El asesinato de Miroslava me ha caído dos veces, la mañana del 23 de marzo a las siete y media de la mañana más o menos, cuando lo supe y se fue creando en mi interior una creciente inquietud hasta que en brazos de mi amiga Patricia pudimos llorar ambos, tanto por la muerte de Miroslava Breach y yo egoístamente por el gusto de abrazarla, de comprobar que mis temores camino a su casa eran infundados.
Hoy a media mañana me volvió a caer la muerte de Miroslava, cuando veo los encabezados del asesinato de Javier Valdez, a quien sólo conocí, antes de hoy, por su trabajo en el semanario RíoDoce, una trabajo periodístico inusitado sobre todo por hacerse en Sinaloa, no dejaba de sorprenderme a la distancia, el compromiso con el oficio, tal vez en más de alguna ocasión pensé en la temeridad.
Apenas hoy empecé a conocer realmente a Javier Valdez, a través de la angustia y dolor que sentí en Patricia, en su desesperanza «y con esto supongo que menos posibilidades hay de regresar», me escribió y me rebele.
La generosidad de Patricia me inició en el conocimiento de la persona, de Javier Valdez, quien todavía no cumple 24 horas de muerto, de asesinado.
Dolorida y angustiada Patricia parece tener la necesidad de que yo conozca a Javier Valdez, que sepa de qué tamaño es la pérdida. Me envía lo escrito por Sanjuana Martínez quien escribe citando al propio Javier ‘Siento la mira del arma en mi cabeza’, no dejó de hacer periodismo aún con esa sensación. Veo también en la palabras de Sanjuana el gran cariño a Javier y la indignación por el crimen; se dice encabronada y suelta un «¡Basta!».
Patricia me da más, la indignación y coraje de Marcela Turati quien termina su texto con «tomo prestadas las palabras del maestro Galeano que son las únicas que me vienen a la mente para ti, Malayerba, dedicadas a quienes se han jugado la ropa y la vida con dignidad:No,no,no tú no moriste contigo. No Javier, tu no moriste contigo».
Me acerca más a Javier, regalándome el breve texto de la periodista chilena Mónica González. Breve, conciso y lleno de indignación.
Me impacta el tuit de Javier sobre la muerte de Miroslava «A Miroslava la mataron por Lengua Larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportar este infierno. No al Silencio», consecuente hasta el final, que lástima que nunca estreché su mano.
En mi condición de funcionario público me había resistido a escribir o siquiera decir «matando a los periodistas no se mata a la verdad», lo consideraba, hasta hoy, totalmente impropio a mi condición de servidor público, en estas posiciones hay que dar soluciones no denunciar eventos tan lamentables, hay que encontrar a los culpables no protestar pensaba. pero hoy me sale de lo profundo, tanto por Miros que conocí, como por Javier que empiezo a conocer, repetir la frase y pensando en los periodistas de esos calibres que aún bregan: «Matando a periodistas no se mata la verdad».
Opina