Este martes 12 de febrero, luego de un juicio de tres meses de duración en una corte de Nueva York, un jurado compuesto por doce ciudadanos ha declarado a Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo”, culpable de los cargos que se le imputaban y le ha impuesto una condena a cadena perpetua sin derecho a fianza.
A Guzmán Loera le fueron imputados con 17 cargos penales, de los cuales se concentraron en diez, para darle agilidad al proceso. La Fiscalía tuvo que probar que el acusado distribuía droga de manera concertada con al menos cinco personas y que actuaba como gestor de la organización. También que sobornó, torturó y asesinó para proteger y hacer crecer el negocio.
Durante el juicio salieron a la luz información proporcionada por decenas de testigos y cientos de evidencias para demostrar cómo El Chapo en asociación con Ismael El Mayo Zambada, quien aún sigue prófugo, manejaban una organización criminal que se dedicaban al trasiego y distribución de drogas.
También se reveló cómo el capo mexicano sobornó a los ex presidente Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, además del ex secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, además de haber ordenado el asesinato del zar antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos, quien sobrevivió al atentado pero quien murió posteriormente en un accidente aéreo junto al secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño.
Si sus tácticas no funcionaban, siempre tenía un plan para evadir la captura.
“¿Quién viaja en vehículos blindados con guardias de seguridad? ¿Quién no tiene uno sino una serie de túneles para escapar? ¿Quién tiene una armada de gente peleando por él?”, fueron los alegatos finales de la fiscal Andrea Goldbarg. “Era porque sabía que era culpable”, aseguró. Se le describió como un criminal astuto y cruel.
La Fiscalía presentó su causa durante 11 semanas. Llamó al estrado a 56 testigos, 14 de ellos cooperantes protegidos, doce de los catorce, tenían acuerdos de colaboración, como los capos colombianos Juan Carlos Ramírez, alias Chupeta, y los hermanos Cifuentes.
Por otra parte la estrategia de la defensa buscó presentar a los testigos como criminales mentirosos que con sus confesiones pretendían reducir las condenas y proteger a sus familias. “No les pedimos que tengan simpatía hacia ellos”, dijo la fiscal, “solo que determinen si sus testimonios tienen sentido con las pruebas aportadas”. Once trabajaron o fueron socios del cartel bajo el liderazgo de El Chapo e Ismael Zambada.
La Fiscalía también presentó a Jesús El Rey Zambada (hermano de El Mayo Zambada), como uno de los testigos estrella, cuyo testimonio, dejó claro que Joaquín El Chapo Guzmán era el líder de la organización, a pesar de los esfuerzos de la defensa en alegar que el líder de la organización era El Mayo.
Entre las pruebas estaban cientos de llamadas interceptadas y mensajes del acusado con sus asociados, en los que se dejaba ver cómo gestionaba la empresa criminal. Con sus propias palabras se mostró a sí mismo como el Jefe.
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