• Justo homenaje del gobernador Fernando Baeza al profesor don Armando B. Chávez, al periodista Pinedo y al rector Wilfrido Campbell •Gracias a la Universidad de Ciudad Juárez y a la revista Semanario, por fin se editaba el Diccionario de los Revolucionarios de Chihuahua • Arturo Proal ejercía con eficacia y talento cultural y político la muy delicada función de Secretario Particular del Gobernador en 1990
Eran los primeros días de octubre de 1990 cuando tuve la oportunidad de comentarle al gobernador Fernando Baeza Meléndez sobre el agradable final del esfuerzo del profesor Armando Bonifacio Chávez Montañez para editar su libro en el que menciona a los nombres de dos mil chihuahuenses que participaron en la Revolución Mexicana del 1910 a 1915, gracias a que Toño Pinedo y Wilfrido Campbell Saavedra asumieron esa tarea por parte de Meridiano 107 Editores y Revista Semanario, y por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez respectivamente.
Aunque el autor lo denominó «Diccionario», en estricta definición de ese vocablo no es tal, puesto que no es una recopilación de palabras sino de nombres de personas ordenados alfabéticamente por sus apellidos, que en número casi cercano a los tres mil, constituyen el cuerpo material del libro titulado Diccionario de Hombres de la Revolución en Chihuahua.
Igual recorrido al que hizo don Panchito R. Almada durante muy largos años por todo el territorio chihuahuense hurgando en archivos para integrar los libros básicos de la Historia estatal, también don Armando caminó de norte a sur y del oriente al poniente de Chihuahua, en busca de todos los sobrevivientes de aquel movimiento armado, y de los datos biográficos entre sus descendientes, de los que habían fallecido durante aquel convulsivo episodio de la vida chihuahuense.
En una acción sin precedente; con esfuerzo inaudito; apoyado en sus propios y muy reducidos recursos monetarios, don Armando dedicó fatigosas jornadas llenando fichas que vació en cuartillas, las que Toño Pinedo calculó en mil doscientos y casi tres mil nombres (Revista Semanario número 23 del 10 de enero de 1990), hasta lograr tener concluido, mecanografiado por el propio autor, el volumen original del acucioso trabajo.
Escribe Toño Pinedo: «Ya escrita la obra, Don Armando se da a la tarea de conseguir patrocinadores y acude al gobernador Oscar Flores y no consigue nada; con don Manuel Bernardo Aguirre, tampoco; ni con Oscar Ornelas ni en los primeros tres años de Fernando Baeza Meléndez».
Afirma Pinedo: «En fin, Don Armando tocó muchas puertas y nadie se las abrió… sólo Meridiano 107 Editores, que publica actualmente, en fascículos coleccionables de ocho páginas que se encartan en la revista a partir del número diez del 17 de septiembre de 1989».
En el diario Norte de Chihuahua (lunes 8 de enero de 1990) González Raizola denunció: «Otros se paran el cuello con la obra del Profesor Armando Chávez Montañez», referido al intento de plagio, fallido, que de ninguna manera hubiera podido consumarse puesto que ya Pinedo tenía casi terminada la edición y encartada en fascículos en su revista Semanario.
Y en eso surgió la decisión elogiable, necesaria, acorde con la categoría académica y cultural de la que es dueño, el rector juarense Wilfrido Campbell Saavedra que sumó a la Universidad la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en la tarea editorial que ya tenía en marcha Toño Pinedo.
Pinedo mismo señaló por su nombre a una tal Yolanda Mercader que con apoyo en la influencia de Lupita Rivera Marín, hija de Diego Rivera, trató de adjudicarse la obra del maestro Chávez Montañez que, para editarla, la estaban «revisando» en el CIDECH.
Escribió Pinedo: «Sólo que en la revisión el profesor Jesús Vargas Valdez, consultor técnico del Gobierno del Estado en asunto históricos, sacó en claro que Yolanda Mercader tomó el ochenta por ciento de su libro del profesor Don Armando, o sea que lo plagió».
Una mañana del lunes de la segunda semana de octubre de 1990 esperaba yo al gobernador Fernando Baeza Meléndez en el corredor de Palacio frete a la estatua de Venustiano Carranza, porque me había invitado a ir a Sueco en avioneta y de allí por tierra a revisar los avances de la autopista hasta Villa Ahumada.
Inesperada pero gratamente llegó el profesor don Armando y le hice saber que el gobernador no tardaba en salir de su oficina y que era conveniente que lo esperase para saludarlo.
–Maestro. Don Armando. Estoy mucho muy apenado con usted porque no lo hemos apoyado con nada para la edición de su libro–, le dijo Baeza, abrazándolo con efusividad, al profesor nacido el 14 de mayo de 1913 en el Mineral de Naica, Saucillo, y fallecido en Ciudad Juárez en 12 de agosto de 2003.
Agregaba Baeza: «Yo le ruego encarecidamente que a cambio de no haberlo apoyado con nada en la edición de su libro, me permita hacer aquí en el Salón Rojo la presentación de su obra, con asistencia de toda su familia y amigos, y de las familias y amigos de sus coeditores Antonio Pinedo y el rector Wilfrido Campbell, y todo los juarenses que quieran hacernos el favor de acompañarnos».
Luego, el gobernador se dirigió a mí: «Quédese. No vaya conmigo a Sueco. Pase al maestro con Proal y entre los tres pónganse de acuerdo para organizar a partir de hoy mismo ese acto en la fecha en que el maestro don Armando lo determine. Pero ya, dígale a Proal que este acto debe ser muy importante, muy de altura, muy trascendente».
Y, como firmando un compromiso de formalidad y a la vez de aprecio y cariño para con el maestro don Armando, el gobernador le precisó:
–Maestro yo no he asistido a ninguna presentación de libros a las que me han invitado, pero a la presentación del suyo, le prometo que allí estaré presente, y espero que acepte que sea en el Salón Rojo. ¿Le parece bien, maestro?
Y otra vez se dirigió el Gobernador a mí:
–Avíseles desde ahorita a Toño Pinedo y a Willy Campbell. Pero desde ahorita para que estén enterados y opinen, y sugieran.
Proal con su singular talento; su sabiduría; su prudencia; su alta capacidad organizativa; su inteligente don de mando, con inocultable alegría también abrazó emotivamente al maestro don Armando, diciéndole:
–Así como lo desea el Gobernador, preparemos un evento digno de lo que usted representa para la cultura, el magisterio y la Historia de Chihuahua; desde luego como expresa el gobernador, de agradecimiento para usted y para sus editores que hacen realidad su sueño editorial.
La presentación se hizo la tarde-noche del viernes 16 de noviembre de 1990 en el Salón Rojo de Palacio, encabezada por el maestro don Armando y los editores Antonio Pinedo y Wilfrido Campbell, con asistencia del gobernador Fernando Baeza Meléndez.
Chihuahua, marzo de 2017
*Premio Nacional de Periodismo
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