de las nuevas generaciones de mexicanos y mexicanas ajenos a estas tradiciones, pues para acentuar la importancia de conservar estas tradiciones se apela a consecuencias de su abandono tan melancólicas como misteriosas.
No todo lo que hace Pixar es perfecto. Han desarrollado una técnica como cineastas que han pulido a saltos, pero por momentos puede sentirse como los que dan vueltas en su estado de confort. Aun así, este estudio sí que dio un brinco al vacío con Coco pues sin duda se metieron en un terreno espinoso para el extranjero y lo consiguieron a pulso. De su catálogo, considero, Coco difícilmente estará por encima de otras como Wall-e, The Incredibles o Inside-Out, pero sí que será de las más recordadas. La recomiendo ampliamente, su humor es asequible para todas las edades y es todo un deleite para la vista.
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