*Fuerte aguacero deslizó desde la cima del cerro una enorme piedrota sobre la Escuela Tele Secundaria del Mineral de Ocampo, Chih. *Por la insistencia del profesor Eduardo Delgado Sáenz y el terreno donado por don Tomás Aguayo, se reubicó a sitio seguro *Por orden de Patricio Martínez el 11 de agosto de 1999 se inició la obra y se terminó totalmente el 27 de octubre de 2000
Empezaba junio de 1999 y yo me dirigía esa mañana a Moris pero al pasar por la única y estrecha callecilla de la cabecera municipal de Ocampo me detiene una persona para mí totalmente desconocida y, después, muy mi amigo.
Me dijo: «Soy el profesor Delgado, director de la telesecundaria… quiero enseñarle una piedra para que la publique en su periódico Longitud 107».
¿Una piedra… si aquí lo que sobran son piedras, profesor, le dije.
–Sí, pero esta es una piedra especial y le agradecería que venga a verla. Cayó del cerro, hace cuatro noches, pero si se hubiera desgajado de día, tal vez no la estaba yo contando ni varios de los alumnos…
Y sí. Era una auténtica roca. La fotografié. En mi fuero interno me dije que había sido una estupidez construir una escuela allí al pie de la ladera casi vertical de un alto cerro, desde cuya cima, cualquiera se hubiera imaginado, sin equivocarse, de que podían caerle piedras a la escuela.
Parta quien no conozca Ocampo debo anotar que se encuentra al fondo de una profunda barranca , encajonado y en la confluencia de dos arroyos y las casas están fincadas en ambas laderas por la escasez absoluta del más mínimo terreno plano.
Me narra el profesor Delgado que solamente hay un pequeño lote, fincado, de unos 510 metros cuadrados propiedad del señor Tomás Aguayo Caraveo con una casita de dos cuartos donde vive, de prestado, la jueza regional, y que en ese sitio «quedarían muy bien los tres salones de la telesecundaria».
Yo veía, sinceramente, muy preocupado al profesor Delgado por lo sucedido y porque, me decía, estaba dando clases en la sala de usos múltiples de la Presidencia Municipal que le facilitó el alcalde Uriel Paredes Ponce, pero con un sinnúmero de incomodidades.
Me proponía el profesor Delgado, con insistencia, que fuéramos a hablar con don Tomás para pedirle el terreno, «y si usted se lo dice tenga la seguridad que no se niega», me reiteraba el mentor, egresado de la Escuela Normal Superior de Chihuahua con licenciatura en técnicas de la enseñanza.
Me convenció. Nos dirigimos al único e importante negocio con el nombre de «Casa Aguayo» , un hermoso edificio porfiriano, comercio en general, con descomunal y bien labrado mostrador de madera, de dos pisos, y allí estaba, atendiendo a unas personas, don Tomás, uno de los varios hermanos Aguayo Caraveo, de la familia con más abolengo en la comarca.
–Hola, hola. Qué milagrote que anda por estas lejanas tierras. Deme razón del licenciado Pérez Campos, gran amigo y benefactor serrano. Me lo saluda mucho», me dijo don Tomás con afable cordialidad.
Y luego: «Y usted profesor, me imagino que ya enroló a el amigo González Raizola en lo tocante a la escuela secundaria, ¿o no?
–Sí señor–, le contesta el profesor Delgado. «Y venimos a pedirle el terreno de al lado para levantar la nueva escuela… ¿Cómo la ve?
Muerto de risa el señor Aguayo Caraveo dio fin a aquella inesperada y, para nosotros, fructífera visita al puntualizarnos, en solamente cuatro palabras:
–Cuenten con el terreno.
De regreso a Chihuahua, sin olvidar mi «enrolamiento» en el asunto, apoyado en las fotografías de la piedrota, el manuscrito que elaboró en una hoja blanca el profesor Delgado, así como con la anuencia verbal de don Tomás Aguayo Caraveo, me apersoné en el despacho del jefe de Poder Ejecutivo de Chihuahua, y sin mucho pensarlo Patricio Martínez García me pide:
–Vaya ahorita mismo con Proal y dígale que le ordene al ingeniero Covarrubias que elabora el proyecto; que vaya a Ocampo y verifique lo que requiera verificarse, y que inicien la construcción de inmediato.
El secretario de Educación, Arturo Proal de la Isla, de inmediato hizo saber al ingeniero Covarrubias la orden del Gobernador. El miércoles 11 de agosto de 199 se iniciaron los trabajos; y el viernes 27 de octubre de 2000 la telesecundaria de Ocampo tenía ya un flamante nuevo edificio, sin riesgo de que le cayeran más piedras del cerro.
Chihuahua, 2016
*Premio Nacional de Periodismo 1973
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