«Cuando empresas de ingeniería de todo el mundo le dijeron al gobierno mexicano que sería imposible construir una nueva refinería con el presupuesto y el plazo que proponía el país, el presidente Andrés Manuel López Obrador se rehusó a aceptar el veredicto», publica The New York Times.
En vez de ello, agrega, el presidente declaró el 9 de mayo que Pemex, la compañía petrolera estatal, y la Secretaría de Energía se harán cargo del proyecto. Prometió que la nueva refinería, la cual representa su apuesta de alcanzar la autosuficiencia energética en México, costaría solamente 8,000 millones de dólares y estaría lista para 2022.
«La decisión de rechazar a las empresas de ingeniería y seguir adelante con un enorme proyecto de infraestructura refleja un patrón en la dirigencia de López Obrador, a menos de seis meses de haber entrado en funciones·, según el influyente rotativo.
«Cuando se le dice que uno de los planes que ha concebido es imposible, se aferra a él y ordena a sus funcionarios que conviertan en realidad sus ideas·, agrega.
El Times recuerda que una de sus primeras medidas como presidente fue cancelar la construcción de un nuevo aeropuerto para Ciudad de México. En su lugar, propuso construir un segundo aeropuerto para complementar el que ya se encuentra en la capital, aunque no se han finalizado los estudios sobre la viabilidad de aumentar la cantidad de vuelos en el espacio aéreo compartido.
«López Obrador le cedió la responsabilidad del nuevo aeropuerto al ejército mexicano, una de las instituciones más turbias del país», advierte el NYT.
«Otro de sus grandes proyectos es un tren que recorrerá en un circuito la península de Yucatán, una iniciativa que, según argumenta, traerá desarrollo a una de las regiones más pobres de México. Grupos indígenas y ecologistas se han opuesto al plan, pero la construcción ya comenzó», indica el periódico.
La refinería es el más costoso y complejo de sus proyectos.
No obstante, López Obrador ha defendido su voluntad. “No tenemos ninguna preocupación”, dijo ante los reporteros en su conferencia de prensa diaria. “Va a salir y es un desafío, pero tenemos que hacer la refinería y por eso se decidió tomar esta decisión”.
Los críticos advierten que López Obrador —quien ha hecho de la austeridad el símbolo de su presidencia— está despilfarrando los escasos fondos públicos en proyectos que podrían convertirse en elefantes blancos.
“El gobierno le está aventando dinero que no tiene a una refinería que no va a ayudar”, escribió el columnista Esteban Illades en Twitter.
«El gobierno había anunciado en marzo con cierta algarabía que convocaría al mejor talento internacional para la administración del proyecto de la refinería. Cuatro firmas internacionales fueron invitadas para competir por la licitación», cita el Times.
Pero una, Technip, con sedes en el Reino Unido y Francia, decidió no participar. Las otras tres —un consorcio de Bechtel y la compañía italiana Techint; la empresa australiana WorleyParsons, y KBR, con sede en Houston— hicieron ofertas que estimaban los costos entre 10,000 y 12,000 millones de dólares.
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