•Javier Corral Jurado al gobernador Fernando Baeza: «Lo vi caminar solo con una persona ¿no tiene equipo de seguridad? •Gral. de Div. Roberto Cruz: «Quien decida darme en la madre me da aunque traiga o no traiga guaruras a mi lado» •Toño Pinedo Cornejo desayunó solo, con el gobernador Fernando Baeza, solo, en el ranchito ubicado en Lázaro Cárdenas, Chih. •Una dama balaceó a Patricio Martínez García porque el tal Escamilla solamente actuaba como simple «dama de compañía»
En mayo de 2008 adquirí un ejemplar de Chihuahua: fuegos bajo el agua (ensayos sobre su realidad social, política y cultural) original de mi viejo amigo el abogado Jaime García Chávez, pero tras leerlo con el mayor detenimiento, vino de Camargo el profesor Javier Chavira Chavira y se lo llevó sin mayor trámite.
Sabedor de que, quien presta un libro es un tontejo y doblemente lo es el que lo regresa, allí sepulté el asunto. Pero como su contenido cobra en estos tiempos una actualidad asombrosa, le pedí al autor me regalara uno de sus reservas, y sí, el lunes 7 de marzo de 2017 lo recogí en su oficina de manos de su amable y competente secretaria, y ya no lo prestaré ni a «San Cuilmas» si viene meloso a pedírmelo prestado.
Escribo estas líneas porque veo la foto de García Chávez en la página 14ª de El Diario de Chihuahua, del viernes 12 de mayo de 2017, al lado de un cabezal triple a cinco columnas, con texto del periodista Orlando Chávez Echavarría que dice:
«Porque insultó y amagó a reporteros en Palacio de Gobierno, pide activista salida del jefe de escoltas del gobernador por actitud agresiva».
Soy un viejecillo de 80 años pero mi memoria por suerte me es aún muy funcional, y por tanto me voy en el recuerdo a la mañana del miércoles 18 de febrero de 1987 en que, ubicado en el despacho del gobernador Fernando Baeza Meléndez, el incipiente reportero e inexperto jovencillo llamado Javier Corral Jurado, le preguntó al gobernante:
– «Oiga, lo vi caminar y la mera verdad le voy a decir, o no los ví, o creo que no traía agentes de seguridad»
Le responde Baeza:- «No los uso. No los necesito. ¿Por qué?»
Corral: «Tengo la imagen de un hombre acosado por el descontento popular, vulnerable…»
Baeza: «¿En qué aspecto?»
Corral: «Pues en el insulto o la majadería de algún ciudadano».
Baeza: «No. Creo que su imagen está equivocada. Yo no tengo porqué andar rodeado de un equipo de seguridad…»
Este fragmento de diálogo es parte del texto de la entrevista que en exclusiva y con caballerosidad el gobernador Fernando Baeza le concedió a Corral, que la publicó en el quincenal «Cincel» año 1 número, de marzo de 1987.
Y a propósito de guaruras, recuerdo que una noche de abril de 1989 caminaba yo por la calle Once, entre Bravo y Jiménez, cuando me alcanzó el gobernador Fernando Baeza que iba manejando, solo, un carrito pequeño y me gritó: «véngase, le doy el aventón, véngase».
Crucé la Once y abordé el carrito, preguntándole al mismo tiempo «¿por qué andaba solo a esa hora? ¿Y los guaruras?».
Le caló mi pregunta. Se orilló a la orilla, como dicen los chilangos. Detuvo la marcha. Se estacionó perfectamente. Y casi como un regaño, me cuestionó:
– «Cuándo me ha visto con guaruras. Cuándo? A ver, dígame ¿cuándo? Porque yo le diré que los guaruras le generan animadversión popular a todo empleado público y con mayor razón al Gobernador, que siempre, siempre en todo momento, debe estar cercano, accesible al pueblo que lo eligió».
Otro recuerdo. La noche del viernes 16 de noviembre de 1990 me tocó organizar un acto solemne dispuesto por el gobernador Fernando Baeza para presentar el libro «Hombres de la Revolución en Chihuahua», del profesor don Armando B. Chávez M., editado por Toño Pinedo Cornejo y Wilfrido Campbell Saavedra por sus respectivas instituciones, Editorial Meridiano 107 y la Universidad de Autónoma de Ciudad Juárez, con recinto, el Salón Rojo del Palacio de Gobierno, pleno de asistentes calificados en la historia, la literatura, el periodismo, de universitarios, maestros en ejercicio y con público en general, y le pregunto a Toño Pinedo:
«¿Vio algún guarura con puertas abiertas de Palacio y del Salón Rojo?»
Como reportero vi construir las vías, los puentes, los túneles del Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, pero cuando los trenes ya corrían entre Chihuahua y Los Mochis, no había viajado en ellos, por lo que un día decidí irme de pinta y, en el Mercado Popular de Los Mochis encontré comprando verduras al general de División Roberto Cruz, avecindado en la comarca, de conocidos antecedentes en la Revolución Mexicana, amigo de Calles y de Obregón y le pregunté por qué andaba solo, si por su alto rango militar debería andar acompañado de unos cuatro asistentes para su seguridad personal, y me explicó que los había rechazado cuando la Secretaría de la Defensa Nacional se los asignó en tiempos del General Cuenca Díaz.
—«Mira muchacho, el día que alguien decida darme en toda la madre, me dará en la madre, así ande acompañado de guaruras o sin guaruras».
El 21 de marzo de 1991 por gestoría mía el gobernador Fernando Baeza concedió a Toño Pinedo Cornejo una entrevista con desayuno de dos horas, solos, solitos los dos, en su ranchito de Lázaro Cárdenas, y ya de regreso en Chihuahua, ante el Monumento a Don Benito Juárez, le pregunté a Toño Pinedo Cornejo si los había interrumpido algún guarura.
—«Nadie. Desayunamos Baeza y yo solos. Platicamos solos. El chofer se quedaba esperando en la camioneta. No. No vi guaruras».
El gobernador Oscar Flores en más de diez ocasiones me encontró por la calle Aldama cuando iba, solo, casi corriendo porque caminaba super aprisa y me jalaba: «véngase Gonzalitos, vamos al café de la esquina». Flores ni automóvil usaba. Siempre andaba solo, a pie. De vez en cuando lo trasladaba su único ayudante, don Federico Chacón Prieto, en el auto propiedad de Chacón, que era gordito y aunque quisiera ir a donde caminaba Oscar Flores, pues no lo alcanzaba.
Don Saúl González Herrera, gobernador por un año, salía solo del Palacio y se metía en un cafecito que estaba allí cerquita, por la calle Aldama casi esquina con Vicente Guerrero.
Don Roberto Cruz: «Cuando me quieran partir toda mi madre, me la partirán con guaruras o sin guaruras».
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