Detallaré el origen de quién fue ultra laicista, ultra jacobino y anticlerical, hijo de un borrachín desobligado de nombre Plutarco Elías Lucero, quién tuvo relaciones carnales con la viuda María de Jesús Campuzano, a quién embarazó, dando ella vida a un niño a quién los hermanos del beodo le pusieron Plutarco y el apellido judío de Elías. Al cumplir el niño un año, falleció la madre y su hermana adoptó al niño con el consentimiento de su esposo Juan B. Calles, descartando el apellido materno por lo que llevo el de Calles en agradecimiento al padre adoptivo.
Plutarco Elías Calles se casó con Natalia Chacón Amarillo, ella tenía un padecimiento asmático, fue muy apegada al hogar y a sus hijos, a los 48 años de edad falleció siendo enterrada en el Panteón Dolores.
Cuando Plutarco Elías Calles fue gobernador de Sonora, impuso fuertes restricciones en la producción y consumo de bebidas embriagantes, reformó el Código Civil para establecer el divorcio.
En 1923 fue candidato a la Presidencia, asumiendo el poder en diciembre de 1924, siendo abominable el haber modificado el Código Penal y la Constitución de México para fregotear a los sacerdotes católicos.
Comenzó clausurando siete centros de difusión religiosa y 76 conventos, 129 colegios católicos, 118 asilos, saquearon 51 iglesias en la Ciudad de México, prohibió la existencia de las capillas en los hospitales, cesó la intervención de religiosos en las instituciones de beneficencia, en 1926 estalló la Guerra Cristera, lo estólido de Elías Calles llegó a tal grado de que fueron asesinados sacerdotes y ciudadanos por el sólo hecho de asistir a la celebración de la Eucaristía y al afirmar que su religión la fundó Jesucristo.
Plutarco Elías Calles ordenó al Congreso de la Unión reformar el Artículo 83 de la Constitución para que Álvaro Obregón volviera a ser Presidente, siendo electo el 1 de julio de 1928 y el 17 de julio fue asesinado por José de León Toral en el restaurante La Bombilla ubicado en San Ángel.
Titulé este artículo que Obregón y Elías Calles fueron sayones, prueba de ello fue que sin proceso judicial fue fusilado un 23 de noviembre de 1927 el sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro quien segundos antes de recibir las balas en su pecho, lanzó con su voz la frase de «Viva Cristo Rey».
También fusilaron ese mismo día a Humberto Pro Juárez y al Ing. Luis Segura Vilchis por haber arrojado tres bombas caseras al automóvil Essex de Álvaro Obregón que en compañía de dos amigos transitaban por el Bosque de Chapultepec el 23 de mayo de 1923.
A pesar de que dejó de ser presidente el 30 de noviembre de 1928, Calles decidía los asuntos políticos, dejando a un lado a los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Luján Rodríguez, a tal grado que la voz popular proclamaba: «Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente».
Compruebo que Plutarco Elías Calles fue un rapaz al poseer las siguientes propiedades: Finca Las Palmas en Cuernavaca, la Quinta del Lago ubicada en la Calzada de Tlalpan y una casona en la Colonia Anzures, ambas en la Ciudad de México, la hacienda lechera Santa Bárbara y La Cotera a un paso del Chalco en el Estado de México y el Rancho El Tambor en Sinaloa.
El general Lázaro Cárdenas tomó la determinación el 1 de abril de 1936 de exiliar a Plutarco Elías Calles, junto con el líder Luis Napoleón Morones, Luis León ex presidente del PNR y Melchor Ortega ex gobernador de Guanajuato fueron subidos a un avión que los llevó a Brownsville, Texas y de allí Plutarco Elías Calles decidió irse a San Diego, California.
El 4 de mayo de 1941, por indicaciones del presidente Manuel Ávila Camacho, Calles regresó a la Ciudad de México y a pesar de que estaba casado en segundas nupcias con Leonor Llorente mitigaba el vacío del poder bebiendo bacanora mismo que lo llevó a una cama del Hospital Inglés llevando en la conciencia la responsabilidad de haber provocado en 1926 la Guerra Cristera que ocasionó la muerte de miles de cristeros en los territorios de los estados de Zacatecas, Michoacán, Guanajuato, Durango, Jalisco, Colima, San Luis Potosí y el Estado de México.
En 1928 el general Joaquín Amaro, cambio de impresiones con Plutarco Elías Calles, de dar por terminada la Guerra Cristera que ocasionó la muerte de 40 mil soldados del Ejército Mexicano, sugiriendo aceptar la propuesta de paz del mediador, el padre jesuita, John J. Burke, lográndose reabrir el 30 de junio de 1929 todos los templos católicos.
Tuvieron que pasar 65 años para que el presidente de la República Mexicana Carlos Salinas de Gortari cancelara las modificaciones ordenadas por Plutarco Elías Calles en la Constitución y en el Código Penal.
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